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Título: YA SE PUEDE CONSULTAR ON LINE EL ATLAS AMBIENTAL DE BUENOS AIRES (29/08)(La Nacion)
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Argentina - 29/08/2006
Contiene información de los últimos dos siglos .Cruza datos biológicos, geológicos, arquitectónicos y meteorológicos de la ciudad
¿Quiere saber si la casa que se va a comprar está en una zona inundable? ¿Desea conocer como fue variando la ciudad desde el 1700 hasta hoy? ¿En qué corte geológico se halla la avenida Figueroa Alcorta? ¿Cómo son las cucarachas que conviven con los porteños? ¿Cuál es la relación entre villas de emergencia y barrios cerrados? ¿Hay algún gasoducto importante cerca de su departamento? ¿Dónde está la estación de GNC más próxima a su trabajo?
El Atlas Ambiental de Buenos Aires (AABA) no sólo ofrece todas estas respuestas, sino también fotografías, gráficos, mapas interactivos elaborados sobre la base de las últimas investigaciones de biólogos, físicos, meteorólogos, geólogos, arquitectos, entre otros especialistas argentinos.
“La propuesta permite entender la ciudad como un sistema en el que el clima, la geología, la fauna y la flora urbana interactúan con la población”, señala la doctora en geología Paulina Nabel, directora del proyecto que impulsan el Conicet, el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Aunque la presentación formal en sociedad de la primera etapa del atlas, que incluirá un libro y un CD-ROM, será en marzo de 2007, ya se pueden ver en Internet sus contenidos elaborados y editados hasta el momento, como lo hacen las 3000 visitas y los 750 usuarios registrados, que también reciben información diferenciada.
Para todos los gustos
Docentes, estudiantes y urbanistas que requieren datos para sus investigaciones o empresarios que usan los mapas para entender los distintos problemas de la ciudad son algunos de los usuarios de este atlas que en sus orígenes tuvo como uno de sus modelos el de la ciudad de Berlín y que hoy ofrece servicios como la impresión de mapas en formato PDF y el acceso a mapas interactivos y a los elaborados para el programa gratuito Google Earth.
“Todo este cuerpo de conocimiento está pensado para que tenga utilidad a la hora de tomar decisiones sobre el manejo del ambiente de la ciudad”, destaca Nabel.
Un equipo de diez personas recibe los textos académicos de unos 60 científicos y les da la forma, movimiento, color y sonido. Allí, no sólo se hallan datos, sino que se los ubica en un contexto para comprenderlos en su real dimensión.
“Es importante que puedan entenderse las interacciones que a veces quedan descuidadas. En este caso, las fuentes son investigadores confiables en cada uno de los temas y esto da la seguridad de que el material es de excelente calidad”, agrega Nabel sobre el AABA, un proyecto codirigido por el Planificador Urbano y Regional David Kullock y cofinanciado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación a través del Foncyt.
Con un mínimo movimiento del mouse es posible observar en planos y con testimonios de época cómo fue creciendo la ciudad en avenidas, líneas férreas y centros urbanos desde hace dos siglos.
“Uno de nuestros investigadores describió el modo en que la ciudad se fue estructurando en distintas épocas a partir de ciertos puntos, como las instituciones bancarias, los cines y los centros comerciales, y cómo fueron impactando en el resto del conurbano. Con esto editamos y desarrollamos infografías que reflejan sintéticamente este proceso”, resume el responsable de la edición y la comunicación, Hernán Bisman.
El viaje en la línea del tiempo también permite mirar en forma dinámica cómo variaron los patrones del hábitat que fueron dando otro paisaje a la metrópoli. Pero además de contemplar la superficie es posible sumergirse en las entrañas del suelo y detectar cómo fluctuó el nivel de la capa de agua según el consumo por una mayor o menor producción económica.
“El atlas está dividido en 14 unidades temáticas y en todas hay mapas interactivos, y enlaces a bibliografía y otras páginas de Internet. Un segundo nivel de lectura ofrece explicaciones. Cuando la palabra utilizada es demasiado técnica, se puede usar el glosario en línea que aclara el concepto, lo que sería el tercer nivel de lectura. El objetivo es dar información inicial y luego el usuario puede avanzar y profundizar según su interés”, detalla Bisman.
A un clic de distancia
Entre las posibilidades disponibles está recorrer la imagen del plano de la costa y, si se marca un área de interés como Vicente López, en un clic se accede a fotos del lugar con datos sobre la obras en la ribera. Las alternativas son múltiples y se calcula que una lectura veloz del sitio lleva más de cinco horas, y aún falta cargar un 30% de la información.
En marzo próximo está proyectado completar el 100% de los datos de esta etapa inicial. “Este producto tiene sentido si sigue actualizándose y manteniéndose en el tiempo; si no, es un enorme esfuerzo que queda congelado”, concluye la doctora Nabel, sin ocultar su deseo de que el proyecto continúe a largo plazo.
Es que, a partir de este momento, cualquier cibernauta del mundo cuenta ya con una perspectiva totalmente inédita de la ciudad porteña y el aglomerado bonaerense con sólo navegar en el sitio www.atlasdebuenosaires.gov.ar .
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