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Título: MEDIO AMBIENTE: APRENDER DEL ERROR
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Argentina - 09/09/2007
Takashi Hamazaki, experto japonés en medio ambiente, explica que el planeta tiene cada vez menos margen para el error. Por eso promueve una educación ambiental que induzca a no transitar caminos que sólo generan más pobreza. Esta semana dará en Buenos Aires una charla a propósito de esta problemática
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/revista/nota.asp?nota_id=940772
A más educación, más desarrollo. Es una ley de hierro, y el experto japonés en medio ambiente Takashi Hamazaki lo sabe bien. Aunque se graduó en matemáticas en la Universidad de Osaka y desarrolló la mayor parte de su carrera laboral en la industria informática, hace ya una década comprendió que el crecimiento económico no puede basarse en la contaminación indiscriminada, que los recursos del planeta son finitos y que las futuras generaciones sólo serán viables a partir de un desarrollo sustentable. Se volcó entonces a trabajar como voluntario, los fines de semana, en una organización ambiental preocupada por algunos de los problemas más acuciantes en su país, pero que no son muy distintos de los que preocupan en todas partes: qué hacer con las montañas de basura que se acumulan en las llamadas sociedades de consumo, cómo cuidar la calidad del agua, cómo encarar el efecto invernadero y otras consecuencias del cambio climático, o cómo ser más efectivos en la protección de los recursos naturales.
Ahora, con 61 años y ya retirado de la vida laboral activa, Hamazaki forma parte del programa de voluntarios seniors implementado por el gobierno de Japón para posibilitar que sus recursos humanos supercapacitados, jóvenes aún pero ya jubilados, y con una gran experiencia acumulada, vuelquen esos conocimientos en países que se lo soliciten.
Así llegó a Buenos Aires, de la mano de la Agencia Internacional de Cooperación del Japón (JICA) y a pedido de la Fundación Espacios Verdes, una ONG destinada a fomentar la protección y la creación de reservas naturales y espacios verdes para la comunidad, así como a trabajar en la educación y concientización medioambiental, además de colaborar con otras instituciones dedicadas al cuidado del ambiente.
Consciente de que los países más desarrollados crecieron sobre la base de la contaminación, el especialista cree que la experiencia del Japón puede ser útil a países en desarrollo. \\\"Queremos enseñar lo que aprendimos de nuestros errores\\\", dice.
-¿Cómo congeniar no contaminación con crecimiento o, dicho de otra manera, cómo alcanzar un desarrollo sustentable?
-Los países desarrollados tienen una problemática, y otra diferente los países en vías de desarrollo. Estos, a fin de aumentar su producción de granos y alimentos, necesitan cambiar las formas rudimentarias y tradicionales de su subsistencia, modificar los ecosistemas naturales para convertirlos en tierras cultivables, construir represas y desviar el curso de los ríos, lo cual implica poner en riesgo el delicado equilibrio ecológico regional. Los países ricos crecieron en buena medida contaminando, es verdad, pero ahora vemos las consecuencias y queremos colaborar desde nuestra experiencia para reducir el impacto ambiental. El planeta tiene cada vez menos margen para el error. De allí la importancia de una educación ambiental que oriente a los países a no transitar caminos que sólo pueden generar más pobreza. China tiene hoy un desarrollo impresionante, pero el gran interrogante es qué va a pasar con su medio ambiente y sus recursos naturales en pocos años más.
-¿Teme que se mate a la gallina de los huevos de oro?
-Lo que digo es que, a la larga, el daño ambiental genera más pobreza. La pérdida de la diversidad biológica es el daño más importante del cambio ambiental. Las causas más obvias son la tala y quema de los bosques en gran escala, la sobreexplotación de las tierras, las cosechas y la caza indiscriminadas, el mal uso de pesticidas y fertilizantes químicos, las prácticas de pesca destructivas, la contaminación del agua y del aire, y la transformación de la tierra silvestre en agrícola o urbana.
-Se dice que el futuro del planeta está en peligro. ¿Coincide con este pronóstico?
-Entre casi 10 millones de especies, una sola, la humana, está destruyendo el 40 por ciento del potencial de productividad primaria neta de la Tierra. El destino del agua, del aire, del suelo y de los bosques está indisolublemente ligado al de los seres humanos, que necesitan de esos recursos. Su sobreexplotación es una seria amenaza.
-A diferencia de los EE.UU., Japón firmó el Protocolo de Kyoto, pero, según se sabe, no estaría cumpliendo en bajar el porcentaje de emisiones contaminantes...
-Somos conscientes de que los esfuerzos no son suficientes y de que debemos profundizarlos, y entendemos que la educación es el camino. Pero hemos hecho grandes avances en ese sentido, a partir justamente de nuestra perseverancia en materia educativa, que termina influyendo, antes o después, sobre los que deciden. También debería decir que una cosa es el gobierno de los Estados Unidos, que sostiene -por el momento- que firmar ese protocolo es un compromiso que impactará en su economía, y otra cosa son sus ciudadanos, que tienen una creciente conciencia ambiental y a la larga van a terminar influyendo en sus gobernantes.
-¿No es usted demasiado optimista?
-Pero es que es así. De hecho, el cambio climático es una preocupación constante, ya que muchas de las ciudades norteamericanas han sido castigadas por el efecto de desastres naturales, aun cuando todavía no se tenga confirmada la relación de causa y efecto. Pero hay conciencia de que es un tema de cuidado y de que hay que cambiar muchos hábitos si lo que nos preocupa es, no ya el destino del planeta, sino nuestro cercano futuro y el de nuestros vecinos más próximos.
Pero también hay buenos ejemplos dentro de los países desarrollados, como Alemania. Allí, la premier Angela Merkel está trabajando muy bien, y se ha propuesto que para el 2020 el 30 por ciento de la energía utilizada en su país será eólica. Yo desearía que ese dinamismo se multiplicara por todos lados, sin distinguir entre países desarrollados y no desarrollados, porque sin conciencia ambiental siempre habrá pobreza al final del camino.
Por Carmen María Ramos
Para saber más: eventos@lanacion.com.ar
Desde el origen
Biodiversidad, ecosistemas, contaminación, desarrollo sustentable, suelo, agua, residuos urbanos: los temas clave del medio ambiente son esenciales para la calidad de vida. La educación está en el centro de esta preocupación, y se llegará a mejores resultados mientras antes se ponga a los niños en contacto con estas ideas.
Eso piensa Takashi Hamazaki; de allí que gran parte de sus esfuerzos estén encaminados a la difusión y la capacitación de los más jóvenes. Con ese objetivo estuvo en Jordania durante todo 2004 y ahora llegó a la Argentina para colaborar con la Fundación Espacios Verdes (FEV) y su proyecto de que la educación ambiental llegue a todas las escuelas. También asesorará al centro experimental de educación y conservación impulsado por la FEV en las reservas de Mogote Bayo y de Salto del Tabaquillo, en Merlo, San Luis. Reserva protegida, banco genético, estudio e investigación de las hierbas aromáticas y medicinales, ecoturismo, folklore, raíces, identidad: son todos objetivos de ambas reservas, un ejemplo de la importancia de multiplicar espacios protegidos destinados al bien común.
Con entrada libre
El 12 de este mes, en el auditorio Santa Cecilia de la Universidad Católica Argentina (Alicia Moreau de Justo 1500), Takashi Hamazaki disertará ante científicos, ambientalistas de diferentes ONG, alumnos y docentes de distintas universidades del país. La presentación, con entrada libre, tiene el auspicio de la embajada del Japón, el diario La Nacion y la Fundación Temaikèn y se iniciará a las 9.30.
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