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Título: NEUQUEN: LOS ALTOS CAUDALES DEL RIO ENCIENDEN LA ALARMA EN LAS CHACRAS (01/12)(Rio Negro)
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Argentina - 01/12/2005
El alto nivel de los ríos provoca un ascenso tal de la napa en tierras ribereñas que anega frutales. La AIC anunció que difícilmente cumpla en enero con los niveles adecuados para la producción. Indignación y sospechas entre los agricultores.
El agua aflora entre los frutales en varios puntos del Valle por la elevación de la napa. Difícilmente se cumpla la reducción de caudales para proteger áreas productivas
NEUQUEN (AN) - Entre los productores de los valles irrigados ubicados aguas abajo de las grandes presas ya se encendió la luz de alerta porque los ríos se mantendrán en niveles muy altos durante lo que resta del año y no bajarán como debería a partir de enero para permitir el drenaje del agua en las chacras. Encima observan con preocupación que permanece una buena cantidad de nieve en las cotas más altas de la cordillera cuya fusión se sumará a los altos caudales que ya se registran en los entrantes a los embalses.
Las autoridades de las provincias y de la cuenca del río Negro aseguran que está disipado el riesgo de que el deshielo de una acumulación de nieve que hizo historia provoque trastornos serios en poblaciones ribereñas, pero reconocen que el lento viaje de las aguas de los ríos hacia el mar afectará, en niveles aún inciertos, las chacras de la zona productiva que comienza en Vista Alegre y termina en el Valle Medio, especialmente en las riberas.
Las primeras consecuencias ya están a la vista: en la costa de las ciudades más cercanas a la Confluencia, como Cipolletti o Roca, la napa está sólo a 15 ó 30 centímetros y en algunas chacras el agua aflora entre las plantas.
¿Qué daños provoca este ascenso de la napa en una chacra en producción? La respuesta es sencilla: \\\\\\\"la planta se ahoga como nos ahogamos nosotros\\\\\\\". La frase, pronunciada por el presidente de la Cámara de Productores de Allen, Marcelino Fernández, es elocuente.
Lo que ocurrió este invierno con la cuenca es conocido: nevó en niveles que se colocaron por encima de la media y en algunos sitios la acumulación no tuvo precedentes en los registros documentados que existen desde hace relativamente poco ni en los que se transmitieron antes de manera oral.
La nieve y las lluvias que caen en el norte de la Patagonia terminan escurriendo hacia los dos grandes ríos de la región: el Neuquén, que baja desde el norte, y el Limay, desde el sur.
En sus recorridos, el agua es embalsada por una sucesión de grandes presas, de la operación de cuyos lagos dependen, en definitiva, los caudales que llegan a los valles.
La Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), que integran las provincias de Neuquén, Río Negro y Buenos Aires, y el Estado nacional, comenzó en el fin del invierno a diagramar una operación de los caudales acorde con el momento extraordinario que se vivía, pero a pesar de que el deshielo se comportó de acuerdo con el mejor escenario proyectado, en su acción chocó, no una sino varias veces, con los intereses de los concesionarios de las hidroeléctricas y con el gobierno nacional, que maneja el despacho de los generadores de energía.
Las curvas que forman las cotas de los embalses lo demuestran: en varias ocasiones en vez de erogar para preparar los lagos para el deshielo, las hidroeléctricas redujeron las salidas de agua y los niveles de los lagos crecieron. Basta ver los gráficos que aparecen en estas páginas para medir el fenómeno.
En el mes que hoy comienza las restricciones indican que el máximo nivel promedio que podría alcanzar el río Negro es de 1.620 metros cúbicos por segundo. Es la marca que tuvo en los últimos dos días y que, a juzgar por la información de la AIC, se mantendrán hasta fin de año.
En enero el caudal debería reducirse a 850 metros cúbicos por segundo, en febrero a 550 y en marzo a 500. Estos topes, establecidos en las concesiones, actúan como protección del subsuelo de las chacras de los valles, pero hoy ya se puede afirmar que serán de difícil cumplimiento.
