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Título: OPINION: INUNDACIONES, LA TIERRA SE CALIENTA Y TRAE AGUA (11/08)(DERF)
Argentina - 11/08/2005

Para ocuparnos, sobre esta problemática, consultamos al Doctor Vicente Ricardo Barros, profesor Titular de Climatología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Investigar Superior del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)

Inundación
Vicente Ricardo Barros: La tierra se calienta y trae agua

Para ocuparnos, sobre esta problemática, consultamos al Doctor Vicente Ricardo Barros, profesor Titular de Climatología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Investigar Superior del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y uno de los especialistas más reconocidos en el mundo de la climatología en la investigación de la variabilidad climática y el cambio climático.

Habló con nosotros también de las causas de la inundación que azotó a Santa Fe.

Calentamiento global

En primer término Barros explicó a DERF: “El calentamiento global es un proceso por el cual se está calentando el planeta debido a las actividades humanas. Estamos emitiendo dióxido de carbono, resultado de la combustión de hidrocarburos que es la forma en que se produce la mayor parte de la energía. Este es el principal problema. Claro que también contribuyen la deforestación y la emisión de otros gases como el metano.”
La situación de Argentina no es menor frente al contexto global. Si bien no presenta altos índices de emisión de dióxido de carbono, nuestro país tiene un gran desafío que es un mejor control de los procesos agrícolas (teniendo en cuenta el alto grado de deforestación de los bosques nativos).
En este sentido el investigador sostuvo que los países mantienen permanentes conversaciones con respecto al problema del cambio climático, aunque se tarda en llegar a los acuerdos necesarios para resolver el problema: “Hay una tratado que data del año 1992 que es la Convención para el Cambio Climático que tiene como objetivo estabilizar las concentraciones de la atmósfera a un nivel no peligroso para el sistema climático y la ecología, aunque lamentablemente, en el mismo momento en que eso se firmaba había condiciones tales que eso ya no se podía lograr.
Desgraciadamente los gases duran mucho tiempo, con lo que las condiciones actuales del clima son producto de las emisiones anteriores.” Continuó diciendo el climatólogo que en el año 1996 dirigió el Primer Informe Nacional para la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo y Medio Ambiente: “Por el efecto invernadero es de esperar que se calienten la atmósfera y los mares y de hecho se han estado calentando, aunque recién hacia el año 2000, los científicos concluyeron casi unánimemente, con algunas excepciones, que el calentamiento observado era atribuible en gran parte a las emisiones de gases de efecto invernadero y eso se tradujo en un informe del Panel Internacional de Cambio Climático en su informe del año 2001.”

Cambios regionales
“Al mismo tiempo, el cambio global produce cambios regionales que son los que se hacen sentir localmente”, enfatizó el especialista y aclaró que si bien los gases se distribuyen homogéneamente en todo el planeta, los calentamientos que se producen son distintos. Graficó Barros: “es distinto el mar que el continente. El mar generalmente se calienta más despacio, por lo que lleva muchos años para que el mar se caliente en la misma medida que el continente. Es por esa distribución desigual que se producen cambios en los vientos, en la circulación de la atmósfera y en definitiva eso afecta también a las precipitaciones; es probable que las consecuencias en el ciclo del agua sean más graves que en la temperatura.”
Refiriéndose más específicamente a esta región dijo que se desconoce hasta donde ha afectado al clima regional, la tala en los bosques brasileros aunque afirmó que “los caudales medios anuales cambiaron principalmente por el aumento de las lluvias solo secundariamente por el cambio de uso del suelo. Mencionó también el investigador en que “hay un poco de folclore en estos temas”. Insistió luego en que “el proceso de calentamiento global fue simultáneo con el de deforestación y el cambio de cultivo (la soja reemplazó al café en muchos lugares y se sabe que eso provoca mayor escurrimiento). La tala puede haber contribuido al aumento de caudales de los grandes ríos del Litoral, pero solo contribuiría con menos de un tercio del aumento de los caudales medios anuales; la mayor parte de este incremento proviene de que llueve más y esto ha sido probado”.

Vicente Barros es uno de los profesionales más entendidos en la materia en nuestro país y a través de su libro \"El Cambio Climático Global\" (Editorial Libros del Zorzal) nos da algunas puntas del tema que intentamos transmitir: “Hasta ahora en la Argentina no hubo grandes cambios en la temperatura máxima pero si en la mínima y esto es el resultado del aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera; porque lo que hacen en realidad, es subir la temperatura mínima y no tanto las máximas, Esto es lo que ocurre en la Argentina donde las temperaturas medias no han cambiado mucho, porque las máximas se han reducido, mientras las mínimas han subido. Las máximas han bajado porque hemos tenido un aumento de precipitaciones notable con lo cual tenemos mayor evaporación y nubosidad. Este cambio muy grande que hubo en las precipitaciones medias anuales en todo el país data de la década del 70’, aunque en el sur de Buenos Aires y La Pampa empezó antes en la década del 60’”expuso Barros.

