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Título: PARANÁ . Para asociaciones ambientalistas deberían tratarse los líquidos que van al río ..
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Argentina - 20/01/2005
Cloacas: el desagüe mayor, entre la contaminación y la pesca
Cloacas: el desagüe mayor, entre la contaminación y la pesca
SEBADERO. La “boca del caño” es un atractivo por los peces que atrae pero hay muchos riesgos para la salud. (Julio Blanco)
Productos químicos, desechos que arrastran los arroyos y todo tipo de residuos se suman al “caño de la cloaca” en la ciudad, que si bien se constituye en un espacio de gran pesca, el riesgo para la salud es muy alto. Piden modificar conductas sociales para proteger el agua y las personas.
| Marta Marozzini
Por una boca redonda y grande desaguan al río los líquidos cloacales de la ciudad. Se trata de un chorro grueso que cae a la orilla y supone el derrame de miles de litros por día, desde hace años al Paraná.
Es un caño que aparece de abajo de tierra a un costado de Bajada Grande —al final de la vieja traza (ahora intransitable) de calle Ameghino— y está sostenido por fuertes estructuras de cemento formando una especie de muelle, que en otro tiempo tenía hasta un farol en uno de sus extremos. Ahora está abandonado.
Por ahí drenan las aguas servidas que reúnen las tres redes cloacales existentes en la capital, a la que están conectado alrededor del 50 % de la población. Y lo hace “en crudo” puesto que no existe planta depuradora, una obra sobre la que se habló en los `90 y la que se volvió a mencionar hace unos meses en el Concejo Deliberante al aprobarse un proyecto de resolución por el que se solicita al Ejecutivo analice la factibilidad de la iniciativa.
Mientras tanto, es habitual que haya personas con sus líneas en las inmediaciones del “caño de la cloaca” —así le llaman en la zona—, ya que la pesca está casi asegurada. Es que la existencia de los desperdicios en el agua sería “como un sebo para los peces”, explicó a EL DIARIO un conocedor del tema. El hecho de que se tiren los desperdicios al río no es nuevo —se remonta a los ‘60 cuando se instalaron las primeras cloacas—, como tampoco lo es la pesca en cercanías del desagote. Eso aseguraron pescadores y habitantes ribereños.
PROTECCIÓN. Especialistas consultados coinciden en que no se deberían tirar los líquidos al río. Con esa visión se abordó el asunto.
Daniel Verzeñassi, integrante del Foro Ecologista de Paraná y bioquímico, consideró con estas prácticas se trata “de condenar nada más y nada menos que el agua dulce que nos protege y nos rodea y a la cual le echamos mano para proveernos y alimentarnos. Sin embargo, le tiramos la química de todos los desagües cloacales”.
Comentó que por esos caños se evacuan reactivos de laboratorios bioquímicos, detergentes y otros productos dañinos como el mercurio de los termómetros que contamina entre 800 mil y un millón de litros de agua por cada aparato roto; mientras tanto, remarca que el Estado no instrumenta campañas de información sobre la necesidad de preservar el río. “No existe absolutamente nada que ordene una conducta responsable, cuidadosa, amigable de parte de la población para con el entorno”, sostuvo.
Y agregó que al tema de la contaminación del agua, la Municipalidad decide “meterlo abajo de la alfombra”. En este punto, mencionó junto al drenaje cloacal, el desvío del arroyo Las Viejas. “Hay un ejemplo muy patético: para que (la contaminación) no se vea en las playas del Thompson se la meten aguas arriba de Puerto Sánchez”.
Consultado sobre si el Paraná puede autosanearse —tal cual apuntan algunas posturas—, Verzeñassi dijo: “La capacidad de depuración es para un río constante y nuestros ríos han dejado de serlo a partir del cambio climático. Entonces, ya nada es lo mismo que lo que se sabía porque los caudales y los regímenes de crecida son diferentes”.
Añadió que a los niveles de contaminación de la salida cloacal se le agrega, a unos metros, los desperdicios del Volcadero de basura que en los sectores de bañados tienen “una capacidad de contaminación de altísimo impacto” por metales pesados como: mercurios, cromos, arsénicos, entre otros. Por sobre ese relleno sanitario se emplazaría una costanera oeste, según los anuncios oficiales, lo que el profesional consideró “una aberración”.
SUCIOS. En las inmediaciones de la salida cloacal se pesca y los animales que se alimentan en ese sector “están todos sucios”, sentenció Verzeñassi, tras lo que apuntó contra los que tienen la responsabilidad de resguardar la salud de la población ante el hecho de que se pesque en ese sector.
Por su parte, Norberto Oldani, experto de Santa Fe, sostuvo que en su ciudad desde hace años la gente pesca en las inmediaciones de los desagües y que si bien no conoce estudios sobre el estado de contaminación de esos peces, dijo: “Yo no los comería... Me parece que es una situación sanitaria importante” de la que deberían ocuparse autoridades municipales o provinciales.
En cuanto a los niveles de contaminación del agua, sostuvo que una cosa es si se trata de residuos orgánicos, como la materia fecal, y otra si se los residuos son productos químicos (como insecticidas, pesticidas), que tienen un poder residual y de distribución mucho mayor.
Para Oldani, la inmensidad del Paraná ayuda a diluir los líquidos; pero opinó que las ciudades deberían tener plantas de tratamiento de estos residuos. “Es insólito que no la tengan; pero es una vieja costumbre de los argentinos de tirar todo a los ríos”, indicó para recordar que ninguna ciudad ribereña de esta región trata los líquidos.
“La obligación de todos es cuidar el recurso. Uno tira de la cuerda: le saca los peces, le tiran los líquidos cloacales....entonces los recurso seguramente se va degradando”, explicó.
Buscar el sustento en la zona del “caño”
“No debería estar permitida la pesca en la zona del caño de la cloaca. Pero la presión es tan grande sobre el recurso pesquero, que muchas veces lleva a que algunos, por necesidad, pequen ahí o en la zona de los bañados del Volcadero, donde hay residuos patológicos de hospitales desde hace años”. Así explicó un viejo pescador y conocedor del río sobre lo que sucede desde hace décadas en la costa oeste del Paraná, lugar de asiento de barrios pobres. El hombre, que pidió reserva de su nombre, indicó que el lugar de la cloaca es denominado “un sebadero”, puesto que “hay alimentos para los peces”. Hay gente de los barrios humildes que van a conseguir el sustento del día, pero también hay algunos “pescadores que se dedican a la comercialización”, afirmó. Hoy día, aclaró que los que más van a ese sector —donde la pesca está garantiza pese al “riesgo que eso implica”—, son personas que pescan para su propio consumo “por supervivencia”, dijo.
Antes, rememoró, era “más la gente” que iba a pescar; ahora, en cambio, la afluencia se ha reducido por cuestiones de inseguridad. Es que ha habido robos y asaltos, contó. El pescador, sabedor de los problemas del río, dijo que no sólo la cloaca hace daño sino también la cantidad de suciedad que descargan los arroyos.
Personal de la Prefectura Naval suele recomendar que no se pesque en la zona. Según se informó desde la sede local, no existe disposición alguna sobre el tema y la jurisdicción no abarca la costa, pero se trata de persuadir a los vecinos para que pesquen en otro lado, se dijo. La problemática sería de jurisdicción municipal y provincial.
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