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Título: Misiones:La polución que evita Garabí..
Argentina - 17/01/2005

Garabí puede y debe construirse minimizando los efectos negativos que toda obra humana posee, y maximizando sus efectos positivos. Pero esto es tema de otro artículo.

Por definición, al mencionarse la termoelectricidad, los combustibles más usados son los distintos tipos de hidrocarburos; básicamente petróleo, gas y carbón, así como en mucha menor medida otros hidrocarburos marginales.
El efecto invernáculo (más conocido como efecto invernadero), es consecuencia de la masiva emisión de gases polucionantes. Del total mundial, el 40 % es emitido por las centrales termoeléctricas, otro 40 % por los distintos tipos de vehículos, y el 20 % restante es consecuencia de otras fuentes diversas.
Además de los gases que contribuyen al efecto invernadero, las centrales eléctricas que funcionan en base a hidrocarburos, son causantes de la lluvia ácida, de terribles consecuencias sobre los seres vivos, e incluso en los edificios de áreas muy polucionadas. Ello es consecuencia de la emisión de las partículas sulfurosas y de nitratos de los gases de combustión de los grandes motores y turbinas de generación, las que se mezclan con las gotas de agua en suspensión, que terminan precipitándose como lluvia, nieve o granizo.
Pero además las centrales termoeléctricas producen residuos fluídicos (aceites, refrigerantes, etcétera.) de muy difícil y costoso tratamiento;los que en general terminan polucionando la tierra, los cursos de agua superficiales y -por escurrimiento- las napas freáticas.
Adicionalmente, las centrales termoeléctricas producen desechos sólidos (repuestos u componentes usados y polucionados con hidrocarburos), de costoso o muy difícil reciclado.
De hecho, usualmente estas centrales son muy ruidosas, por lo que la contaminación sónica de los grupos termogeneradores, es muy alta.
Tampoco es despreciable el nivel de riesgo y las tasas de accidentes -muchos de ellos severos- resultantes del hecho de operar con combustibles de alta volatilidad y fácil ignición, sobre todo gas y derivados del petróleo.
Es bien sabido que de los tres tipos de hidrocarburos más usados, el carbón es el más contaminante, siguiéndole en escala descendente el petróleo, y finalmente el gas natural.
Para dar ideas de magnitudes, se detallan seguidamente las cantidades de sustancias polucionantes emitidas por una central termoeléctrica que utiliza diesel oil, para un volumen de generación eléctrica equivalente a un año de producción de la Central Hidroeléctrica de Garabí.

Emisiones equivalentes a una generación de 6.000 GWh
Combustible Diesel Oil
• Dióxido de carbono: 3.687.000 toneladas
• Monóxido de carbono: 1.135 toneladas
• Metano: 225 toneladas
• Óxido de nitrógeno: 8.510 toneladas
• Anhídrido sulfuroso: 1.200 toneladas
• Otros gases contaminantes: En pequeñas proporciones

Por supuesto no faltarán los opinantes que argumenten la supuesta viabilidad absoluta de las llamadas “nuevas fuentes de energía”, como la solar, eólica, mareomotriz, geotermia, hidrógeno, etcétera.
Lo que usualmente dichos opinantes omiten es mencionar las notables limitaciones técnicas que adolecen dichas “nuevas fuentes”, que las hacen muy poco viables para producir grandes volúmenes de electricidad, en forma constante y en cualquier lugar del mundo.
Tampoco explican que los costos por KWh son mucho más elevados que los normales de las usinas termoeléctricas, y sensiblemente más altos que los costos por KWh de las hidroeléctricas.
Término medio puede estimarse en multiplicar por cinco (e incluso más) los costos de generación de una central hidroeléctrica promedio.
¿Estaría usted dispuesto, amigo lector, a solventar dicha diferencia? En países de la Sociedad Postindustrial, esos costos son solventados -vía subsidios- por los respectivos Estados Nacionales. Eso lo pueden hacer EEUU, Alemania, Japón, Dinamarca, España y algunos más, que alcanzan porcentajes relativamente importantes de generación en base a las “nuevas fuentes”. Es dudoso que lo pueda hacer Argentina, más aún teniendo otras prioridades sociales, y disponiendo de otras alternativas de generación mucho más económicas y menos contaminantes, como la hidroeléctrica.
No puede soslayarse el hecho que en California la energía solar se mostró impotente para impedir la descomunal crisis eléctrica que -entre otros efectos- hizo colapsar a la empresa Enron y al poderoso grupo multinacional de auditores que avaló sus “deslices”. Tampoco que en Dinamarca, el 85 % de su demanda eléctrica no cubierta con energía eólica, es abastecida por las muy contaminantes usinas a carbón, y con importaciones de la UE.
Los opinantes ultraecologistas también soslayan el hecho que las supuestamente “limpias” “nuevas tecnologías”, tienen implícitamente altos costos ambientales. Ejemplos: los altos costos energéticos para construir componentes de las eólicas, solares, etcétera., de lenta y pobre recuperación, dados los bajos rendimientos de esas centrales; o los componentes tóxicos de los paneles solares, de muy costoso tratamiento al final de sus breves vidas útiles; las enormes superficies requeridas por las centrales eólicas y solares; la mortandad de vida marina costera ocasionada por las mareomotrices; y un largo etcétera.
Pero para los que vivimos en el Sur Subdesarrollado, la más terrible de las contaminaciones es la generada por la miseria extrema.
La única alternativa para salir de la miseria y el subdesarrollo es generar un poderoso proceso de equitativo desarrollo socio económico autosustentable. Y ese proceso requiere contar con enormes y crecientes volúmenes de energía eléctrica.
Planteo por cierto muy diferente al del Club de Roma, cuna de los movimientos ecologistas mundiales, el cual postuló el disparatado paradigma del “crecimiento cero”, y la genocida filosofía de considerar al ser humano como “condenada especie predatoria”, ocupándose de las mariposas, los yuyitos y los árboles; pero olvidándose del ser más indefenso; el homo sapiens humilde.
Garabí puede y debe construirse minimizando los efectos negativos que toda obra humana posee, y maximizando sus efectos positivos. Pero esto es tema de otro artículo.

Carlos Andrés Ortiz
* Contador Público Nacional
Docente. Investigador.
Facultad de Ciencias
Económicas de la Unam
Fuente: TerritorioDigital.com.ar

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