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Título: RIACHUELO: Alta suciedad..
Argentina - 05/12/2004

Riachuelo significa río chico. Pero el Riachuelo que recorre 65 km de la Capital y el conurbano es un largo río de basura, chatarra y desperdicios tóxicos que configura un cuadro de desastre ecológico, con peligro para la salud de millones de personas. En sus aguas viscosas no hay peces sino bacterias. ¿Tendrá arreglo?


Leonardo Torresi.
ltorresi@clarin.com
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Parece una escena de cine italiano. Pero no es cine. El pibe sin zapatillas corre sobre el barro a toda la velocidad que puede, hasta que se graba la cara contra el alambrado, de donde se cuelga con todos los dedos. "¡Papá! ¡Un barco!" grita con la excitación propia de situaciones infrecuentes. Su casa se levanta casi sobre el nivel del agua, pero lo que observa es toda una rareza. Pocos -por no decir nadie- navegan por el Riachuelo a la altura del Puente Alsina. El bote que lleva a Viva por esas aguas turbias y densas estaba fuera de libreto.

Riachuelo, en verdad, significa río chico. Pero por estos pagos, decir Riachuelo es hablar de algo contaminado, putrefacto, sin arreglo. Y no es para menos. Navegarlo ya provoca una sensación desagradable: el bote hace las veces de un gran patín que se desliza sobre una lámina patinosa, con tersura de aceite y olor penetrante, mezcla de petróleo y cloaca. Todo a la redonda es un gran manto negro e inmóvil al que carcomen sin pausa miles de burbujas que revientan en cámara lenta. Ese ballet burbujeante es la expresión en superficie del gas metano que asciende desde el fondo de este río muerto que yace entre Capital y Provincia.

Atención: un frasco de desodorante avanza como un torpedo en dirección al bote. Por poco no no hay colisión. Que el frasco se mueva tan rápido es una rotunda y misteriosa excepción, porque casi todos los objetos flotantes permanecen quietos. Un pañal, naturalmente usado, seguirá en el mismo y exacto punto dentro de una hora, cuando la lancha vuelva a pasar, esta vez río abajo.

El Riachuelo es una calamidad. "No es exagerado pensar que estamos frente a un riesgo de catástrofe ambiental de inimaginables consecuencias. Es el peor desastre ecológico del país", concluyó sin eufemismos la Defensoría del Pueblo de la Nación, en un informe que elaboró a partir de la insistencia y las denuncias de los vecinos.

Una calamidad. ¿Llegará alguna vez una solución? Los famosos mil días que prometió María Julia Alsogaray para dejar al Riachuelo con el aspecto de una piscina resuenan como una broma macabra.

Como sea, aún hoy sigue en ejecución el plan que cobró forma durante el gobierno de Carlos Menem. Claro que de los 250 millones del crédito inicial para las obras, una gran parte -150 millones- se fue hace dos años para costear planes sociales y atender otras necesidades sociales. En un principio, la prioridad la tuvieron distintas obras hidráulicas contra las inundaciones. Ahora el Gobierno pretende utilizar el dinero que queda para disminuir la contaminación, ampliando la red de cloacas en el conurbano. Todo esto en medio de anuncios impactantes sobre posibles inversiones en la Argentina de capitales chinos, que entre otros destinos se abocarían a la atención de un problema, el del Riachuelo, que a decir verdad existió desde siempre.

O casi siempre. El primer intento de salvar al Riachuelo se remonta a 1830, cuando se prohibió tirar en sus aguas los desperdicios de los saladeros. Tres décadas más tarde, un nuevo decreto hablaba de "la necesidad urgente de disminuir la putrefacción de sus aguas". Muchos años después llegó la explosión fabril, y con ella los vertidos de metales como el cromo o el plomo. Nada ayudó al Riachuelo su condición de frontera política entre la Capital y la Provincia.

Sobre el Riachuelo-Matanza (y todos los arroyos que completan la cuenca) tienen jurisdicción o competencia 9 entes nacionales, 8 entes de la Provincia, 8 de la Ciudad de Buenos Aires y 14 municipios. Más todavía: 55 normas, desde la propia Constitución Nacional hasta disposiciones de ministerios y ordenanzas municipales deberían resguardar su preservación. Pero nada. Anuncios de reparación hubo cientos. Sin embargo, ninguno alcanzó la calidad de fiasco del que hizo el 3 de enero de 1993 María Julia Alsogaray, entonces secretaria de Recursos Naturales y Medio Ambiente y ahora en prisión. Prometió, cómo olvidarlo, que en 1.000 días se iba a poder nadar en el Riachuelo. Así, se creó el Comité Ejecutor Matanza-Riachuelo (CEMR), aún vigente, con el objetivo de encarrilar un préstamo de 250 millones de dólares otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). De ese dinero, se invirtieron unos 30 millones, pero el 77 por ciento fue para consultorías.

