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Título: SALTA: LLEGA LA POLEMICA POR EL IMPACTO AMBIENTAL DEL AGUA EMBOTELLADA
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Argentina - 02/09/2008
Nuevo Diario de Salta publica hoy la noticia de que una conocida embotelladora de aguas gaseosas de Salta, que fabrica y distribuye las marcas de la multinacional más poderosa del sector a nivel mundial, "no paga nada por los millones de litros de agua que consume".
Proceso industrial del agua embotellada
El medio salteño cita como fuente las declaraciones del secretario de Recursos Hídricos de Salta (Alfredo Fuertes) quien habría confirmado que el gobierno anterior concedió el uso de agua pública a la empresa embotelladora sin contraprestación económica de ninguna naturaleza.
Fuertes dijo también que la Secretaría a su cargo "está a punto de aprobarle" a la misma empresa "una nueva concesión de agua pública con seis millones de litros anuales", si bien estudia la cantidad que aquella compañía deberá pagar para hacer uso del recurso.
El funcionario admitió también que actualmente el Estado provincial salteño desconoce la cantidad de agua que consume la empresa para su producción industrial. A la Provincia sólo le queda "fiarse" de la declaración jurada que emite la compañía en este sentido.
Según Fuertes, el organismo provincial realizó previamente los estudios necesarios para determinar que la cantidad de agua extraída no sea mayor a la capacidad de renovación del acuífero de la zona, y que no afecte el suministro de agua para otros barrios que utilizan el agua del mismo acuífero.
Problemas medioambientales
La preocupación del periódico salteño por el impacto medioambiental de la industria de embotellado de agua y de bebidas de refresco es sorprendente -al mismo tiempo que saludable- si se tiene en cuenta que los cuestionamientos a la compatibilidad medioambiental de este tipo de actividades apenas si han empezado a surgir en países de Europa.
En el origen de esta sensibilidad se encuentra, al parecer, un documental de la BBC británica, emitido recientemente, en el que se asegura que un litro de agua envasada puede generar 600 veces más CO2 que otro procedente del grifo.
Un experto español de Greenpeace ha afirmado también que el agua embotellada "es insostenible", ya que genera residuos y emisiones. Según este experto, para fabricar cada botella de un litro se consumen otros cinco litros de agua en el proceso.
Esto ha llevado al gobierno británico a dejar de consumir agua embotellada porque sus emisiones, transporte y consumo de energía perjudican el medio ambiente. En total, se estima que con la "ley seca" impuesta en el gabinete de Gordon Brown actualmente se consumen 250.000 botellas menos al año.
La presión sobre los fabricantes de agua embotellada y, en menor medida, sobre los fabricantes de refrescos (gaseosas, entre nosotros) va en aumento y a medida que esta campaña va tomando forma, los industriales encuentran más y mejores argumentos para defender su forma de producir.
Para empezar, los fabricantes del material plástico de las botellas, el PET (Politereftalato de etileno, plástico derivado del petróleo), dicen que el agua utilizada en el proceso de fabricación de un envase es "prácticamente nula": Sólo se emplea para refrigerar los moldes en un circuito cerrado. Además, explican, el agua se recicla, y para un envase de 1,5 litros se emplea 1,9 mililitros de agua.
Los fabricantes franceses y españoles intentan diferenciarse de los británicos diciendo que, desde antiguo, ellos producen "alimentos" y no agua del grifo embotellada, como lo hacen los ingleses. Se trata, dicen, "de un producto alimentario, como la leche, la cerveza o los refrescos, que también se embotellan". Recuerdan que las primeras aguas mineromedicinales, de hecho, se vendían en farmacias, pero que en los años 50 comenzaron a comercializarse en tiendas de alimentación y hoy incluso se ofrecen como productos exclusivos en algunos restaurantes siempre destacando sus "beneficios para la salud".
Precisamente los ecologistas tienen en su mira, no tanto a los industriales del agua embotellada, sino a los restaurantes que "ofrecen primero la botella de agua en vez de la tradicional jarra con agua del grifo". Sólo en Londres, la alcaldía ha lanzado una campaña para que los ciudadanos "no sientan vergüenza" en pedir "agua del caño" en vez de una botella.
La polémica no ha hecho sino empezar, y por lo que se comprueba, también ha llegado a Salta.
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