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Título: CIUDAD DE BUENOS AIRES: EL AGUA POTABLE EN LA HISTORIA DE LA CIUDAD (02/04)(La Prensa)
Argentina - 02/04/2006

La reestatización de Aguas Argentinas marca un nuevo intento por mejorar un servicio que nació a mediados del siglo XIX



La primera planta potabilizadora fue emplazada en el barrio de Recoleta en 1869. El imponente Palacio de Aguas, ubicado en Riobamba y Córdoba, almacenaba 7 millones de litros de líquido filtrado. Obras Sanitarias fue creada en 1912.

POR SERGIO LIMIROSKI

El sistema de aguas de la ciudad de Buenos Aires y gran parte del territorio bonaerense, tras meses de pulseadas entre el Gobierno y la concesionaria, Aguas Argentinas, volvió al ámbito del Estado.
De esta manera, se abre un nuevo período en la historia de un servicio esencial que se inició a mediados del siglo XIX, y que se desarrolló con intermitencias.
Desde la segunda fundación de Buenos Aires por Juan de Garay, hasta los comienzos del siglo XX, la ciudad no contó con un sistema desarrollado de agua y cloacas.
En realidad, no fue Buenos Aires sino Córdoba la que intentó hacia 1792 dar el primer servicio de este tipo para la población al crear un sistema de grifos públicos.
Durante el siglo XIX se sucedieron vanos intentos por dotar a la Capital de un sistema sanitario adecuado, sin que las diferentes administraciones se pusieran de acuerdo. Tuvo que llegar la fiebre amarilla para que las autoridades tomaran conciencia real de que la realización del sistema era fundamental.

POTABILIZADORA
La primera planta potabilizadora con que contó la ciudad de Buenos Aires data de 1869. Fue emplazada en el barrio porteño de Recoleta, donde actualmente se levanta el Museo Nacional de Bellas Artes.
El proyecto fue elaborado por el ingeniero inglés James Coghlan. Estaba compuesta por caños de aspiración de hierro fundido que se adentraban 600 metros en el río.
Estos tubos traían el agua hasta los tres depósitos de decantación de 20 mil metros cúbicos de capacidad. Allí reposaban durante sesenta horas, filtrándose con arena. La obra de Coghlan fue de vanguardia ya que se convirtió en la primera de América que poseía filtros para una completa purificación del agua.
En 1887, bajo el gobierno de Miguel Juárez Celman, la operación de los servicios fue privatizada mediante la concesión a una empresa británica, la "Buenos Aires Water Supply" que, a raíz de las la crisis económica de 1890, obtuvo en 1891 la rescisión del contrato.
En 1892 asumió nuevamente el Estado la responsabilidad del sistema sanitario. Hacia fin de ese año se creó el antecedente de Obras Sanitarias: la Comisión de Obras de Salubridad.

EL PALACIO
Fue por aquellos años, hacia mediados de la década del ochenta, que surgió la necesidad de crear, debido al crecimiento demográfico, un gran depósito distribuidor de agua.
Fue así como se inició el proyecto para construir "el gran palacio de aguas", un monumental edificio hoy cercano a la zona de facultades, que se convirtió con los años en una de las edificaciones más pintorescas de la ciudad.
Se buscó un lugar cercano a la planta potabilizadora de Recoleta. El lugar elegido fue la manzana comprendida entre las calles Riobamba, Ayacucho, Temple (actual Viamonte) y la avenida Córdoba.
Al igual que los edificios públicos de aquella época -tiempos de crecimiento económico- se buscó realizar una obra monumental.
El proyecto del Palacio fue confiado al estudio británico de los ingenieros Bateman, Parsons & Bateman. El revestimiento exterior se compone de más de 300 mil piezas de terracota fabricadas en Gran Bretaña por la Royal Doulton & Co de Londres y la Burmantofts Company de Leeds y enviadas por buque hasta Buenos Aires. Cada una de las piezas posee una letra y un número que permite conocer su ubicación en las fachadas.
Dentro del edificio se situó el gigantesco depósito distribuidor con capacidad para más de 7 millones de litros de agua filtrada. Esta gran maquinaria fue fabricada en Bélgica y posee 180 columnas que sostienen los doce tanques.
Unas 400 personas trabajaron diariamente durante 26 meses para llevar a cabo el montaje interior del Palacio de las Aguas. En 1894 el Palacio fue inaugurado.
Sin embargo, su utilización caducó al poco tiempo debido a que se necesitaba construir depósitos en zonas más altas para abastecer a nuevos pobladores que llegaban a la ciudad y el conurbano.
Tras su utilización como depósito de aguas, el monumental edificio luego fue utilizado como sede administrativa de las empresas prestadoras del servicio. También cuenta con un museo y biblioteca. En 1987 fue declarado Monumento Histórico Nacional.

