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Título: Puente Rosario-Victoria: una cuestión ambiental
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Argentina - 16/11/2004
Opinion
Por Marcela Valdata
Nuestro río es el Paraná. Quién que haya vivido un largo tiempo en esta ciudad, no se sentó, alguna vez, en su ribera para apreciar su majestuoso curso de agua, preguntándose qué habría más allá de esa casi infinita sucesión de islas y agua, más allá de lo que la vista permitía ver. Victoria, la ciudad de la otra orilla, estaba muy lejos, tan lejos que prácticamente no tenía comunicación con Rosario.
Durante muchos años el deseo de unir estas dos poblaciones estuvo en el corazón de muchos habitantes de estas dos ciudades. Ese sueño se concretó con el puente Rosario?Victoria. En este marco y con el puente como tema, se desarrollo el séptimo Café Científico. Los invitados, en esta oportunidad, fueron el periodista ambiental Sergio Rinaldi y el presidente de la comisión de Ecología del Concejo Municipal, Pablo Javkin y,como siempre, un numeroso público se dio cita el miércoles 20 de octubre en el bar La Favrika.
La conexión vial Rosario?Victoria sólo tiene un tramo muy pequeño sobre el canal navegable del río Paraná, que es el puente principal. El resto de la obra lo constituyen terraplenes y puentes que cruzan más de cuarenta kilómetros de un extenso humedal.
Los humedales son enormes superficies de terrenos anegables. Pueden ser partes de deltas costeros o planicies interiores de un continente, o estar constituidos por bosques ribereños inundables, manglares, pantanos o valles aluviales de los ríos, y también por áreas litorales de las lagunas. El agua que inunda los humedales puede provenir de arroyos, ríos, lagunas o del mar, pero algunas veces, como en las áreas interiores de los continentes, los humedales se alimentan con agua de lluvia. Este valle aluvial se nutre del curso natural del río Paraná y, también, de las precipitaciones.
Como toda obra del hombre, este puente ?o mejor dicho este complejo vial? afecta el ambiente que lo rodea. Más allá de su impacto inmediato, como obra de ingeniería, oculta un importante impacto ambiental que abarca una extensa región. Sobre este hecho comenzó la exposición de uno de los invitados de la noche, Sergio Rinaldi, quien tuvo la oportunidad de participar en las presentaciones públicas del proyecto de la conexión vial Rosario?Vitoria. Su participación fue como periodista de una radio local y no como miembro de la conocida ONG Taller Ecologista de Rosario, debido a que la información siempre fue restringida y escasamente abierta al público.
Mencionó, entre otras cosas, la discutible elección del lugar de emplazamiento del complejo. Del lado rosarino, el tránsito de vehículos impacta directamente sobre una zona densamente poblada, sobre una avenida de circunvalación que ya tiene casi colmada su capacidad. Una cabecera ubicada más al norte, probablemente, hubiera permitido el acceso directo al segundo anillo de circunvalación conocida como AO12.
Por otro lado, destacó Rinaldi sus dudas sobre la confiabilidad de los estudios previos a la ejecución de la obra. En particular, sobre los realizados para analizar el impacto sobre los diversos cursos de agua que componen el humedal antes mencionado. Recordó que, en su momento, la empresa a cargo de la obra destacaba que el puerto de Rosario tenía uno de los registros más antiguos y continuados de información hidrológica, que permitían sustentar estudios y modelaciones, lo que se contradecía con lo manifestado por las autoridades de la Dirección Nacional de Vías Navegables.
En su turno y en otro orden de problemas, Pablo Javkin destacó que, después de habilitada la obra, el incremento de las actividades que se venían desarrollando no cuentan con regulación ni control por parte de las jurisdicciones responsables. Las bajadas realizadas a la conexión vial, ofrecen ahora un acceso fácil y económico al humedal. El traslado de ganado para el pastoreo, la actividad más común en las islas entrerrianas frente a Rosario, se simplificó y economizó con la obra. Los camiones jaula han reemplazado a los barcos y acceden directamente por las bajadas del puente, lo mismo que las máquinas pesadas que acortan los tiempos de laboreo para las pasturas. El gran incremento de cabezas de ganado en las islas también es consecuencia de que los campos, que antes se usaban para la ganadería hoy son usados, casi exclusivamente, para el monocultivo de soja.
