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Título: Por el calentamiento, aumentaron un 15% las lluvias en el país (26/10)
Argentina - 27/10/2004

En los últimos 30 años ya se registró un aumento del 15 por ciento en el volumen promedio de precipitaciones en el territorio nacional

Podría variar el caudal de los ríos
Después de dedicar tres décadas al estudio de la variabilidad climática, al doctor Vicente Barros no le quedan dudas de que el calentamiento global tiene origen en la acción del hombre.
Sostiene que por un lado existen evidencias incuestionables de que las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera aumentaron exponencialmente desde el comienzo de la era industrial. Esto plantea –agrega– un escenario inquietante sobre cuyo trasfondo se desarrollan catástrofes ecológicas... y económicas.
Y le basta una ecuación muy sencilla para dar a entender que este proceso no es trivial: “Estos gases poseen un tiempo de vida en la atmósfera de entre 15 y 150 años –afirma–. En el caso hipotético de que las emisiones se redujeran hoy mismo a cero, las concentraciones tardarían uno o dos siglos en volver a los valores iniciales”.
Barros, investigador superior del Conicet, director de la maestría en Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y autor de un libro sobre el tema (“El cambio climático global”, Libros del Zorzal, 2004), advierte que “todo esto afectará a la Argentina” y que el país debería prepararse para eso.
“En los últimos 30 años ya se registró un aumento del 15 por ciento en el volumen promedio de precipitaciones en el territorio nacional –explica–. Pero no sólo nos afectará el cambio climático, sino también las medidas económicas y políticas que se tomen en el mundo para enfrentarlo. Los EE.UU. y Europa están investigando el uso del hidrógeno y de los biocombustibles para reemplazar al petróleo. Nosotros deberíamos estar ya moviéndonos en esa dirección."
Según el especialista, las primeras consecuencias de esta fiebre planetaria en territorio argentino no se vislumbran tanto en la temperatura como en las lluvias. "En los últimos treinta años aumentaron hasta un 15% las precipitaciones. Incluso hay lugares en La Pampa y en el oeste de la provincia de Buenos Aires donde el incremento alcanza el 30 o el 40% -puntualiza-. Hasta ahora nos hemos beneficiado, porque esto permitió un avance de la frontera agrícola. Aunque en algunas regiones aumentó la variabilidad climática, esto alentó a los productores a sembrar en zonas en las que antes no prosperaban los cultivos."
Sin embargo, no todos son indicios alentadores. Los modelos matemáticos permiten prever que en el futuro sí puede aumentar la temperatura, especialmente en toda la zona norte, en Brasil y en Paraguay. "En el caso de que el incremento de temperatura ronde los tres o cuatro grados, como se calcula -teoriza Barros-, esto producirá un 30 o 40% más de evaporación. Y si tenemos en cuenta que de las precipitaciones que caen sobre la cuenca del Plata el 70% se evapora... Un aumento de esa magnitud en la evaporación llevaría el caudal de los ríos casi a cero."
Para los porteños, otro problema en ciernes puede ser el del "frente salino". En la actualidad, el agua del mar no llega hasta Buenos Aires por la presión del Río de la Plata. Pero ¿qué pasaría si disminuyeran los caudales de los ríos? Abastecer a la ciudad de agua dulce podría representar un gasto enorme.
En cuanto al aumento del nivel de los océanos, un desastre que estimula la imaginación de los guionistas de cine, Barros afirma que, en principio, "la población que puede ser afectada por la inundación permanente es mínima, porque el aumento que se prevé para este siglo sería de entre 60 cm y un metro, a lo sumo. Eso lo tenemos muy estudiado. Aparte de la ciudad de General Lavalle, no habrá muchas localidades afectadas sobre nuestra costa. Pero el daño surgirá del mayor efecto de las tormentas: como sube el nivel del mar, y las tormentas amontonan el agua en las costas, eso hará que los lugares que hoy tienen inundaciones las tengan en el futuro con mayor frecuencia. Los lugares que tienen en la actualidad una inundación cada cuatro años pueden llegar a tenerlas cada año. Y los que hoy no las sufren podrían llegar a padecer una cada veinte años".
Según el especialista, las consecuencias del cambio climático son complejas y encierran una dosis de incertidumbre. Por ejemplo, las crecientes concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera pueden elevar la fertilidad de algunas plantas en las que aumenta la eficiencia de la fotosíntesis, pero al mismo tiempo el ascenso de las temperaturas puede tener efectos nocivos sobre otras...
Chile y Brasil, por su parte, tienen por delante escenarios tal vez aún más preocupantes: "Con cuatro o cinco grados más de temperatura y menos lluvias -dice Barros-, que es lo que están dando los modelos para Brasil, están en riesgo grandes recursos ecológicos y el propio Amazonas. Brasil obtiene un 90% de su energía de fuentes hídricas. Con menos agua, van a tener problemas, que a su vez tal vez originarán migraciones. En Chile se prevé un descenso de las lluvias. En ese caso podría perjudicarse la zona de Cuyo, porque nosotros necesitamos la nieve de la Cordillera, que es la que alimenta la vida de Mendoza, San Juan e incluso el Comahue. Los glaciares y las nieves en lo alto de la Cordillera ya están en retroceso".
Y enseguida concluye: "La cuestión consiste en saber cuál será el cambio en las variables climáticas al que deberemos adaptarnos, ya que los escenarios aún no son precisos en la escala regional o local. El primer paso es la construcción de escenarios creíbles para el horizonte de planificación. La Argentina debería empezar a prepararse: sería importante que se investigara sobre semillas y que se les diera más impulso a los biocombustibles, que, con el petróleo a más de 30 o 35 dólares el barril, serían competitivos. Para nosotros, es una gran oportunidad".

Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACIÓN

Fuente: La Nacion

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