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Título: PAPELERAS: BOTNIA RECHAZO LAS ACUSACIONES SOBRE CONTAMINACION (01/02)(Total News)
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Argentina - 01/02/2006
PARIS.- Botnia "continuará con la construcción" de su papelera en Uruguay porque "tiene todas las autorizaciones necesarias y porque las conclusiones del Grupo Técnico de Alto Nivel (GTAN) no son vinculantes", afirmó Annikki Rintala, vocera de la empresa finlandesa, en diálogo telefónico.
La firma finlandesa seguirá adelante
"Por el momento, es lo único que importa. La empresa, por otra parte, no tiene ninguna intención de recurrir a la Justicia. Son los Estados los que deben dirimir esta cuestión", agregó desde Helsinki.
La empresa finlandesa se pronunció un día después de conocerse el dictamen de la comisión binacional que debía estudiar el impacto ambiental de la instalación de dos plantas de celulosa en la localidad uruguaya de Fray Bentos. El GTAN concluyó siete meses de trabajo sin llegar a un acuerdo.
La empresa desechó también los argumentos argentinos, según los cuales la presencia de las papeleras provocará serios daños ecológicos: "En Finlandia, Botnia posee varias papeleras. El establecimiento de Rauma, por ejemplo, tiene casi las mismas características de las plantas que serán instaladas en Uruguay. Digo «casi» porque las que instalaremos en Fray Bentos serán aún más modernas, más evolucionadas tecnológicamente que las que existen en nuestro país".
Normas tecnológicas
En el caso de la planta de Rauma, la responsable de la comunicación hizo hincapié en el necesario respeto de las estrictas reglas definidas por la Unión Europea (UE) en materia de contaminación ambiental. "A partir de 2001 -explicó-, las plantas de celulosa dentro de la UE deben responder a las nuevas normas tecnológicas y medioambientales, mucho más severas que las anteriores. Botnia adoptó de inmediato el nuevo estándar y lo aplicó a todas sus plantas", indicó.
Los países de la UE tienen plazo hasta 2007 para poner en práctica las nuevas normas en las plantas instaladas en los años 80.
"Es impensable que un miembro de la UE instale tecnología contaminante en el espacio europeo. Por otra parte, lo más importante que tiene Finlandia es el agua y la calidad del aire. En Uruguay utilizaremos la misma tecnología usada en nuestro país, pero aún más evolucionada", insistió.
Rintala agregó que Botnia destinará entre "un 25 y un 30 por ciento de la inversión" al cuidado del medio ambiente. Como la fabricación de celulosa requiere grandes cantidades de agua, que se utiliza y luego se desecha, las plantas suelen ser instaladas al lado de sistemas hídricos. Según los ambientalistas, la planta de Botnia, prevista para producir cerca de un millón de toneladas de celulosa por año, generará la misma cantidad de aguas servidas que una ciudad de 100.000 habitantes.
Los responsables de la empresa rechazan esa afirmación. Antes de ser devuelta al río Uruguay, el agua pasará por un sistema de purificación tan riguroso que saldrá aun más limpia que antes, sostienen. "Nuestra planta dispondrá de un sistema depurador en piletas aisladas, denominado «fin de tubería», que evitará cualquier tipo de contaminación", insistió.
Sin argentinos
En todo caso, la dimensión que alcanzó la disputa parece alejar la posibilidad de una participación de los productores regionales argentinos en el proyecto. Botnia posee en Uruguay 60.000 hectáreas de bosques plantados con eucaliptos, materia prima para fabricar la celulosa. Pero ese volumen será insuficiente para responder al consumo de la empresa, que tiene proyectado producir alrededor de un millón de toneladas de celulosa por año.
Sus planes iniciales preveían recurrir a otros cultivadores de la región, particularmente los productores argentinos.
"Nuestra empresa contaba también con ellos para abastecerse. Habíamos comenzado numerosos negociaciones en ese sentido en la región. Ahora, desde hace varias semanas y por una razón desconocida, esas tratativas fueron suspendidas repentinamente. En esas condiciones, la eventual participación de productores argentinos en nuestro proyecto se hace muy aleatoria", puntualizó Rintala.
Botnia ratificó por último las cifras de creación de puestos de trabajo en la región, una vez instaladas las plantas. "Cuando los ambientalistas dicen que la contaminación terminará por provocar a término la desaparición de puestos de trabajo, nosotros les respondemos con nuestra experiencia de la planta de Rauma, que emplea entre 4000 y 5000 personas. Esos son los puestos directos, ocupados por gente que cocina la pasta de papel. Los empleos indirectos han sido estimados en 8000. Esas cifras, también previstas para Uruguay, fueron ratificadas por estudios del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)", concluyó.
Por Luisa Corradini
Para LA NACION
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