Sólo el 5 por ciento se utilizó para remover barcos hundidos y para hacer tareas de limpieza superficial. El saneamiento de la cuenca, hay que aclararlo, no es chiste. En los distritos que abarca el área viven unos 4,8 millones de personas. Es el 13 por ciento de la población del país, que llegará al 14 por ciento en 2008, en base a proyecciones del INDEC.

En los propios territorios costeros (hasta 400 metros del cauce) la superpoblación se mantiene constante, pese a las repetidas inundaciones.


La flota fantasma

El buque, podrido, se llama Cabo Blanco. No se ven bien las letras, pero todavía se llega a leer. Hay 75 barcos en desuso en la zona portuaria del Riachuelo. De ellos, 17 están hundidos. La chatarra suma unas 850 toneladas.

Raro: los silos y las torres de Avellaneda se reflejan con belleza en la capa oleosa. El Puente Pueyrredón inspira respeto desde abajo. Apenas cruzando el puente del Ferrocarril Roca hay una villa con las últimas casas sobre pilotes. La Capital termina -o empieza- sobre el Riachuelo, como cayéndose de sí misma.

Un poco más allá, inesperado, estalla el verde. El río putrefacto y la basura que en cada tramo luce a punto de desmoronarse sobre el agua, privan de un paisaje precioso. Los árboles se inclinan con las hojas sobre el agua y, sorpresa, se destacan algunas palmeras, robustas y orondas. El club Regatas de Avellaneda conserva su embarcadero más o menos entero y muy cerca, en la otra orilla, empieza la Villa 21, con sus casas separadas del agua sólo por alambrados.

Otra vez enfrente, sobresalen los restos del Conurbano superindustrial. Las moles de la Gurmendi, de la Siam; una chimenea mocha que parece de Bagdad, aunque ésta fue cayendo de a poco, sin necesidad de bombas enemigas. Por fin, se ve una fábrica en funcionamiento. Desde ella surge un caño que transporta -ocioso señalar adónde- un fluido sospechoso. En su informe, la Defensoría de la Nación precisó que en el Riachuelo se vierten 88.500 metros cúbicos de residuos industriales por día. En el agua y en los barros hay plomo, cromo y cadmio, entre otros metales pesados y nocivos para la salud.

Otros datos indican que de las casi 3 mil empresas que hay en la cuenca, apenas 80 son responsables del 80 por ciento de la contaminación. Los permisos de vuelco los otorga la Provincia de Buenos Aires, es decir que los municipios están limitados para ejercer controles. "Nosotros igual estamos haciendo un relevamiento de las industrias que tienen sus vuelcos pluviales que van directamente al Riachuelo. Creo que nos correspondería el control. Además, somos los más perjudicados porque nos llega la contaminación de toda la cuenca", explica Mónica Cappellini, secretaria de Producción y Política Ambiental de Avellaneda.

La funcionaria cree que la dicotomía entre producción y medio ambiente es relativa. "Desde la dictadura, los cierres de las industrias fueron masivos, pero no por eso el Riachuelo está mejor." Dice también que para 2005 el municipio planea forestar la ribera, al menos para mejorar el efecto visual.

Del lado de la Capital también se manifiesta la degradación. "Con el Riachuelo así, el barrio se viene abajo, las casas se abandonan y nadie paga los impuestos", dice Alfredo Alberti, de la Asociación de Vecinos de La Boca. El río recorre 15 kilómetros pegado a la Capital y casi 50 más desde que lo cruza la avenida General Paz. Pero, sin dudas, el tramo que corresponde a La Boca es el peor de los escenarios.

"Cuando pensamos hoy en el Riachuelo, no pensamos en los conjuntos de Villa Lugano, ni en la Fábrica Militar de Aceros ni en las orillas solitarias y aún verdes cercanas a Puente La Noria. Pensamos en un paisaje con primer plano de coloridas casitas de chapa, segundo plano de barcos y agua, fondo de fábricas y puentes de hierro", apunta la arquitecta Graciela Silvestri, en su libro El color del río.

