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Título: CHILE: EL DEBATE MEDIOAMBIENTAL QUE VIENE:MEGACENTRALES HIDROELECTRICAS EN AYSEN (28/06)(La Segunda)
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Chile - 28/06/2005
Grupos medioambientales temen que afecte al parque Valle Chacabuco de Tompkins y al emblemático huemul, hoy en riesgo de extinción. En el gobierno apuestan a que la discusión será menor porque el proyecto no incluiría grandes inundaciones de terreno.
Por Magdalena Engel
La noticia de que Endesa podría construir cuatro centrales hidroeléctricas en la región de Aysén - hogar del paralizado proyecto Alumysa- ha comenzado a levantar las primeras olitas de lo que podría ser el próximo gran debate medioambiental.
Escenario de parte importante de la Carretera Austral, del parque Valle Chacabuco de propiedad de Kristine McDivitt - señora de Douglas Tompkins- y de una fuerte industria turística, la región de Aysén tiene un potencial hidroeléctrico enorme, sobre todo gracias al río Baker, el más caudaloso de Chile.
En paralelo a la fuerza que ha ido tomando el proyecto del "anillo energético" en América del Sur, la opción de levantar centrales hidroeléctricas en los ríos Baker y Pascua también ha ido tomando cuerpo. Hasta ahora el proyecto permanecía en carpeta porque los 2.500 MW que podrían producir las cuatro centrales, superaban con creces las necesidades energéticas de Chile. Ahora, en cambio, la posibilidad de enviar electricidad a Argentina, avala el reestudio de esta alternativa.
El proyecto, sin embargo, abre múltiples preguntas. ¿Volverá a repetirse la historia de Ralco?, ¿se trasladará el actual debate medioambiental ahora a la XI Región?
Las respuestas no son fáciles, puesto de que dependen de qué tipo de centrales se construyan, y de las medidas que se tomen para incorporar los intereses de los habitantes de la zona y mitigar los adversos coletazos medioambientales que podría generar el proyecto.
Dado que Endesa se ha mantenido silenciosa sobre el detalle de sus planes, es imposible evaluar en detalle los efectos de este megaproyecto. Lo único que ha trascendido de la empresa de capitales españoles es que éste se desarrollará de manera sustentable con el medio ambiente.
Intranquilos, los grupos verdes, uno tras otro, piden más información para evaluar los eventuales efectos en el entorno y las comunidades locales. Apuestan a que las nuevas centrales irán de la mano de extensos embalses y de la inundación de grandes terrenos, al más puro estilo Ralco, una opción que de concretarse sería inadmisible para ellos.
En esta óptica, Marcel Claude, cabeza de la Fundación Océana, destaca que las megacentrales en general tienen diversos efectos negativos, tales como "la detención del río en ciertas áreas, inundaciones, la generación de sedimento, destrucción de masas boscosas y pérdida de biodiversidad más abajo de las represas".
En la misma línea, Paola Basconi, coordinadora de Programas de Medio Ambiente de Terram, dice que con este proyecto, "Aysén que ha sido declarada reserva de vida por su diversidad biológica, de aguas y de aire, va a ser afectada por la construcción de represas y la inundación de tierras, afectando la flora y fauna características de la zona". A su juicio, dada la magnitud de megawatts que se están anunciando, se puede prever que este megaproyecto va a ser mucho más grande que Ralco.
Coincide otro miembro del mundo verde. Manuel Baquedano, presidente del Instituto de Ecología Política, advierte que "es incompatible con el objetivo de mantener a la Patagonia como reserva para la humanidad".
Más en detalle, Rodrigo Herrera, coordinador nacional de la Campaña de Bosques de Greenpeace, resalta que podría poner en riesgo ecosistemas y especies claves, sobre todo considerando que en la zona habita un grupo de huemules, emblema nacional hoy en peligro de extinción.
