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Título: MENDOZA: UN GRAVE CASO DE CONTAMINACION (22/05)(Los Andes)
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Argentina - 22/05/2006
Un país rico en recursos como es la Argentina debe explotarlos y ponerlos a disposición de su pueblo en la forma de productos, trabajo y, por consiguiente, riqueza.
Un país rico en recursos como es la Argentina debe explotarlos y ponerlos a disposición de su pueblo en la forma de productos, trabajo y, por consiguiente, riqueza. Pero, al hacerlo, se debe tener en cuenta que no solamente en el presente se ubica esa tarea de explotación, sino que debe ser realizada con vistas al futuro.
La conservación de los suelos, por ejemplo, resulta fundamental, aunque no sean utilizados en forma inmediata. El sobrecultivo, la salinización, el empobrecimiento de nutrientes han actuado en forma destructiva en muchas partes del mundo, que ahora, de tierras fértiles, se han convertido en eriales.
Luego, se dan circunstancias de que, por aprovechar algún recurso, no se tienen en cuenta otros y se ocasionan daños que esterilizan los beneficios de lo anterior. La explotación de recursos por parte de la humanidad debe ser perfeccionada en forma tal que se esté en condiciones de abastecer a un número mayor de personas y, al mismo tiempo, conservar la mayor cantidad posible para las que vengan más adelante en el tiempo.
Por mucho tiempo, y hasta que el número de seres humanos se mantuvo por debajo de una masa crítica como la que tenemos en el presente, la explotación de las riquezas naturales se llevó a cabo sin mayor cuidado. Si se talaba una porción de bosque, siempre se hallaría otra para seguir explotando; si se agotaban tierras de cultivo, en otra zona se encontrarían más y, quizás, mejores. El número de animales para consumo humano era suficiente. Los minerales se extraían de cualquier parte y, si ello dañaba el entorno, siempre habría otras regiones disponibles para ser habitadas fuera de aquellas perjudicadas por las explotaciones.
Esas prácticas han probado ser devastadoras, y enormes zonas de nuestro planeta resultan ahora poco o nada aprovechables para el hombre. Agotados sus recursos, contaminadas sus zonas habitables o cultivables, se ofrecen hoy como un claro ejemplo de que la naturaleza puede ser afectada más allá de su capacidad de recuperación. Hemos ido restando posibilidades al mundo, al tiempo que su población ha ido en aumento.
Urgidos por su necesidad o su ambición, muchos han estado, y parecen seguir, dispuestos a ignorar las lecciones que nos da la historia. Es así como en el presente se siguen realizando tareas de explotación que no tienen en cuenta los intereses del conjunto. Sí, los recursos deben ser aprovechados, eso queda fuera de duda. Pero deben serlo dentro de marcos que las sociedades deben establecer y los Estados hacer respetar.
Una muestra de cómo deben llevarse adelante las cosas se da con relación a una explotación petrolera instalada en una zona próxima al río Tunuyán. En ese sitio, y de acuerdo a lo comprobado por autoridades provinciales y la misma Justicia, se han ido depositando aguas de purga provenientes de la perforación en una excavación realizada a ese efecto. Como el depósito no había sido, según lo indicado, debidamente revestido y aislado, ese líquido extremadamente contaminante se habría infiltrado en el suelo.
Tan grave parece haber sido esta violación a una serie de normas que intentan evitar la contaminación por este tipo de operaciones, que se ha ordenado el procesamiento y hasta la prisión preventiva de directivos de la empresa que explota el pozo, que por años persistieron en su accionar ignorando advertencias formuladas por organismos de control. Este tipo de medidas no es adoptado, en general, por los magistrados si no existen indicios bastante precisos de que se está en presencia de una acción delictiva de cierta gravedad.
Si bien falta el pronunciamiento definitivo en cuanto a las responsabilidades que caben en este caso en particular, debe indicarse que este tipo de controles es muy necesario para evitar daños al conjunto social. Las aguas contaminadas podrían haber llegado hasta napas subterráneas y, por la pendiente de la zona, hasta el cauce del río Tunuyán, perjudicando a una de las zonas de mejor tierra de la provincia.
No sólo en ese pozo se comprobó esa infracción, sino que en la zona existen unos cien más que, aunque no están siendo utilizados, siguen filtrando sus residuos hacia el subsuelo. En esos casos debe procederse en forma enérgica por parte de la Provincia, a la que corresponde el dominio de sus recursos y obligar, a quienes puedan estar infringiendo las leyes, a poner remedio a los daños que pudieran ser comprobados y asumir las penas que se determinan para estos casos.
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