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Título: ENTRE RIOS: PASTERAS, LA OPORTUNIDAD (20/10)(La Nacion)
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Argentina - 20/10/2006
El conflicto establecido a partir de los proyectos celulósicos en Uruguay escaló a un punto de difícil solución.
Por Carlos Merenson
Para LA NACION
El conflicto establecido a partir de los proyectos celulósicos en Uruguay escaló a un punto de difícil solución. Frente a él, nuestro país ha desplegado dos estrategias principales: la jurídica, en la Corte de La Haya, y la financiera, buscando frenar el financiamiento de los emprendimientos. Estrategias que no han tenido éxito hasta el momento.
Transformado en crisis, el enfrentamiento encierra grandes amenazas, pero también grandes oportunidades. Las amenazas –por todos conocidas o imaginadas– podrían no dejarnos percibir que la protección ambiental, que ambas orillas afirman defender, nos permite la oportunidad de pensar un nuevo modelo de desarrollo. Haciendo uso de esta “oportunidad”, y basados en el concepto de los denominados Parques Transfronterizos para la Paz, sería acertado evaluar el establecimiento de un área transfronteriza con algunos objetivos centrales: reconstruir la confianza y el entendimiento, facilitando la cooperación internacional y la construcción de un área demostrativa de desarrollo sostenible.
Se trata de crear una zona protegida, pero no en el sentido tradicional del término. En este caso, un área que nos proteja de la “insustentabilidad”: un ejemplo, en el nivel mundial, de la puesta en práctica de los principios de la sustentabilidad que todos compartimos, aunque su aplicación se torne difícil. Un área que comprenda las dos ciudades, las dos comunidades y los ecosistemas involucrados, en la que el proceso de desarrollo se transforme, efectivamente, en un proceso participativo. En él, la participación activa y efectiva de las poblaciones locales, tanto en su planificación como en la puesta en práctica, podría asegurar su éxito, actualización y supervisión.
En este proceso sería central propiciar el debate acerca de las formas de reanimar el crecimiento y cambiar su calidad, contemplando las necesidades y aspiraciones esenciales de trabajo, alimento, energía, agua, salud y esparcimiento. Otras dimensiones por tener en cuenta serían la conservación y el refuerzo de la base de los recursos, la reorientación de la tecnología y el manejo de riesgos y la inclusión y combinación de consideraciones acerca del ambiente y la economía en el proceso de toma de decisiones.
Podríamos pensar el potencial que encierra “Fray Bentos-Gualeguaychú, área de desarrollo sustentable”, con el auspicio de las Naciones Unidas, elegida como sede para una o más de sus organizaciones relevantes en materia de desarrollo sostenible. Para ello, se vuelve obvia la creación de una infraestructura que sostenga, entre muchas otras cuestiones, la concentración y el desarrollo de las labores de especialistas de todo el mundo, quienes también, a manera de observadores de una experiencia inédita, podrían comprobar si los emprendimientos que se desarrollan en el área satisfacen las condiciones de la sustentabilidad, incluidos los emprendimientos celulósicos.
La creación de un área como la que planteamos, si bien no resolverá por sí sola las disputas, podría ser parte fundamental de las soluciones y, por qué no, el inicio del necesario camino hacia nuestro destino común.
El autor es director del Centro de Ecología Política y Económica.
Link corto: http://www.lanacion.com.ar/850870
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