Título: CUIDAR LA BIODIVERSIDAD RESULTA RENTABLE (29/03)
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Argentina - 29/03/2005
Encuentro en Londres. La entrada en vigor del Protocolo de Kyoto abre la puerta para que terratenientes argentinos participen en la exportación de créditos medioambientales
LONDRES.- La reciente puesta en marcha de una serie de tratados internacionales destinados a proteger la biodiversidad y el medioambiente (la convención de Río, los protocolos de Cartagena y de Kyoto), lejos de poner trabas al comercio, como muchos temían, han abierto nuevas oportunidades de negocios.
Ese fue el tema central de discusión de un encuentro organizado por el departamento comercial de la embajada argentina, la Cámara de Comercio Británico-Argentina y del Departamento de Comercio británico en el Centro Darwin del Museo de Ciencias Naturales de Londres.
Con el título de "Responsabilidad social corporativa: iniciativas anglo-argentinas en la conservación de la biodiversidad", medio centenar de científicos, hombres de negocios y diplomáticos compartieron experiencias en un terreno donde la Argentina promete ser líder en América latina, tal como Gran Bretaña ya lo es en el Viejo Continente.
Todo giró en torno del trabajo que la Fundación Hábitat y Desarrollo, la Asociación Guyra Paraguay, la Fundación Moisés Bertoni y el Museo de Historia Natural de Londres realizan en la región del Chaco Húmedo. Su proyecto de tres años destinado a registrar y monitorear la salud de las especies nativas de fauna y flora del área -tal como lo obliga la Convención de Diversidad Biológica- ha priorizado la participación de 30 propietarios de estancias privadas cubriendo así un ecosistema de 65.000 hectáreas.
Entre las propiedades figura la estancia Guaycolec, en Formosa, con más de 7000 hectáreas de bosques que dan hogar a varios animales en riesgo de extinción, como el lobo aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) y el moitú (Crax fasciolata).
Salud del planeta
"Preservar el monte que cuidaron nuestros abuelos, dejar ese arroyo con sus esteros para que puedan disfrutarlo hijos y nietos, más allá de ser un acto noble, hoy también puede redundar en un buen negocio -destacó a LA NACION el ingeniero Javier Alvarez, presidente de la Fundación Hábitat y Desarrollo-. Formar parte de un proyecto como éste facilita muchos trámites y ofrece grandes incentivos, como es el caso cuando se busca una denominación de origen, la certificación de productos o una credencial en el área del turismo natural."
La doctora Sandy Knapp, líder de la Iniciativa Darwin en el Museo de Ciencias Naturales de Londres, agregó: "A muchos les puede resultar raro que el mundo de los negocios haya unido fuerzas con 380 científicos para salvar a una pobre especie de lobos en el Chaco. Pero en Gran Bretaña, los empresarios han descubierto que los consumidores premian con sus compras a quienes demuestran interés tanto por la calidad natural de sus productos como por la salud del planeta".
La entrada en vigor del Protocolo de Kyoto abre también la puerta para que terratenientes argentinos participen en la exportación de créditos medioambientales. Formar parte en proyectos de conservación de la biodiversidad facilita la adquisición de bonos de carbono, títulos con valor monetario que se obtienen al disminuir la emisión de dióxido de carbono y que pueden venderse a empresas extranjeras que no hayan logrado cumplir con la baja de esas emisiones.
"Nuestro interés radica tanto en preservar paisajes naturales como en ayudar a nuestros socios privados a entrar en la oferta mundial de nuevos servicios, como el del intercambio de dióxido de carbono -sostuvo Alvarez-. Hay que tener en cuenta que cerca de un 90 por ciento de las tierras de la Argentina son propiedad privada. Ello nos permite deducir que gran parte de los ecosistemas están literalmente dentro de las tranqueras. Y el desafío agropecuario va ahora más allá de la mera producción de alimentos."
Entre los asistentes al encuentro en el Centro Darwin se encontró el embajador William Marsden, representante británico en Buenos Aires entre 1997 y 2000. Retirado del servicio diplomático, Marsden continúa apasionado por la ornitología argentina. "No hay más razones para adoptar una estrategia de confrontación. La protección del planeta ofrece grandes oportunidades para el comercio internacional y lo cierto es también en viceversa", destacó el veterano diplomático.
Por Graciela Iglesias
Para LA NACION
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