Debajo del viejo puente trasbordador, los boteros cruzan pasajeros todo el día hacia y desde la Isla Maciel. En ese perímetro, sólo ellos, dos catamaranes turísticos y algunos areneros que llegan hasta el Puente Pueyrredón, navegan el Riachuelo. Cerca de la desembocadura comienza el canal del Dock Sud. Es la zona más contaminada de la cuenca. Allí está el Polo Petroquímico, un conglomerado con más de 20 industrias que almacenan 1.700.000 metros cúbicos de combustibles y químicos, según datos de la secretaría de Producción y Política Ambiental de Avellaneda.

En esa zona, el municipio detectó que un 50 por ciento de los chicos de 7 a 11 años tienen plomo en la sangre, mayormente en un barrio conocido como Villa Inflamable. El propio subsecretario de Salud de Avellaneda, Enzo Vaccaro Vásquez, está contaminado con tolueno. "Eso me produce una conjuntivitis crónica y dolores musculares", cuenta el médico, que vive en Sarandí, a unas quince cuadras del polo.

Un caso conocido es el de María del Carmen Brites, una mujer que se cansó de recorrer hospitales con sus hijos afectados por problemas bronquiales y en la piel. En las aguas de la cuenca Matanza-Riachuelo abundan las bacterias de riesgo para la salud humana, como la escherichia coli o la klebsiella pneumonae. Pero no existen estudios epidemiológicos generales sobre la población ni sobre la relación causa efecto entre contaminantes y enfermedades.Los basurales a cielo abierto contaminan los suelos de la cuenca. Según datos del CEAMSE, en 2003 había 32 en el Conurbano y 6 en Capital.


Aguas servidas

Unos 900 mil metros cúbicos de desperdicios. Los basurales que tienen varios años de historia acumulan basura en cavas, que filtran hasta la segunda y tercera napa de agua subterránea. Otra gran fuente de degradación, además de los desechos industriales, son los vertidos cloacales con bajo grado de tratamiento. Se estima que en el castigado Riachuelo se vuelcan 368 mil metros cúbicos diarios de aguas servidas domésticas.

En el conurbano, el 55 por ciento de los habitantes de los partidos de la cuenca directamente está afuera del tendido. Entonces los pozos ciegos filtran hacia las napas, desde donde extraen agua quienes no tienen agua potable (el 35 por ciento en la cuenca). Y esas filtraciones comunican las napas con el Riachuelo. Eso, sin contar, los casos de las casas ribereñas que desagotan por un caño común desde el baño, o tienen conexiones ilegales en los conductos pluviales.

Pero ¿cómo se mide la contaminación? Un indicador que se utiliza es la cantidad de oxígeno disuelto en el agua. Sin su presencia, sólo pueden vivir unas bacterias llamadas anaeróbicas, que precisamente, se desarrollan sin necesidad de oxígeno. En un río limpio los valores están entre los 8 y los 12 miligramos por litro. Y menos de 5 es considerado intolerable. En la desembocadura del Riachuelo se registran valores cero, con algunos incrementos mínimos cauce arriba. Para medir la cantidad de aguas servidas de origen doméstico o industrial, se toma la cantidad de oxígeno que se consume para oxidar la materia orgánica en las aguas.

El valor normal se ubica debajo de los 3 miligramos por litro. En el Riachuelo se detectaron valores de 26,2. Si en su concepción el Plan de Gestión Ambiental (PGA) financiado con el préstamo del BID puso énfasis en las obras para frenar las inundaciones (apenas el 10 por ciento se asignaba a trabajos de saneamiento), ahora el Gobierno quiere usar el dinero para extender la red cloacal.

Las obras arrancarían en La Matanza. "Si se elevara el grado de tratamiento de las aguas, a mediano plazo se podría diminuir la contaminación. Tengamos en cuenta que es un curso de agua difícil. Más que río es un arroyo grande. Es muy lento y la capacidad de autodepuración es muy baja", dijo a Viva el subsecretario de Recursos Hídricos de la Nación, Hugo Amicarelli.


Lo que no se ve

"El Riachuelo siempre fue tomado como la parte de atrás. En muchos de sus tramos no hay accesos. Y lo que no se ve, no se cuida", sostiene Amicarelli. Todos coinciden en que la recomposición general del entorno y un cambio cultural son fundamentales para que las cosas mejoren. Pero la lógica indica que jamás se podrá limpiar lo que no se deje de ensuciar. El subsecretario de Recursos Hídricos elude hablar de fechas, pero se ilusiona.

