Título: NEUQUEN: LA SEQUIA CREA TRAMPAS MORTALES PARA LOS PECES
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Argentina - 14/10/2007
En el tramo medio del Limay quedan brazos "colgados". Las truchas no pueden sobrevivir en esas lagunas. De Pichi Picún Leufú a la cola del embalse de El Chocón, el tramo medio del Limay quedó modificado.
NEUQUÉN (AN) - La sequía transformó el tramo medio del río Limay en una trampa mortal para los peces. La falta de agua desconecta brazos de grandes extensiones, que quedan convertidos en lagunas; las filtraciones hacia el cauce principal hacen el resto porque van dejando a las truchas sin oxígeno y sin agua.
La Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) estudia ahora una nueva manera de operar la central hidroeléctrica para prevenir la creación de esas condiciones.
A menos de una década del llenado de Pichi Picún Leufú ya puede decirse que el impacto de esta obra hidráulica en la cuenca es notable.
A finales de la década pasada, cuando la obra finalmente pudo ser terminada (Hidronor la dejó a medio hacer en tiempos del menemismo) se detectó un error de diseño que los ingenieros no habían visto en el proyecto: el vertedero (no las turbinas) crea una burbuja que hace que los peces literalmente estallen por dentro.
El error no se solucionó pero sí el impacto porque se diseñó un modelo de operación del vertedero que permite prevenir un aumento de gases en el agua.
Dicen los pescadores que con Pichi Picún Leufú quedó perdido para siempre un rincón único del río Limay.
Pero, como se ve, no fue el único error de los que diseñaron la presa porque (ahora se sabe) los bajos caudales constantes borran las entradas de agua a muchos de los brazos que como ramificaciones van danzando a los costados del cauce principal.
Con sequías menos marcadas, en la Autoridad de Cuencas habían detectado que uno de los brazos más importantes -tanto que tiene nombre, Taux- perdía demasiada agua cuando el río bajaba, con el agravante de que por el tipo de arena y otras condiciones naturales el cauce es usado por los peces para el desove y la reproducción. La solución fue, si no compleja, al menos costosa, porque debió diseñarse una obra para que, ni con bajos caudales, dejara de entrar agua en el brazo.
Pero sería demasiado caro hacer lo mismo con cada meandro, ahora que la sequía más profunda de la corta historia de Pichi Picún Leufú los deja sin agua. El mínimo de agua que puede dejar pasar esta presa son 190 metros cúbicos por segundo, que es lo que eroga una sola turbina. Ese es el caudal llamado "ecológico". Hasta esta semana es ese el promedio diario que suele tener la obra, pero ya se sabe que la semana que viene crecerá notablemente.
Hasta ahora, cuando el despacho de energía baja en el país (durante los fines de semana, esencialmente) ese caudal hace que queden "colgadas" verdaderas peceras, pero apenas aumenta la demanda en el país, crece la generación, los brazos vuelven a llenarse y los peces tienen una nueva oportunidad.
De todos modos, si la erogación se mantiene de manera constante en sus mínimos hay brazos que pierden la alimentación de agua y pasan a transformarse en lagunas de manera permanente.
Para los peces es una muerte segura porque, además de ir faltándole el oxígeno, las lagunas van filtrando agua hacia el cauce principal.
La secretaría de Gestión Ambiental de la Autoridad de Cuencas, a cargo de Horacio Boland, realizará una campaña aerofotográfica sobre ese tramo medio del Limay en cuanto el cielo se despeje y se creen las condiciones de visibilidad óptimas. La idea es documentar las condiciones de los brazos en cada nivel de erogación para diseñar una combinación de normas de manejo del agua en esta presa que impida que esas condiciones vuelvan a darse.
Una vez que esta herramienta quede definida, será enviada a la secretaría de Energía para que se incorpore a la programación del despacho de la central y prevenir nuevas mortandades de peces. |
