Título: MENDOZA: POTRERILLOS Y AHORA LA RED DE CANALES (26/08)(Los Andes)
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Argentina - 26/08/2005
Terminado finalmente Potrerillos, nada concluye con el primer embalse. Queda pendiente todavía una tarea mucho más compleja y costosa
Terminado finalmente Potrerillos, nada concluye con el primer embalse. Queda pendiente todavía una tarea mucho más compleja y costosa, sin la cual la modernización del riego y el aprovechamiento del río Mendoza seguirá inconcluso: canalizar, entubar la red de canales e instalar en las fincas sistemas modernos de riego, que eviten el despilfarro del riego a manto.
Estudiosos de la Unesco lo advirtieron hace unos años, en un Congreso Mundial del Agua que se hizo aquí en Mendoza, cuando Potrerillos estaba aún en construcción. Sabían que aquí el 65 ó 70% del agua que se deriva desde los diques de distribución se insume en los canales irregulares de arena y en el riego a manto o por inundación, heredado de los huarpes. Aconsejaron entonces una inversión de 500 a 600 millones de dólares en más diques y en la red de canales.
En realidad, si lo hubiéramos hecho como conducta permanente en los últimos 50 años, hoy estaríamos regando un millón de hectáreas, con la misma cantidad de agua con la que no alcanzamos a regar 250.000.
Estamos discutiendo sobre el río en cuyas márgenes vive el 65 ó 70% de los mendocinos y con cuyas aguas se genera el 65% del PBG provincial. Y estamos ufanándonos en realidad, de la primera obra de regulación terminada y en función plena, casi un siglo después de planteado un primer embalse en Uspallata.
Potrerillos es para el festejo, pero es sólo el principio. Con el dique en operaciones, potencialmente se podría asegurar el abastecimiento para el 90% de las 80.000 hectáreas empadronadas con derecho a riego en el río Mendoza. Sin embargo, los canales de arena, el milenario riego a manto y la falta de una conciencia de modernización del riego, condicionan toda la ecuación: el agua se infiltra antes de llegar a la planta; saliniza los suelos; levanta la napa freática; neutraliza la inversión en los diques.
En los últimos 10 años se evidenciaron nuevos impulsos de inversión: entre 1994 y 2004 desde Irrigación se invirtieron recursos que conforman casi récords históricos. Sin contar las obras del Marginal del Atuel (que financia la Provincia). Este año presupuestaron 43 millones, incluida la primera etapa del nuevo canal Reducción-Los Andes y el gobierno provincial licitó la segunda etapa en la construcción del canal marginal del río Atuel.
Pero lo que nos debemos es gigantesco. Porque aún hoy sólo el 13% de la red total de canales del río Mendoza está impermeabilizada (hace 10 años era el 5 ó 6%). En el resto de la geografía, es peor: sólo el 4% de la red total de canales del Atuel; el 4% de la del Diamante y el 10% de la del Tunuyán, figuran modernizadas.
Irrigación, el Estado, los regantes y los contribuyentes, se comprometieron hace unos años a conseguir los dólares para invertir -paralelamente a las obras del dique, que costó casi 300 millones de pesos-dólares- otros 150 millones para impermeabilizar la red de canales río abajo y modernizar los métodos de riego tranqueras adentro.
En Mendoza, cuyos mayores extendieron la conciencia del agua escasa y su trascendencia vital en el desierto, las nuevas generaciones debiéramos ser protagonistas de una verdadera cruzada de la modernización integral del riego.
Las instituciones, el poder político y las organizaciones de la producción y de la sociedad, debieran generar una política de Estado, estable y de concepción estratégica, a salvo de los ocasionales cambios gubernamentales.
Potrerillos, finalmente a pleno, debe servirnos para extender la conciencia de lo que nos falta todavía por hacer.
Para que no dejemos pasar otro siglo sin impermeabilizar los canales, extendamos la modernización del sistema y ayudemos a los productores a regar con instrumentos modernos.
El futuro de la región depende de que sepamos administrar racionalmente el agua escasa.
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