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Título: CORRIENTES: PREOCUPACION ECOLOGICA DEL CECOAL (04/10)(Momarandu)
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Argentina - 04/10/2005
El titular del Centro de Ecología del Litoral advirtió sobre la necesidad de que quienes explotan los recursos naturales del río reconozcan su cuota de responsabilidad y contribuyan en un mecanismo de preservación
Alarma por una histórica crisis íctica en el Paraná
El titular del Centro de Ecología del Litoral advirtió sobre la necesidad de que quienes explotan los recursos naturales del río reconozcan su cuota de responsabilidad y contribuyan en un mecanismo de preservación, actualmente relegado por el Estado. Apuntó a los embalses del Alto Paraná y cuestionó la eficacia de las leyes afines y su aplicación
Corrientes y su perla hídrica, el río Paraná, sufren notables estragos por las deficiencias que presentan los más de 40 embalses apostados en su parte alta. Las modernas estructuras no sólo juegan en contra del hábitat íctico sino que también afectan la alternancia de sequías e inundaciones propias de la naturaleza. La preocupación fue lanzada ante un diario digital por el titular del Cecoal, Juan José Neiff, quien reprochó la eficacia del Estado ante una necesaria preservación ecológica.
“Estamos frente a la mayor crisis ecológica de los últimos 50 años”, aseguró ayer el actual director del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal) e investigador principal del Conicet ante el sitio digital de noticias Momarandu.com.
Neiff, especialista en vegetación, análisis e impacto ambiental y contaminación y calidad de aguas, desestimó que sea posible alcanzar un solución completa y que se ajuste al contexto actual del río Paraná y sus afluencias.
Para el científico, la crisis vigente es producto de una enredada situación ecológica donde aparecen intereses económicos privados que superan a la responsabilidad de estados provinciales pequeños e incluso nacionales. En el mismo escenario figura la población costera con dedicación exclusiva a la actividad pesquera, sin dejar de lado a fenómenos naturales desastrosos, entre los imprevistos y la previsibilidad relegada.
En la región fueron conocidas prolongadas sequías, contrastadas por adversas inundaciones. No obstante, Neiff prestó singular atención a perturbaciones en la configuración ecológica producidas por más de 40 embalses distribuidos en el Alto Paraná, muchos de los cuales cuentan con dispositivos incapaces de mitigar el efecto “barrera” que originan, además de fallas en los ascensores y escalas de las construcciones.
“Los ascensores y escalas tienen muy baja eficiencia, debido a que estos ignorantes que son los peces -aseguraba Neiff en la edición de El Litoral del 18 de abril-, no han aprendido a leer las instrucciones de cómo subir aguas arriba y porque volver aguas abajo, sólo es posible en condición de peces reventados por ‘la enfermedad de la burbuja’ producida en alguna descompresión violenta generada por el mal funcionamiento de las represas, o como ‘puré de pescado’ producido en la cámara de alguna turbina”.
En paralelo, Neiff consideró que “la gravedad de lo que sucede está dada porque no se evidencia hasta hoy una capacidad de respuesta integral al problema. Además sostuvo que sus pedidos “generaron algunas respuestas parciales como las leyes de pesca en las provincias y un aumento temporario en los controles de la pesca furtiva, entre otras”.
Esos avances lo habían convencido de haber corregido en parte el “desorden ambiental” aunque lamentó que “los resultados muestran que la situación ha empeorado y que incluso amenaza con tornarse irreversible. Indicador de esto es la evolución del precio del pescado y la dificultad para conseguir pescado fresco de Río”.
El investigador también aseguró que deberían mejorarse los controles sobre prácticas pesqueras inadecuadas. En este sentido, aseveró que “se trata de un efecto gatillo que agrava una constelación de efectos naturales y antrópicos desfavorables que hoy tienen lugar”.
Tal situación deviene en que frente a un prolongado período de sequías, “el área que ocupan los peces sea mucho menor, disminuya la calidad del hábitat y su extensión y muchas funciones del hábitat como la cría de alevinos (pececillos) en los bañados, no se cumplan porque han quedado secos”.
RESPONSABILIDADES
Asimismo, el titular del Cecoal advirtió sobre los efectos producidos por la represa de Yacyretá. Recordó que en septiembre de 1994 se encontró una cantidad estimada de 120 peces menores de 25 centímetros de largo, “muertos y depositándose en sus costas”.
Neiff aseguró que “el efecto de las represas sobre el régimen hidrológico y los bañados y áreas de cría de los peces puede ser perfectamente estudiado y cuantificado”.
Ante la crítica situación de la población ictícola, el especialista concluyó que las autoridades competentes deberían asumir “cabalmente” la crisis y así convocar a los actores sociales involucrados en el sistema para que se creen medidas de prevención y emergencia, junto con la diagramación de un mecanismo de mantenimiento del recurso natural.
Por ejemplo, el especialista propone que las autoridades de aplicación definan la “primera talla de madurez” de acuerdo a la madurez efectivas de las distintas especies de peces, en contraste con la madurez sexual.
Las partes más implicadas, entonces, no deberían eludir -según Neiff- la responsabilidad de cuidar y administrar, en el marco de un esquema de gestión que supera la mera aplicación de leyes hacia los “indefensos”, ya que la misma naturaleza estableció su propio régimen de control poblacional.
Fuente: Memorandun.com.ar
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