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Título: MENDOZA: LAS ULTIMAS LLUVIAS CONFIRMAN LA FALTA DE CONTROL EN LA CUENCA DE SAN ISIDRO (04/02)(Los Andes)
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Argentina - 04/02/2007
El amplio frente que conforma el Pedemonte, desde Luján de Cuyo hasta Las Heras, es la zona del Gran Mendoza más descuidada y propensa a sufrir colapsos.
Miguel Títiro mtitiro@losandes.com.ar
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Hace algunos días, el miércoles 24, una lluvia de escasa intensidad desnudó las falencias y destruyó obras públicas y privadas en el área de una de las cuatro cuencas del terreno precordillerano, la de San Isidro. Campings, arboledas, viviendas y vías de comunicación fueron afectadas por la correntada de agua, piedras y barro que terminó acumulándose al final del colector aluvional del área, llamado Las Heras. No hubo víctimas, pudo haberlas, y la reacción del Gobierno fue corregir parte de lo que estaba mal, encausando cursos de drenaje y armando defensas. Antes nadie vio que esas estructuras estaban en mal estado y, como tantas veces, se reaccionó después. Hubo (y se mantiene) un gran operativo de operarios, camiones y palas cargadoras, bajo la conducción de la Dirección de Hidráulica.
En esa zona lasherina se han desarrollado sobre los faldeos de los cerros numerosos emprendimientos o condominios. La lista incluye a La Capilla, Alto Challao (Urboeste), Cerros Azules, Corredor del Oeste, Quintas de San Isidro, Nuevas Quintas de San Isidro y Balcones del Cerro Arco. En general, y porque no hay un censo oficial, se cree que por allí moran unas 700 personas.
Especialmente los tres últimos, que hacen referencia al nombre de la zona y a la conocida elevación donde están instaladas las antenas, resultaron más afectados por el descontrol de la Naturaleza. Muchos de sus ocupantes, compradores de buena fe, están defraudados y algunos piensan vender y retirarse, otros no pueden.
Entre otras carencias de infraestructuras esos loteos no tienen defensa aluvional calculada por profesionales. Algunos de sus ocupantes se sienten estafados, pero deberán seguir viviendo en esos parajes. Es el caso del plomero Patricio Vergagni, quien aclaró que no son usurpadores. “Me resulta difícil vivir allí, pero no tengo otro lugar”. Él y otras personas están reaccionando al emplazamiento del municipio de Las Heras, e iniciarán contactos con la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo, para realizar un estudio pluvioaluvional, que debería haber hecho hace más de una década la familia Dumit, vendedora de esos terrenos. El estudio, el proyecto de obra y la obra propiamente dicha saldrá mucho dinero y esos pasos demorarán un tiempo prudencial en ejecutarse. ¿Qué pasará, entre tanto?
El ingeniero Enrique Saieg, director de obras privadas de la Municipalidad de Las Heras, apuntó: “No tenemos un registro cierto de los loteos, porque inclusive algunos no se han inscripto en el municipio”. El profesional comentó que parte es gente de clase media, que al poder comprar un terreno en otro lado, terminó adquiriendo allí.
No importa la cantidad de aluviones que hubo en este enero, porque en el futuro puede darse uno más grande. “El aluvión del 24 de enero dio un alerta”, quien no quiso confirmar lo que sí insinuó el intendente Rubén Miranda, en el sentido de que se iban a realizar demandas a los emprendedores que realizaron esas urbanizaciones.
¿Ante quién son loteos clandestinos: ante el municipio y ante la comuna? La ley de Loteos (4341/79) especifica que el poder de Policía le cabe al Consejo de Loteos de la Provincia. Pero, le asigna la posibilidad de aplicar una multa que está graduada en pesos moneda nacional, lo que en la práctica son centavos. Cuesta más enviar el notificador que aplicar la sanción, sería una primera conclusión.
Pero, la intención de la Dirección de Catastro, dijo su titular, Jorge Martínez, es tratar de enmarcar los fraccionamientos instalados clandestinamente o sin haber tomado los recaudos de infraestructura. “Muchas reparticiones se están reuniendo para sacar una norma, una ley de usos del suelo, para ver si podemos llegar a ordenar estos tipo de emprendimientos”.
“Hemos empeorado”
La especialista de la OEA en manejo de áreas en desastre, Nelly Grey de Cerdán, sostiene que la situación del Pedemonte ha empeorado notablemente.
“Hay dos aspectos que influyen en esta situación. Por un lado, que Mendoza no tiene una norma para poder controlar la expansión hacia el oeste. Eso se intentó en los ’80, pero se dejaron de lado varias leyes. Los inversores avanzaron en épocas de bonanza, especialmente en las que no hubo precipitaciones, con promesas de agua y otras ofertas. La verdad es que están desmantelando la poca vegetación que tiene el Pedemonte, alisando la superficie, lo que facilita que el agua corra con más velocidad y además se están ubicando casas en lechos de ríos, porque en realidad aquí no hay un lecho de río definido”, sostuvo la mujer.
Hay un mapa donde se identifican las cuencas. Hay entre 15 y 20 arroyos que van a drenar hacia la ciudad.
“Ésta es toda una situación”, dijo Grey de Cerdán. “Nosotros no podemos corregir la red de drenaje, sólo podemos mejorar su disponibilidad final y tratar de hacer que las aguas vayan a lugares más o menos preconcebidos”.
Esta especialista explicó que Mendoza carece de una cultura del mantenimiento de las obras. Y añadió: “No es necesario hacer obras todos los años, lo que debe primar es mantener operativas las obras que se hacen y limpiar los cauces, y no cuando ya se ha desencadenado el desastre, que es como poner una curita en donde tenían que haber hecho una operación”.
En paralelo con estas afirmaciones, un técnico hidráulico que prefirió no identificarse, sostuvo: “Se ha vendido como lotes, tramos de lechos de ríos secos, por donde debe pasar la escorrentía”. Ese sólo ejemplo pone al descubierto el abandono de la ley.
Amén de los trabajos encarados por Hidráulica, un paliativo y una protección ciertamente, hay otras reacciones. En la Legislatura, y por iniciativa de la senadora Alejandra Naman, se intenta que la Fiscalía de Estado informe sobre las denuncias ante loteos y construcciones clandestinas en la zona del Pedemonte. También existe el propósito de citar al ministro de Obras Públicas y otros funcionarios, a fin de que comuniquen sobre la situación actual de ese sector de la precordillera, que comprende una franja de 10 a 12 kilómetros de ancho. Y también sobre las acciones futuras.
Por otra parte y para complicar el panorama, entre las cuatro grandes cuencas (San Isidro, Papagallos, Frías y Maure), hay subcuencas que no tienen defensas. En el aluvión del 4 enero de 1970, todo el barrio San Ignacio fue afectado por aguas que descendieron de un área que está al oeste, que sería parte de lo que hoy es el ex autódromo Los Barrancos. El agua que afectó al San Ignacio (por esa época no estaba el barrio Judicial), bajó de estas pequeñas cuencas. Después del ’70 esa cuenca no se activó más.
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