Coletazos turísticos
Con atracciones como la carretera austral, el Lago General Carrera y la Laguna San Rafael, el turismo se ha convertido en una de las industrias claves de la XI región. Por esto mismo, al debate por los efectos medioambientales se suma la molestia por los coletazos que el proyecto hidroeléctrico podría tener en la naciente industria, que ya emplea a 4 mil personas al año (lo mismo que la industria salmonera) y atrae a 120 mil turistas en temporada.
Julio Meier, presidente de la Cámara de Turismo de Coyhaique, declara que "nos oponemos a la generación de electricidad aquí en la región. No conocemos el detalle del proyecto, pero como Cámara estamos en contra. Hay que buscar vías alternativas que sean complementarias con los fines de desarrollo sustentable que persigue la región".
El más nuevo de los atractivos turísticos de la región es, sin duda, Valle Chacabuco, el controvertido territorio que Kristine McDivitt - esposa de Douglas Tompkins- compró durante el año 2004.
Carlos Cuevas, mano derecha de Tompkins en el parque Pumalín, reconoce que el proyecto hidroeléctrico podría afectar la imagen proyectada por el parque, pero que aparte de esto, efectos directos en su ecosistema no debiera haber, considerando que el parque colinda sólo en 5 kilómetros con el Río Baker.
La posibilidad de que se tiendan líneas eléctricas y de que se construyan caminos en Valle Chacabuco es un punto cuestionado por el mundo medioambiental. Cuevas, en cambio, responde que el Estado de Chile tiene por ley el derecho de realizar todos estos proyectos de desarrollo. Su llamado es que se concreten de acuerdo a la normativa, que el proceso sea informado, que se discuta abiertamente y que se hagan todos los estudios medioambientales pertinentes.
A pesar de esto, el tema toca fibras "verdes" sensibles. "¿Me pregunto si es realmente necesario que el país tenga megacentrales hidroeléctricas al lado de un parque nacional?", declara Herrera.
La región de Aysén también es conocida por ser un paraíso para la pesca con mosca. Sin embargo, al parecer este imán turístico no se pondría en riesgo con el proyecto eléctrico. Gastón Urrejola, presidente del Comité de Pesca Recreativa de Coyhaique, explica que las centrales no afectarían esta actividad deportiva, puesto que las zonas donde se han evaluado instalarlas son lechosas, en otras palabras, no son buenas para la pesca. "Sí se podrían ver afectadas las actividades de descenso en rafting y kajak, y el ecoturismo en general".
Los pro de la hidroelectricidad
A pesar de lo negro que pareciera este panorama, el uso de los recursos hídricos como alternativa de generación eléctrica tiene varias ventajas: sus bajos costos operativos, no contribuye a la contaminación del aire, el sistema de generación se adapta fácilmente a cambios en los caudales y los embalses pueden ser utilizados, ya sea para la recreación, como fuente de agua o para controlar inundaciones, de acuerdo a la International Energy Agency, entre otros.
El tipo de central por el que finalmente apueste Endesa también será determinante en los efectos medioambientales del proyecto. Aunque los grupos verdes creen que irán mano a mano con grandes embalses, el ministro de Economía y Energía, Jorge Rodríguez Grossi, explica que en principio el plan para Aysén es que las centrales sean de pasada, es decir, un tipo de hidroeléctrica en que no existe una acumulación de agua apreciable corriente arriba de las turbinas.
La famosa central de Itaipú en Venezuela cae en este rango, donde las turbinas de la hidroeléctrica deben aceptar el caudal disponible del río como viene, con todas las variaciones que esto implica de una estación del año a otra. "En este tipo de centrales hay muy poca inundación, sólo para la regulación de frecuencias, pero no para acumular agua".
Por esto mismo el ministro no teme que los proyectos en Aisén levanten polvareda en este sentido. Esto sólo se sabrá, una vez que Endesa muestre completo su megaproyecto. |
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