La quema indiscriminada que se realizan en esta zona y que ha provocado molestias a la población rosarina, tiene por objeto limpiar el terreno y dejar crecer sólo el pasto para el ganado, práctica común en las zonas de pastoreo de la pampa húmeda. Esto está produciendo grandes daños sobre los ecosistemas del área de influencia de la conexión vial y sobre la salud de la población en general.
Los expositores señalaron además, la existencia de denuncias sobre la realización de pruebas con agroquímicos para la siembra en estas tierras, resaltando que esto constituiría otra presión sobre el vulnerable ecosistema isleño. La posibilidad de urbanización a través de loteos para construcción de viviendas u hoteles sería otro impacto en el sistema ecológico, que habría que evaluar cuidadosamente.
Tanto Rinaldi como Javkin sostuvieron que ya es tarde para realizar esta obra de otro modo, pero que estamos a tiempo de evitar daños mayores y realizar una intervención sustentable sobre la zona.
Las zonas de humedales afectadas constituyen un sistema que contiene una gran biodiversidad y nos provee de muchos beneficios, como la regulación de sequías e inundaciones, manutención de la calidad de agua dulce y es el sistema que contiene nuestra fauna ictícola. La zona es una importante vía de migración de aves y peces. Los bañados, lagunas, arroyos y ríos sirven de refugio, alimentación y cría de la fauna , y muchas de las especies se encuentran amenazadas o en peligro de extinción por la modificación y la destrucción de su hábitat.
La exposición de los invitados tuvo en cuenta los impactos indirectos de la conexión vial derivados de su uso más que los directos de la propia mega obra, como podrían ser la alteración de los cursos de agua, etc. Mientras que la ciencia busca dar respuesta a los problemas que se le plantean desde un marco analítico que incluya un numero manejable de variables, muchos problemas humanos son demasiado complejos como para tener una respuesta aportada exclusivamente desde este punto de vista. Estas respuestas necesitan de una mirada que tome en cuenta esta complejidad.
El neoliberalismo de la década del 90 que trajo, entre otras cosas, la ilusión de incorporarnos al banquete tecnológico del primer mundo, no nos permitió ver los impactos que este tipo de emprendimientos tendrían sobre la población y el medio ambiente, del mismo modo que trajo la expulsión de una gran cantidad de compatriotas del mundo del trabajo y de ese mundo soñado. Visualizar hoy las consecuencias de las modificaciones ambientales no significa una mirada en contra del progreso, sino, por el contrario garantizará que ese progreso sea para todos y que sea realmente sustentable.
La dorada época del uno a uno nos sedujo a todos de algún modo. Las cabezas ejecutoras de los planes que nos llevaron al desastre económico, supieron aprovechar nuestros deseos obnubilando la mirada que se necesita para "ver más allá" de las cosas obvias. Sería deseable que la experiencia acumulada a lo largo de los años nos sirviera para construir una ciudadanía capaz de tomar decisiones en cuestiones que nos afectan a todos.
La participación del ciudadano común, sin formación específica en el tema, en la toma de decisiones sobre estos emprendimientos, necesita de la información que les brinda los especialistas que sí los poseen. Pero con esto no basta, es necesario mirar más allá, con una mirada que integren diversas áreas del conocimiento que permita prever las consecuencias que estas decisiones tendrán en el futuro. En este séptimo café se buscó una mirada que, como diría Michel Magel en su libro "Conservación de las corrientes de agua", busca las causas radicales para buscar mejores respuestas.
Fuente: Rosario 12.com.ar
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