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Título: CHILE: RESPONSABILIDAD AMBIENTAL (24/06)(PNUMA)
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Chile - 24/06/2005
OPINION: Paulina Saball, directora ejecutiva de la Conama
La repercusión pública y el debate generado por la situación de la planta Valdivia, de la empresa Celco, debe motivar nuestra reflexión por un tema mucho más de fondo, y que significa la gran diferencia entre crecer y desarrollar sustentablemente nuestra sociedad: hablo de la responsabilidad ambiental.
Creo que, a la luz de la experiencia y aprendizajes adquiridos en esta década de avances, es pertinente que nos hagamos ciertos cuestionamientos: ¿Es posible afirmar que en Chile está instalado el concepto de responsabilidad ambiental? ¿Es responsable ambientalmente el sector privado? ¿Lo son las organizaciones ciudadanas? ¿Y el papel de los medios de comunicación, los políticos o los académicos?
Aunque suene a lugar común, parece importante destacar que la preocupación medio ambiental requiere de una acción mucho más cotidiana y permanente y en ese sentido, todos tenemos un rol importante que jugar, por cuanto las normas y regulaciones no reemplazan una conducta ambientalmente responsable.
No quiero con ello eludir el rol y la responsabilidad que tiene el sector público, que ciertamente debe encabezar los esfuerzos y el trabajo concreto en esta materia. Muy por el contrario, como organismo ambiental tenemos la convicción de que un deber central es generar condiciones y reglas necesarias para que este tema sea parte sustancial de nuestra estrategia de desarrollo.
Y es que la responsabilidad ambiental no puede ser sólo una declaración de intenciones. Por ello estamos implementado diversas iniciativas destinadas a abordar el tema desde variados ángulos, uno de los cuales es la educación. La Región de Los Lagos acaba de publicar la Política Regional de Educación Ambiental, primera acción en este campo. A nivel país, esperamos concretar una Política Nacional de Educación para la Sustentabilidad antes de fin de año.
Pero también necesitamos hacer mayores esfuerzos por activar la participación ciudadana en acciones concretas que modifiquen la percepción y la relación que cada uno de los chilenos y chilenas tenemos con nuestro entorno. En este mes del medio ambiente estamos desarrollando en todo el país una campaña de Conductas Amigables con el Medio Ambiente, destinada a fomentar “hábitos sustentables” en temas como aire, agua, residuos o protección de la naturaleza.
Junto con lo anterior, estamos convencidos que hacer compatible la actividad productiva con el cuidado del medio ambiente es otra tarea que debemos seguir potenciando. Las políticas ambientales y la actual institucionalidad han permitido alcanzar importantes logros en esta materia; en Chile contamos con un Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental que ha permitido evaluar y calificar 6.800 proyectos; sin embargo, el acelerado crecimiento económico, la inserción de Chile en los mercados internacionales y la mayor conciencia ciudadana, nos plantean nuevas exigencias y desafíos en esta materia.
Estamos convencidos que nuevas y más exigentes regulaciones, más control y fiscalización son necesarias, pero no reemplazan una conducta ambientalmente responsable. Las inversiones y proyectos productivos son importantes para nuestro crecimiento, son fuentes de empleo y generalmente están asociadas también a mejoras en infraestructura. Pero hoy a los chilenos eso no nos basta; queremos que estas inversiones se desarrollen con respeto a la salud de las personas y al medio ambiente y establezcan una relación armónica con la comunidad en la cual se emplazan. Estos componentes deben ser incorporados como una variable clave y estratégica en la gestión empresarial del sector privado y no como un límite o una imposición. Instrumentos voluntarios de gestión ambiental, como los Acuerdos de Producción Limpia o las iniciativas conjuntas del sector público y privado para la generación de información transparente y accesible respecto de la emisión de las fuentes industriales, son ejemplos de ello.
Y, de la misma manera como todos exigimos un creciente compromiso de las actividades empresariales con el medio ambiente, el país requiere cada vez más organizaciones ciudadanas comprometidas y responsables ambientalmente. Una ciudadanía activa que exprese su opinión y formule sus demandas de manera seria e informada y que se involucre decididamente en los propios desafíos de la gestión. Es interesante destacar aquí las experiencias de más de cuatrocientas organizaciones sociales que, a través del Fondo de Protección Ambiental, han emprendido iniciativas concretas para transformar su entorno y abordar temas ambientales tan relevantes como la disposición de residuos domiciliarios, la construcción de nuevas áreas verdes o la generación de actividades de turismo sustentable en torno al Sendero de Chile.
Pero también la responsabilidad ambiental debe ser asumida por otros actores relevantes. Los medios de comunicación cumplen un rol importante en la formación de opinión que no sólo importa por la cobertura dada a los temas, sino también por la oportunidad y calidad de la información entregada. Del mismo modo juegan un rol importante los dirigentes políticos, las organizaciones no gubernamentales y el mundo académico, que frecuentemente son fuente de información y orientación para las personas.
Sin duda, nuestro país hoy es diferente en materia ambiental y los chilenos le otorgamos una importancia mucho mayor a esta dimensión de nuestro desarrollo y de nuestro bienestar. Podemos exhibir grandes logros que están directamente vinculados a la calidad de vida de las personas. De ello nos alegramos y nos enorgullecemos pero, queremos avanzar más y eso nos impone, a todos, un mayor protagonismo y mayor responsabilidad.
Está abierto el debate respecto de nuestra institucionalidad ambiental; sin duda, este debate tendrá como fruto cambios que permitirán fortalecerla y perfeccionarla. En este contexto, resulta prioritario preguntarse no sólo cómo normamos, exigimos y sancionamos, sino también de qué manera nos hacemos cargo “todos” de una dimensión de nuestro desarrollo que es transversal y que nos importa y afecta sin distinción.
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