"Yo creo que se pueden conseguir logros como en otros ríos del mundo, el Rin en Alemania o el Támesis en Inglaterra. Habría que recuperar algo de la biofauna: que a largo plazo pueda haber patos, peces..." A la altura del Puente Colorado, a unos mil metros del límite con la Capital, la basura se acumula obscena debajo de la barranca. Cuando el río crezca un poco, se la llevará con él. "Acá las casas desagotan los baños en el río. Y la propia gente tira la basura ahí. Pero, ¿qué puede hacer? El basurero pasa una sola vez por semana y hasta vienen camiones de la Municipalidad a tirar ramas", se resigna un vecino de La Salada.

La casa de meriendas José Hernández funciona en un balneario desactivado. Ahí nomás, calle por medio, está el río. "Los chicos van a jugar ahí abajo. Está lleno de ratas. Es una mugre", se queja Rosalba Tolosa, que trabaja en el lugar. En la calle de la ribera vive Edith López, de 29 años. Frente a su casa hay una torre de alta tensión. "Tocás cualquier chapa y te da electricidad. Vivir acá es muy duro. La oscuridad es total. Y el olor en verano es insoportable."

En la franja que el río suele tapar cuando llueve mucho o cuando la sudestada tapona la desembocadura una pareja junta basura en un carro. Un pibe con una gomera busca impactar a las botellas. No es difícil: hay miles. "Más allá del Puente La Noria a veces todavía se ve alguna garza o alguna tortuga. En serio. El problema grande son las inundaciones", explica Jorge Mazas, secretario de la Asociación Popular Cuenca Matanza-Riachuelo. En La Matanza hay barrios como La Isla, o Nicoll, construidos sobre afluentes del río, que se desbordan con la lluvia.


En puntas de pie

En la zona baja de Laferrere cada vez se construyen más casas en el área natural de escurrimiento. Caminar por allí es pisar suelo blando, aún varios días después de un chaparrón."Acá vos hacés un agujerito con un palito y sale agua", revela Alberto Navarro, un cartonero de 35 años que vive en una casita precaria con su mujer y tres hijos. Cuenta que vivieron tres inundaciones seguidas y que en cada una pasaron dos semanas evacuados.

Ahora libra una inclaudicable batalla territorial. Antes su casa estaba cincuenta metros más cerca del río. Pudo alejarse un poquito. Pero apenas consigue un poco de tierra, rellena. En la anterior línea de la casa de Alberto, viven Silvina Isasi, su esposo, Patricio Melo y sus dos nenas. Todos en un solo ambiente de tres por tres, donde la limpieza y el orden son más que meritorios. Sin espacio para una mesa, la familia come sobre la cama. Patricio, que es albañil, hizo una esmerada obra de ingeniería hidráulica alrededor de su casa: un canal que la rodea por completo."Y sí, vivimos en una isla", bromea. Ni hoy, ni ayer, ni en toda la semana llovió, pero en el canal de Patricio igual hay agua.

El Riachuelo siempre trajo problemas. Y hasta produjo tragedias en pocas horas. En invierno de 1877 una crecida se cobró varias víctimas en la zona del bajo Flores. Asombrosas estadísticas indican que esa vez se ahogaron 3 mil cerdos, 200 perros y ¡15 mil gallinas! ¿Qué pasará con el Riachuelo?

¿Tiene remedio? "No hay que esperar cambios de un día para otro. Es un problema que se resuelve a largo plazo y con la participación de universidades, asociaciones de vecinos, organismos no gubernamentales", sostiene el defensor General de la Nación, Eduardo Mondino.

En la Defensoría dicen que aunque nada varió en la cuenca, en los últimos meses surgieron señales esperanzadoras: léase un aumento del presupuesto del Comité Ejecutor y la decisión del Gobierno nacional de formar un ente que controle los fluidos y aplique sanciones. Sólo con recursos, decisión y tiempo, el Riachuelo, dicen, empezará a parecerse a un río sano. •


Documentos Finales del Proyecto
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Programa Estratégico de Acción para la cuenca Binacional del Río Bermejo
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Programa Marco para la Gestión Sostenible de los Recusos Hídricos de la Cuenca del Plata
Proyecto de Gestión Integrada y Plan Maestro Cuenca del Pilcomayo
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