Las mismas normas de manejo de la cuenca lo permiten: mientras los embalses se encuentren dentro de una franja llamada \\\\\\\"de operación normal\\\\\\\" es preciso cumplir con las restricciones, pero cuando la cota supera esa línea, se ingresa en una zona de \\\\\\\"atenuación de crecidas\\\\\\\", donde los caudales que bajan a los valles son los necesarios para regresar al estadio anterior.
Las normas de manejo del agua están dentro de los contratos de concesión.
La AIC viene intentando modificarlas, pero hasta ahora fue el vano.
El ex superintendente del DPA y actual vicegobernador rionegrino Mario de Rege lo dijo claramente: \\\\\\\"son derechos adquiridos muy difíciles de cambiar\\\\\\\".
Para el presidente de la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén, Eduardo Artero, se trata de una historia conocida: \\\\\\\"hacen oídos sordos a nuestras necesidades; acá es generación de energía y nada más\\\\\\\".
Desde el gobierno de la cuenca, el presidente de la AIC, Federico Carnevali, aseguró que lo que se está haciendo es la mejor manera de manejar los caudales para producir el menor daño a la producción.
Las erogaciones las manejan desde Buenos Aires
NEUQUEN (AN) - La sensación de los productores frutícolas es que los caudales de los ríos no se manejan desde el centro de operaciones de las hidroeléctricas ni en un despacho de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), sino en una oficina de Buenos Aires.
Un hombre relacionado con la actividad frutícola advirtió que con el agua de estos ríos no se puede especular porque los registros sobre sus comportamientos son demasiado recientes para una historia tan extensa, que se desconoce.
El vicegobernador rionegrino, Mario de Rege, que fue superintendente del Departamento Provincial de Aguas (DPA), aseguró que ni el organismo que él condujo hasta hace dos años ni la AIC han ocultado información.
De Rege lamentó que los incumplimientos en el manejo del recurso de parte de las hidroeléctricas -no en este episodio sino en anteriores, aclaró- no pueda ser sancionado por falta de facultades para hacerlo.
Indignado
El presidente de la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén, Eduardo Artero, está indignado: en sitios donde ahora aflora el agua de la napa hasta hace dos semanas el suelo estaba más que seco porque los caudales habían bajado.
\\\\\\\"Lamentablemente, en la zona ribereña la cosa se complica\\\\\\\", apuntó el presidente de la Cámara de Productores de Allen, Marcelino Fernández.
El dirigente reveló que en alguna de las islas que los brazos del río Negro forman en su jurisdicción el agua también está, como en Cipolletti, en medio de los frutales.
Advirtió que de continuar con estos niveles en los ríos las raíces de los árboles más comprometidos se pudrirán y la planta morirá ahogada.
Difícilmente los ingenieros de la AIC o de las hidroeléctricas puedan explicarles a los chacareros que este es el mejor escenario posible frente a las previsiones de un futuro pesimista que se elaboraron hace unos meses.
\\\\\\\"Hay que modificar las normas de manejo del agua -dijo De Rege-, que se dictaron junto con las concesiones, pero, de todos modos, son un derecho adquirido de las hidroeléctricas muy difícil de cambiar\\\\\\\".
La impotencia de la AIC
por: MARTIN BELVIS
No es la primera vez que queda en evidencia la falta de autoridad de un organismo que lleva este sustantivo en su nombre. Cuando aparecen situaciones extraordinarias, la AIC termina funcionando como un testigo calificado del manejo de la cuenca.
Es casi un desperdicio porque se integró con profesionales formados por el Estado e incorporó en la década que lleva como regulador a jóvenes especialistas que ejecutan diagnósticos de gran calidad, pero sin que sus superiores puedan ejercer la autoridad necesaria sobre la cuenca.
Para muestra, basta observar lo que pasó en los últimos meses: en más de dos ocasiones Cuencas dispuso un modelo de operación a mediano plazo que debió cambiar de un día para otro. Con situaciones como esas, los productores ribereños no pueden atenerse a programación alguna porque saben que es probable que en cuestión de horas se modifique.
De todos modos, sin la AIC la situación podría ser peor porque difícilmente la secretaría de Energía de la Nación querría hacer cumplir las normas de manejo del agua cuando su principal interés es obtener la mayor cantidad de electricidad al precio más barato.
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