Título: CORRIENTES: REPRESAS EN CERO Y UN PANORAMA QUE PUEDE RESULTAR CALAMITOSO (07/03)..
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Argentina - 07/03/2005
La situación actual -dice- se define por el hecho de que las represas a esta altura de la presente campaña ya están quedando en cero en cuanto a disponibilidad de agua para el riego y en esa condición deberán afrontar el comienzo....
Si el año arrocero 2005 parece ahora salvado en cuanto a la expectativa de cosecha pese a los vaivenes climáticos soportados, la perspectiva para la campaña siguiente, que debe iniciarse en seis meses más, se presenta en cambio sumamente incierta en la región productiva central, que depende del riego por represa: estas no van a llegar al final de la presente con agua de reserva tras sus terraplenes. Y si las condiciones climáticas se mantienen como hasta ahora -hasta septiembre en materia de lluvias-, esas reservas no podrán ser recompuestas, con el consiguiente impacto negativo en la posibilidad de comenzar la siembra del ciclo 2005/2006.
La preocupación al respecto tiene fundamentos. “A diciembre de 2004 -dice a El Litoral el representante en capital de la Asociación Correntina de Plantadores de Arroz, ingeniero agrónomo Jorge A. Vara- ya había (según datos del Inta Mercedes) un déficit acumulado de lluvias de 444 milímetros respecto a la media histórica para la zona y, si a esa cifra se suma el faltante correspondiente a enero y febrero (meses con un promedio histórico de 280 milímetros, pero que este año marcaron en los pluviómetros solamente 150) se está ya en los 574 milímetros de déficit respecto a tal promedio acumulado en los 14 meses desde la cosecha anterior”.
Tales números describen con preocupante claridad la situación existente en el área mencionada, descripción que nuestro entrevistado remata como sigue: “La situación actual -dice- se define por el hecho de que las represas a esta altura de la presente campaña ya están quedando en cero en cuanto a disponibilidad de agua para el riego y en esa condición deberán afrontar el comienzo de la próxima si las lluvias de otoño, que aportan el primer período de recarga de los reservorios en el año, no se dan normalmente y permiten la recomposición de esas reservas. Pero -advierte- esas lluvias deberían haber empezado ya en febrero, cosa que no ha sucedido”.
Comprobación esta última que, sin duda, pone un inquietante signo de interrogación para este sector de la economía correntina respecto a su próximo ejercicio productivo.
“Para regularizar la situación y hacer que en la próxima campaña se pueda aprovechar el área potencial de siembra de las represas -que ronda las 46 mil hectáreas- en el otoño próximo -previene Vara- debería llover un 30 por ciento por encima de la medida histórica. Y lo normal es que lo que no llueva en otoño no lloverá en invierno”, observación de la cual resulta que el lapso que media hasta el mes de junio será decisivo para la suerte de la mitad de la zafra arrocera provincial del año 2006.
Este ingeniero agrónomo, productor y profesor universitario en el tema cultivos y titular, además, de una firma consultora que asesora a otras firmas arroceras y productoras individuales del sector, es categórico respecto a la perspectiva vista a la luz de tales condicionantes: “Si tal cosa ocurre (que no llueva en otoño o no se llegue al porcentaje mencionado, necesario para recomponer la situación) el panorama para la próxima campaña se presentará calamitoso”.
La sed del arrozal
Las elevadas temperaturas constantes y coincidentes con muy bajos índices de humedad relativa del ambiente (por debajo del 20 por ciento) elevaron de manera drástica los requerimientos de agua en los cultivos arroceros de la provincia, factores climáticos que se sumaron al de escasez de lluvias.
Esas condiciones se tradujeron en incrementados consumos de agua por las plantaciones por evaporación (evapotranspiración) hacia la atmósfera que, agregados a la infiltración del líquido en el suelo, supusieron consumos de hasta 15 milímetros diarios, equivalentes a 150 mil litros por día y por hectárea, cifra que, referida a una unidad de cultivo hipotética de 100 hectáreas, implica un requerimiento de 15 millones de litros diarios, dato confrontable al hecho de que las explotaciones arroceras en la provincia se dimensionan entre algunos cientos y varios miles de hectáreas.
Tales cantidades, al no ser aportadas por lluvias normales, no siempre pudieron ser abastecidas totalmente por los sistemas de riego artificial disponible, perturbando esto la evolución de los cultivos y originando pérdidas de diversa importancia según la magnitud del estrés hídrico en cada sembrado.
La sed de arrozal puede, en determinadas condiciones como las producidas en la provincia durante la presente campaña, resultar inextinguible.
Fuente: El-litoral.com.ar
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