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Título: BUENOS AIRES: EL AGUA AMENAZA AL NOROESTE BONAERENSE (07/05)
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Argentina - 07/05/2007
Más del 60% de la cosecha de la zona no puede levantarse por las lluvias; Solá estudia declarar el estado de emergencia
CARLOS TEJEDOR.- Las intensas lluvias registradas en lo que va del año, sumadas a la demora en la concreción de obras de infraestructura y a la persistente construcción de canalizaciones ilegales por parte de particulares, pusieron en alerta a varios distritos del noroeste bonaerense, en donde crece el fantasma de una nueva inundación.
El paisaje de caminos anegados y campos encharcados, en los que la hacienda y los cultivos dejan paso a patos y peces, ya reapareció en esta región de la provincia, en donde en los tres primeros meses del año cayeron unos 750 milímetros de lluvia, alrededor del 65% de las precipitaciones esperadas para todo 2006 (1150 milímetros).
Los productores locales estiman que entre el 60 y el 70% de la cosecha no puede recogerse. Además, varios ganaderos tuvieron que apurar la venta de animales o trasladarlos hacia zonas más altas. Esta situación provoca cierta parálisis laboral, notorias dificultades para dar regularidad al régimen escolar y un cuadro que combina, en el estado de ánimo de los lugareños, bronca y desazón.
Se calcula que del noroeste bonaerense depende el 25% de la cosecha agrícola del país. Los partidos de Carlos Tejedor, General Villegas, Florentino Ameghino, Rivadavia, General Pinto y Lincoln son los más afectados y tienen varios pueblos al borde del aislamiento. Timote y Encina (en Tejedor), Pasteur (Lincoln), El Porvenir (Florentino Ameghino) y Santa Eleodora (General Villegas) sufren serios problemas de comunicación y, según reconocieron las autoridades provinciales, están en emergencia.
Desde la Dirección de Hidráulica del Ministerio de Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos provincial, el ingeniero Mario Gscheider informó que la situación más crítica se da en Carlos Tejedor y General Villegas. Señaló que tras los excesos pluviales de los primeros meses se produce ahora un escurrimiento superficial de los excedentes no absorbidos por las napas y acelerados por el efecto de canalizaciones clandestinas.
Al mismo tiempo, desde el gobierno de Felipe Solá se estudia una declaración de emergencia para varias zonas del noroeste bonaerense y, mientras tanto, se intenta paliar la crisis con subsidios localizados para mejorar caminos y poder sacar la producción. "Nosotros somos los más perjudicados, el agua atraviesa nuestro partido y si sigue la lluvia esto será un desastre", dijo el intendente de Carlos Tejedor, Emilio Monzó (Frente para la Victoria), quien reclamó a los gobiernos nacional y provincial las obras necesarias para paliar la situación.
Por su parte, Rodolfo Zavala, presidente de la Sociedad Rural de este partido ubicado a unos 450 kilómetros de la Capital, dijo: "El panorama es malo, el agua no nos da respiro, no se puede cosechar ni trabajar con la hacienda". Según datos de la entidad, el 70% de las tierras del distrito está afectado directa o indirectamente y, hasta el momento, sólo pudo cosecharse el 30% de la producción agrícola.
Zavala, que reclamó la pavimentación de rutas y la construcción de los canales previstos en el Plan Maestro del Río Salado, se quejó por el retraso y la falta de obras de infraestructura: "Siempre hay un déficit y se repite la misma historia. Al final, las autoridades terminan poniendo parches atrás de la emergencia", disparó.
El jefe comunal de General Villegas, Gilberto Alegre (PJ), calificó la situación como preocupante, aunque consideró que "está circunscripta a lugares puntuales". Reconoció la falta de obras en la zona, pero dijo saber que existe un compromiso de parte del Ministerio de Planificación Federal, conducido por Julio De Vido, de reanudar las tareas en los canales secundarios de drenaje en los próximos días.
Alegre consideró que si persisten las lluvias la situación se tornará "complicadísima" y alertó sobre el perjuicio a la producción que podría ocasionar hoy un eventual avance de las aguas. Según la información que maneja el municipio, en 2001, cuando se produjo la última inundación, había en Villegas 220.000 hectáreas sembradas con soja y el agua afectó a 150.000. Hoy hay 320.000 hectáreas con soja, mientras que unas 50.000 permanecen improductivas.
Obras inconclusas
Desde la Sociedad Rural de General Villegas, Juan Hernández apuntó directamente a las obras inconclusas: "Hubo buen tiempo durante un par de años, que no se aprovechó para hacer las obras necesarias y muchas de las que se iniciaron están demoradas o desactivadas", denunció, y aseveró que al sobrevolar la zona se advierte un panorama "dramático". De acuerdo con Hernández, en Villegas casi un 40% de la cosecha no puede levantarse por el agua. Sin embargo, el temor por una nueva inundación también se hace ostensible hoy en otros distritos, como Pehuajó, Junín, Trenque Lauquen, Carlos Casares y Bragado.
Ignacio Azcueta, presidente de la Rural de Pehuajó, advirtió que "el agua se viene y, como siempre, nadie se hace cargo de cómo conducirla". Según el directivo, "el nivel del canal Mercante comienza a llegar a un límite y es necesario definir qué hacer". Y reclamó una pronta y efectiva intervención de la Autoridad del Agua (ADA) bonaerense. El último gran desborde del río Salado, que se produjo en 2001 y dejó bajo el agua unos 8 millones de hectáreas en toda la cuenca, castigó especialmente a Pehuajó, cuya ciudad cabecera se mantuvo a flote gracias a cuatro estaciones de bombeo.
"Estamos tan complicados como podridos de tanta desidia, de tanta irresponsabilidad", se quejó el secretario de la Sociedad Rural de Bragado, Guillermo Gobet, para quien en los próximos días el agua de los distritos ubicados al Norte llegará a ese partido con consecuencias desastrosas.
Sentado bajo un paraíso añoso, Joaquín Garduño, encargado del campo Don Ramón, unos 15 kilómetros al norte de Carlos Tejedor, apela a la ironía: "Y, acá estamos, mateando en la loma, ¿vio?". El casco de la estancia está rodeado de agua y el propietario tuvo que vender casi la mitad de los 1300 animales del rodeo. Uno de los lotes arrendados del establecimiento tiene 300 hectáreas de soja plantada que se pudre lentamente bajo el agua.
Esta situación se reitera en varios puntos tanto al norte como al sur del partido.
Por Pablo Morosi
Enviado especial
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