 |
|
Título: UN ROBOT FUE LOS OJOS DE LOS INGENIEROS PARA REVISAR EL DIQUE EL CHAÑAR - [Diario Río Negro 11/05]
|
Argentina - 00/00/0000
Cortaron durante casi dos horas el agua del río Neuquén para revisar parte de la presa. Las instalaciones tienen 28 años de vida. El aparato fue dirigido desde la superficie.
A las 11 de la mañana las seis compuertas del dique El Chañar se cerraron por completo y transformaron lo que hasta entonces era un torrente arremolinado en algo muy parecido a un estanque. Un robot un poco más grande que una pelota de fútbol pudo entonces bucear por los bordes de la obra que disipa la fuerza del agua para verificar el estado de los bloques de hormigón horadados durante casi tres décadas.
El corte completo del paso de agua hacia el Alto Valle duró sólo 1 hora y 45 minutos.
Tras el cierre de las compuertas y en cuestión de minutos a 300 metros del dique comenzó asomar lo que hasta el más mínimo caudal oculta: piedras, algas, tierra y hasta la fauna minúscula que habita en el lecho del río y que rápidamente atrajo a sus depredadores.
Al cabo del tiempo que el río Neuquén permaneció sin recibir agua, el nivel, a pocos metros de la presa, quedó 1,2 metro por debajo del que tenía antes de cerrar las compuertas.
La maniobra que la concesionaria de la hidroeléctrica Cerros Colorados realizó ayer a la mañana tuvo como finalidad constatar en qué estado se encuentra el muro de hormigón de 3,5 metros de alto que, sumergido, evita que el agua sea restituida al río desde la presa El Chañar con una fuerza que socavaría el lecho y las costas.
La inspección no la realizaron ingenieros devenidos buzos sino un pequeño robot, único en su tipo en Argentina, con una versatilidad asombrosa para sumergirse y avanzar, y dotado de una cámara de video y luces que permiten estar plácida y cómodamente sentado mientras se lo opera.
Estos trabajos forman parte de las exigencias que establece el Organismo Regulador de Seguridad de Presas (Orsep), cuya regional Comahue ha demostrado, desde siempre, gran calidad en el efectivo cumplimiento de las normas de prevención para la integridad de estas moles de la ingeniería.
Serán sus autoridades las que recibirán el informe de los ingenieros de Duke Energy, concesionaria de Cerros Colorados, una vez que sea interpretadas las imágenes que quedaron grabadas en la filmación cuyo registro fue supervisado por uno de los especialistas de la empresa.
Un representante de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas, el organismo que tiene a cargo el control del manejo del agua, verificó en el lugar que el plazo de una hora y media dado por el organismo no se extendiera (de hecho se permitió sólo una prórroga de 15 minutos).
Con los caudales actuales por estos días, el agua viaja a una velocidad de entre 3,5 y 4 kilómetros por hora. Es de suponer, entonces, que recién hacia la madrugada de hoy la abrupta bajante se vería reflejada en el nivel del río a la altura de los puentes carreteros entre Neuquén y Cipolletti. De cualquier modo, se estima que lo que se mide en metros en la desembocadura del dique se transforma en centímetros 60 kilómetros aguas abajo.
Los estándares de seguridad de presas que se exigen en las obras nacionales bajo jurisdicción del Orsep son sumamente altos. Una prueba de ello es que las empresas están obligadas a contratar a consultores independientes de prestigio internacional, que periódicamente inspeccionan las obras y presiden paneles de especialistas que formulan recomendaciones.
La función del cuenco disipador de la energía del agua inspeccionado ayer es la de amortiguar las modificaciones del cauce del río que la fuerza de las erogaciones podría provocar.
En el sitio donde se encuentra el dique El Chañar no tiene gran desarrollo aguas abajo de la presa. Un deterioro demasiado marcado del hormigón del cuenco amortiguador no provocaría, seguramente, mayores inconvenientes, pero difícilmente un consultor internacional permita que, en caso de daño, esa falla no se repare.
Habrá que ver cuál es el informe al Orsep. En caso de que sea necesario encarar arreglos, la solución enfrentaría nuevamente a los ingenieros al desafío de buscar la manera de no frenar el paso de un río indispensable para la región y, a la vez, aislar las partes erosionadas para repararlas.
Como un buzo
Para el ingeniero de Cerros Colorados que ayer tuvo a su cargo la inspección del cuenco disipador del agua fue como estar buceando por el fondo del agua, deteniéndose en cada detalle y volviendo cuantas veces fuera necesario sobre sus pasos. Ello fue posible gracias a la experiencia del operador del \\\"joystick\\\" y del tablero que con maestría guió el robot por cada rincón de la obra. El recorrido del aparato por el fondo de hormigón del cuenco y los \\\"dientes\\\" del disipador quedó registrado en un video del que se extraerán fotografías para contrastarlas con las que se registraron hace un año.
Todos se sintieron un poco como un Jacques Cousteau de agua dulce cuando delante de la cámara de video del \\\"remote operate vehicle\\\", que así se llama el robot, apareció la primera perca, un pez menospreciado por muchos pescadores deportivos pero muy rendidor sobre las brasas. Y ni hablar de la aparición de los cangrejos que aprovecharon que el torrente de agua había cesado para pasearse sobre los hasta entonces inexplorados bloques de hormigón del disipador.
Hace 28 años que esta presa, la última que se construyó en el sistema Cerros Colorados, frena el río Neuquén. Desde que el cuenco disipador de la energía del agua comenzó a cumplir sus funciones nunca fue reparado.
|
|
|
 |