LA GRAN PLANTA
Hacia 1912 fue creada Obras Sanitarias de la Nación (OSN). Seis años antes se había comenzado a elaborar el plan maestro para realizar la Planta Potabilizadora General San Martín, la gran obra de Ingeniería que hoy abastece a toda la ciudad de Buenos Aires.
El plan fue coordinado por el ingeniero Agustín González y aprobado en 1908. En 1913, la primera sección de las obras entró en servicio pero, a causa de la Primera Guerra Mundial, los trabajos se demoraron y la planta fue terminada en 1928.
En 1943 se produjo la transformación jurídica de Obras Sanitarias de la Nación, creándose por decreto la Administración General de Obras Sanitarias de la Nación.
En 1980 se produjo la provincialización de los servicios de provisión de agua y desagües prestados hasta entonces por OSN, reservándose a ésta exclusivamente la competencia en el sistema unificado de Capital Federal y catorce distritos del Gran Buenos Aires.
El 18 de abril de 1993 tomó la concesión de este servicio la empresa privada Aguas Argentinas hasta que el Gobierno actual decidió rescindirle el contrato.

EL PROCESO
La Planta Potabilizadora General San Martín ubicada en Palermo, un gran "laboratorio" de 28 hectáreas, es la encargada de distribuir casi la totalidad del agua que llega a los hogares porteños y al conurbano bonaerense. En una menor porción lo hace la planta General Belgrano, en Quilmes.
El agua ingresa por grandes tubos desde una toma de agua ubicada a 1.400 metros desde la costa del Río de la Plata. Una primera compuerta ya permite retener algunos residuos grandes, que se acumulan a razón de dos contenedores diarios.
Luego pasa a dos de los edificios del complejo, donde se ubican las plantas elevadoras que llevan el agua a una altura de diez metros sobre el nivel del suelo. Esta elevación permite que el recorrido del líquido en la planta se realice por gravedad.
Estas bombas, que pueden llegar a elevar unos 3.500 millones de litros por día, se gradúan de acuerdo a la demanda del momento. En uno de los edificios se pueden observar a estas grandes maquinarias de fabricación nacional que son monitoreadas para saber el grado de turbiedad que trae el líquido y su PH, grado de acidez.
Como el agua extraída del río contiene grandes cantidades de arcilla, para eliminarla se le agrega un coagulante, sulfato de aluminio. Por día, se usan unas 130 toneladas de este compuesto.

LOS "FLOCS"
Ambos elementos se pegan y se forman lo que se denominan "flocs", una especie de piedritas de dimensiones pequeñas. Con los "flocs" formados comienza el proceso de decantación.
El agua pasa por doce grandes piletas de cien metros de largo, cinco de profundidad y 30 de ancho. Los "flocs" por su peso se depositan en los fondos de las piletas, arrastrando impurezas.
Es así como al iniciarse el proceso, en los primeros tramos de las piletas, se puede observar un agua de color amarronado y sobre el final del recorrido un líquido verdoso y transparente. Este proceso dura unas dos horas y con él, se logra purificar el agua en casi un 90 por ciento.
Otro de los sectores más grandes del complejo es el de los filtros. En total, son unos 10 piletones cuadrados con fondo de arena por donde el agua termina de limpiarse de impurezas.
Por último, se le agrega el cloro -se usan unas ocho toneladas diarias- y la cal -casi cuarenta toneladas por jornada-. El primer elemento es el que permite matar cualquier bacteria que pudiera haber quedado en el largo proceso.
La cal se agrega para equilibrar la acidez del agua que creció con el agregado del coagulante. Este equilibrio es vital para que el agua que circule por la red no dañe los caños.

CENTRO DE CONTROL
Luego del proceso el agua potable llega a lo que se denomina reservas, un gran sistema de caños en forma de laberinto que está bajo el nivel del suelo. Desde allí parte el líquido que consumimos todos los días. La


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