Cambio climático e inundaciones
Aquí el investigador empieza a meterse, de a poco, en el tema de inundaciones al decir: “El aumento de las precipitaciones medias trajo consecuencias importantes ya que algunos campos pasaron a estar inundados permanentemente. Vemos en Buenos Aires, Córdoba, y sur en Santa Fe que hay lagunas alambradas. En algún tiempo fueron campos productivos porque nadie alambra lagunas” calca con palabras una triste realidad de nuestra región. Al tiempo que resaltó que si bien en algunos casos las mayores precipitaciones han resultado desfavorables, también han favorecido la expansión de la producción agropecuaria.
Barros no quiso dejar de resaltar que en lo concerniente al cambio en las precipitaciones medias anuales, “se sabía desde hace unos 10 años, aunque todavía hay gente que sigue insistiendo que esto es un ciclo húmedo temporáneo a pesar de que lleva ya 40 años y la región que abarca es todo el sudeste de América del Sur, es decir Paraguay, sur de Brasil y casi toda la Argentina.”

Llegamos a la Argentina
Vicente Barros explicó que “el cambio climático, no sólo trajo mayores valores anuales de lluvia a la región sino que hoy sabemos que también aumento la frecuencia e intensidad de las grandes precipitaciones que descargan cientos de milímetros en unas pocas horas y que esto es una de las consecuencias esperadas del Cambio Climático que de hecho se esta observando en muchas regiones de la Tierra. Desgraciadamente hasta el evento de abril de 2003 el tema no había sido investigado en nuestro país”.
“Nadie, en Argentina, sabía que las precipitaciones intensas habían aumentado notablemente su frecuencia. No hay ningún trabajo técnico ni científico al respecto. Sólo después de abril del 2003 algunos investigadores empezaron a estudiar este problema.”

“Esto puede sorprender a quien no conoce la realidad de la Climatología en la Argentina, una ciencia que sorprendentemente no ha tenido ninguna prioridad a pesar de ser crítica para la actividad agropecuaria, sostén de la economía nacional, y de que la mayor parte de las catástrofes en el país son de origen climático”, así, el investigador del CONICET, quiso hacer esta salvedad: “Si en vez de haber solo un puñado de investigadores abarcando una enorme gama de problemas hubiese en el país al menos un centenar, seguramente este aumento considerable en la frecuencia de las precipitaciones intensas que se inició en los 70 pero tuvo su mayor impulso en los 90 no hubiera pasado inadvertido. Pero el problema es aún más serio en lo referente al organismo nacional responsable de la observación e información meteorológica que sorprendentemente a más de 20 años de democracia sigue dependiendo de un comando de la Fuerza Aérea sin que eso parezca preocupar demasiado a la sociedad argentina, como si las catástrofes de origen climático y la información clave para el agro fueran asuntos de la defensa aérea. Este desinterés no ha sido gratuito para la sociedad argentina ya que no sólo las redes de observación han ido decayendo en los últimos 30 años, al contrario de lo que ocurre en los países vecinos, sino que durante años, el Servicio Meteorológico Nacional escondió la información negando los datos en nombre de presuntas medidas de seguridad. Esto por supuesto ha atrasado la investigación del clima regional en por lo menos 20 años y si hoy no se sabe más sobre el mismo es porque durante más de 30 años no se pudo trabajar con la información recogida con los impuestos de toda la sociedad y apropiada arbitrariamente por los directivos de turno de ese organismo nacional.”

“El cambio climático no es una cuestión del futuro o teórica: ha complicado muchas cosas. Hasta ahora los hidráulicos aplicaban las estadísticas pasadas par el diseño de las obras relacionadas con los recursos hídricos porque se suponía que el clima del futuro sería igual al del pasado. Con motivo del cambio climático esto no es más así, ahora es mucho más complicado saber lo que va a pasar en el futuro.” Este aspecto es más relevante en una región como la nuestra donde ha habido un enorme cambio en las precipitaciones intensas que no había sido advertido ni por la comunidad meteorológica ni la hidrológica por lo que en muchos casos se confiara en los periodos de retorno de las grandes crecidas de varios cientos de años, sin advertir que habían sido calculados con los datos de un clima pasado que ya es muy distinto del actual.¨

Sistemas de alerta
Cuando Barros visitó nuestra ciudad habló sobre la importancia de poder anticipar las precipitaciones intensas; en el diálogo se explayó sobre el particular: “En cuanto al sistema de alerta de este tipo en la Argentina, hay uno en Córdoba y otro en Mendoza porque allí se producen aluviones por la montaña y por otra parte hay es un sistema que hace la predicción de los grandes ríos. En este último caso, el desplazamiento de las aguas en el río Paraná lleva varios meses, por lo que se puede anticipar bastante precisamente como va a desplazarse la masa de agua y de hecho hay un sistema de alerta muy confiable en ese río.
Respecto a las lluvias intensas, no es que no se trate de dar las alertas correspondientes, pero lo cierto es que no hay medios para advertir sobre las características de estas lluvias, faltan radares, redes automáticas de medición de lluvias y caudales y modelos de pronóstico hidrológico.”

