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Título: MENDOZA: OBRAS, CONTINUIDAD DE GESTION Y POLITICA DEL AGUA
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Argentina - 20/01/2008
La demanda de continuidad en las políticas de Estado en materia de administración y preservación del agua, recurso escaso y crítico, ha conformado gran parte del devenir de la historia social, económica y por cierto política de Mendoza.
La demanda de continuidad en las políticas de Estado en materia de administración y preservación del agua, recurso escaso y crítico, ha conformado gran parte del devenir de la historia social, económica y por cierto política de Mendoza. La administración racional de la escasez ante la expansión vertiginosa de la demanda -en contraste con los presagios científicos sobre cambios climáticos que complicarán esa ecuación- ha motivado desde hace décadas, insistentes reclamos de una política pública que dé permanencia y continuidad al esfuerzo de productores, gobiernos municipales, provinciales y nacional, junto con las ONGs e incluso las propias empresas interesadas, en la tarea común de priorizar la modernización de nuestro sistema de riego. Mendoza -pese a ricos antecedentes históricos en su cultura del agua- muestra sin embargo un largo período durante el que se adormeció, postergando la modernización de su infraestructura de riego.
Desde estos mismos espacios de reflexión hemos propiciado y por cierto aplaudido la continuidad de obras e iniciativas que aporten a renovar y ampliar la capacidad de embalse para almacenar agua en los oasis productivos (es escasa en los oasis surcados por el Tunuyán y el Mendoza, por ejemplo); intensificar la inversión para revestir los canales de distribución -primarios y secundarios- y mantener colectores y de control de crecidas. Porque a pesar de estos últimos años de inversión, la provincia aún muestra un bajo porcentaje promedio de capacidad de almacenaje, tiene déficit en impermeabilización de canales y necesita una intensa renovación de los métodos internos de riego en las fincas, incluyendo presurización, goteo, aspersión y sistemas de medición que alienten el ahorro y la renovación.
Precisamente, en función de esa política de Estado, cuya continuidad sin especulaciones partidarias le requiere la sociedad a las sucesivas administraciones públicas, hemos señalado como destacable la inversión y las obras mayores sostenidas -por ejemplo- en la construcción de los canales marginales San Martín, en el área de influencia del río Mendoza, y marginal del río Atuel, en el sur mendocino, sostenidas por sucesivas administraciones. O en su momento la construcción del embalse Potrerillos, sobre el río Mendoza. En ese contexto, y con el mismo criterio de rescatar la continuidad en la previsión del futuro provincial, destacamos la construcción del revestimiento y corrección de los 36 kilómetros del canal Reducción-Los Andes, un inversión de más de 60 millones de pesos terminada durante el último gobierno provincial y que beneficia a 13.500 hectáreas en torno a las que viven 8.000 habitantes de Rivadavia y Junín, en el área del río Tunuyán Inferior.
El nuevo gobierno asumido el 10 de diciembre mantuvo esa continuidad de gestión y adjudicó las obras licitadas por la administración anterior, que implica una inversión de 102 millones de pesos, para corregir e impermeabilizar 4 canales fundamentales para la zona productiva en el curso del Tunuyán (los arroyos canales Independencia-Cobos; Constitución-Medrano, Las Tunas y Arroyo Grande). Estas últimas implican un beneficio directo para aproximadamente 29.000 hectáreas bajo riego en el Valle de Uco y en el Este y la corrección de antiquísimas deficiencias en la red.
No es un tema menor para la provincia y su expansión social y productiva: continuidad en la gestión pública del agua escasa, el punto crucial en cualquier proyecto de futuro. Cabe esperar, sin embargo, que la actual administración priorice entre sus objetivos de política del agua la necesidad de intensificar -junto con Irrigación, los regantes, el empresariado, los gobiernos municipales, provinciales y nacional- la modernización integral de nuestro sistema de riego, incluyendo la ampliación urgente de la capacidad para embalsar agua en los oasis con almacenaje deficitario (los científicos insisten en la posibilidad de crisis de caudales futuras); completar la impermeabilización, entubamiento y presurización de canales y su presurización donde lo justifique, apoyando simultáneamente la intensa renovación de los antiguos métodos de riego tranqueras adentro. Es la conducta que está asumiendo el mundo productivo ante las advertencias de los científicos, que previenen sobre la urgente adaptación ante el cambio climático que complica aún más las antiguas necesidades.
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