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Título: MENDOZA: CRECEN SIN CONTROL LAS OBRAS SOBRE LAS MARGENES DE LOS RIOS (28/05)(Los Andes)
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Argentina - 28/05/2006
Los mendocinos comenzaron a descubrir el atractivo de los ríos más allá de su importancia para el consumo y el riego. Por eso las obras crecen cerca de los cauces, pero sin control y hasta en zonas de riesgo y de exclusión
Las empresas de rafting avanzan sobre el río Mendoza, aunque no está marcada la “línea de ribera”.
Pablo Icardi picardi@losandes.com.ar
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Los mendocinos comenzaron a descubrir el atractivo de los ríos más allá de su importancia para el consumo y el riego. Por eso las obras crecen cerca de los cauces, pero sin control y hasta en zonas de riesgo y de exclusión. Cabañas que usan el agua sin autorización, emprendimientos clandestinos y hasta alambrados sobre cauces son algunas de las situaciones que se repiten.
En el río Atuel el tema tiene historia y ahora se comenzó a regularizar la situación. Pero en otros, como el Mendoza, el auge tiene un ritmo de crecimiento más acelerado que los controles. Uno de los principales inconvenientes para los controles es la superposición de jurisdicciones.
La ley de Aguas y el Código Civil son claros al marcar que los cursos de agua que no nacen y mueren dentro de una propiedad son de uso público. El problema comienza cuando en las cercanías de la costa hay terrenos privados. “La línea de ribera es la que marca el límite entre el privado y los terrenos de uso público. Dentro de ese margen nadie puede hacer nada, pero sí en sus terrenos”, explica Alejandro Gennari, de Irrigación. Sólo el río Atuel tiene marcada esa línea. En el Mendoza, Irrigación recién comenzó los trabajos.
Según el decreto 4.478 (ratificado por decreto nacional 6.530/63), los terrenos que “se ganen” a lechos de ríos quedan bajo el control de Irrigación. Esa norma prevé que en esos terrenos se construyan las obras necesarias, y el resto se deja para paseo público.
Mientras se delimita la línea de ribera, los emprendimientos se suman. Según Mario Salomón, gerente general de la Primera Zona del río Mendoza, “en este río hay una situación problemática, una gran cantidad de particulares se instalan donde no corresponde. Aguas abajo del paredón de la presa hay cabañas, campings y balnearios y no sabemos qué puede pasar. Nosotros tenemos que hacer maniobras en el dique, erogando caudales fuertes para pruebas hidráulicas, y no sabemos qué puede pasar con lo que hay al costado del río”.
En la Municipalidad de Luján también están al tanto del problema. “Hay instalaciones clandestinas. Tenemos problemas con algunas empresas de turismo y también con cabañas y restaurantes. Nosotros no tenemos poder de policía ni capacidad operativa para controlar en los márgenes de los ríos”, dijo Pablo Montalbán, director de Ordenamiento Territorial de Luján.
Una de las picardías de los propietarios es “estirar” los límites de los terrenos privados. En Irrigación recibieron una denuncia que terminó, por ejemplo, con la destrucción de una pileta construida por un particular sobre el río Diamante.
“Estando en el río no me dejaron pasar para pescar. El río no tiene dueño, es de uso público. Eso pasa en muchos lugares”, dijo Juan Manuel, un pescador que varias veces se topó con alambrados en arroyos cordilleranos.
Aguas arriba de Potrerillos no está claro quien tendrá el control. De todos modos ya hay varios emprendimientos.
Argentina Rafting, por ejemplo, estaba autorizado a trabajar en el río antes que se comenzara a construir la presa. Ese permiso lo entregó Recursos Naturales y cuando el embalse creció debieron mudarse. “Teníamos un permiso por 30 años. Ahora nos dieron a elegir un terreno y tenemos que comprarlo o alquilarlo. En general no hay problemas, algunas veces no dejamos pasar pero por seguridad, porque hay muchos objetos de valor”, explicó Rodolfo Navío. Esa empresa recibió además, un subsidio de 30 mil pesos para reconstruir su base de operaciones.
Otros emprendimientos de la zona, como Ríos Andinos, están en conflicto por las tierras.
Para evitar problemas, algunos optaron por dejar de lado el río. “Directamente no tocamos el río y no dejamos que la gente que se hospeda se acerque. Pusimos el alambrado para separar los límites. Para habilitar hicimos estudios y no hay peligro”, explicó uno de los responsables de las cabañas “Pueblo del Río”.
En Irrigación creen que las empresas de rafting están instaladas en zonas peligrosas. “Están en la cola del lago, que es el lugar de mayor fluctuación. Allí el agua sube y baja muy rápido. No sé si se tuvo en cuenta eso para las autorizaciones”, dijo un técnico.
“Hay emprendimientos que fueron autorizados precariamente. El Ente del Perilago se encargaría de coordinar y ordenar el panorama”, dijo Gustavo Morgani, subsecretario de Medio Ambiente.
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