“Las lluvias muy intensas se producen generalmente por lo que se llaman sistema meso-convectivos que fueron descubiertos con la meteorología satelital, es decir después de la década del 70. La Argentina después de Estados Unidos es el país que tiene la mayor frecuencia de estos sistemas. Pero además estos sistemas han estado aumentando su frecuencia e intensidad. A raíz de lo ocurrido en Santa Fe yo me puse a analizar este tema y pude comprobar que en algunos lugares la frecuencia de estas lluvias aumentó notablemente. Por ejemplo en Ceres, donde hay una de la pocas estaciones meteorológicas del país, al igual que en Corrientes y Resistencia las precipitaciones por arriba de 150 mm en menos de 48 horas aumentaron su frecuencia 7 veces, es decir que en esa zona, si antes una tormenta de este tipo se daba cada 10 o 15 años, ahora ocurre cada 2 años o menos”

Llegamos a Santa Fe: abril de 2003
Desde el punto de vista físico, lo que ocurrió fue una sucesión de meso-convectivos que produjeron la crecida importante del río muy cerca de la ciudad. Las lluvias del día 23 y 24 fueron las determinantes de la crecida aunque esta fue también favorecida por las lluvias de la semana anterior.

Al relacionar el cambio climático con la inundación sufrida por los santafesinos dijo el investigador: “Es importante advertir que no había conciencia de que había habido este cambio en las precipitaciones intensas y por lo tanto es probable que no se esperara un fenómeno de las características como el que ocurrió” discurrió Vicente Barros y prosiguió: “En segundo lugar, este tipo de tormentas, no puede se pronosticada con una semana o ni siquiera unas horas de anticipación. Se forma rápida y explosivamente y lo único que se puede hacer es seguirla con un radar e informar en tiempo real.” El climatólogo prefirió explayarse en este caso tan especial para los santafesinos y prosiguió: “La Argentina no tiene radares. Cuenta con uno sólo en Ezeiza. No hay redes automáticas como la que esta comprando ahora la provincia de Santa Fe con la intención de establecer un sistema de alerta automático, con el cual tendrá información bastante rápida y para lo que además se necesita de un modelo hidrológico que tengo entendido será encargado a la FICH.” Para concluir desgranó esta frase: “Esto lamentablemente no existía en abril del 2003, pero no existía porque no teníamos el conocimiento del problema y habría que preguntarse porque estos temas parecen no interesar a la sociedad argentina.”

Lo que si se sabía es que los ríos como el Paraná habían tenido un aumento en la frecuencia de las grandes crecidas, porque los periodos lluviosos del orden de meses o de un año, ya no localizados sino sobre grandes regiones se habían hecho más frecuentes.” Pero afirmó: “Eso si se sabía y por ello se han hecho las defensas sobre el río Paraná, no sólo en Santa Fe sino en otras provincias.”

“Respecto de la crecida del río Salado de abril de 2003, cuando se la calcula con la serie de datos completa tiene una recurrencia de mil años, es decir que puede ocurrir teóricamente una vez cada mil años. Pero como hubo un cambio importante desde los años 70’ si sólo se toma la serie desde entonces la recurrencia es de una vez cada 500 años y si uno incluye ahora esta tormenta en el estudio, la recurrencia es de una vez cada 100 años. Pero casi seguro que va a ocurrir más frecuentemente porque lo que está habiendo es un profundo cambio en las condiciones de la precipitación. En una palabra, el método de calcular la probabilidad de que una crecida ocurra una vez cada tantos años es inapropiado si se lo calcula a partir del pasado porque el clima presente no es y el futuro no va a ser como el clima pasado” aseveró el doctor Barros.

Cuando se le preguntó sobre la altura de la defensa dijo: “Aparentemente la altura de la defensa había sido pensada como para que no fuera superada, pero aún esa altura puede ser superada en el futuro” . Pero fue muy claro en cuanto a su pensamiento de Santa Fe y la catástrofe que nos tocó vivir: “La prueba de que no había una idea de que podía existir precipitaciones tan intensas, es que las defensas no tenían esclusas. Esa misma precipitación que se descargó aguas arribas, pudo y puede darse en la misma ciudad y sin exclusas ¿como iba a salir? ”

Recordó Barros: “Cuando penetró el agua en la ciudad, no tenía salida porque estaba amurallada y hubo que hacer voladuras y esto lleva su tiempo. En cambio, si hubiesen existido esclusas se hubieran podido abrir. Y no había esclusas porque nadie pensó que podía haber precipitaciones intensas como la ocurrida, que no ya sólo trajeran el agua del Salado sino que podrían caer sobre la misma ciudad de Santa Fe que estaba amurallada.” Insistió el climatólogo. En ese momento no se pensaba que podía haber precipitaciones tan intensas y lo único que se creía es que sólo los ríos podían inundar la ciudad, no había exclusas porque no había conocimiento.¨

Punto de inflexión
Confirmó: “Desde el punto de vista natural, la inundación en Santa Fe, es un hecho excepcional cuando se lo valora con las estadísticas climáticas del pasado; pero desde el punto de vista de las repercusiones, de la reacción de la sociedad y de los técnicos, es un punto de inflexión porque se empezó a tomar conciencia de que hay un cambio profundo en las condiciones de las precipitaciones intensas que ya no se puede desconocer.”


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