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Título: El oeste padece el corte del Atuel y el olvido
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Argentina - 08/10/2004
LOS POBLADORES ENTRE LA RESIGNACION Y EL RECLAMO
Los pobladores y los productores del oeste pampeano, ribereños del Atuel, no sólo padecen con el corte del río el desprecio de la provincia de Mendoza. Sufren por el olvido de las políticas oficiales de los años ‘90, cuando la problemática desapareció durante una década de la agenda oficial.
En una recorrida realizada por campos y puestos del oeste, junto a integrantes de la secretaría de Recursos Hídricos y los diputados provinciales Elsa Lluch, Delia Braun y Jorge Feliú, los enviados especiales de El Diario pudieron apreciar, en el contacto mano a mano con los pobladores y productores, el impacto cotidiano que tiene el corte del río, las pérdidas que enfrentan los productores cada vez que deja de correr agua y la frustración que se extiende entre los pobladores por la recurrente actitud mendocina.
La recorrida incluyó la visita a Puesto Ugalde, el campo “La Buena Fe”, La Puntilla y Algarrobo del Aguila.
A Puesto Ugalde se llega después de recorrer unos 10 kilómetros de asfalto por la ruta, y más de 30 por tierra. Ese camino ya muestra el clima impiadoso del oeste: la tierra es un polvillo que queda suspendido en el aire al paso de los vehículos. Además que hace varios meses que no hay lluvias importantes, el sol está encendido desde hace 30 días con temperaturas cercanas a los 35 grados.
Ese lugar, Puesto Ugalde, es el primero donde se puede llegar al cauce del Atuel en territorio pampeano. Estrictamente, allí pasa el Arroyo de la Barda, uno de los tres cauces en los que se derrama el Atuel en el lado pampeano. El director de Políticas Hídricas, Nestor Lastiri, midió la salinidad y el caudal. Este era de 150 litros de agua por segundo, casi una exhalación. Con ese caudal el agua que llega tiene una alta salinidad. Y mata, de a poco, la flora. A los animales no los deja nacer: las pariciones de las vacunos y de las chivas cae drásticamente.
Allí vive Rafaela Sepúlveda viuda de Ugalde, “Lita” tiene 63 años. Desde el año 1960 está en el lugar. Su esposo, Jacinto, era hijo de Isaac Ugalde, un poblador que le dio nombre el lugar y que en los años ‘20 hizo los primeros taponamientos y canales para aprovechar el río. Después de tantos años sin agua, Lita sólo tiene en cuenta los problemas que le acarrea el río: “cuando corre el río es un problema. Tenemos que hacer 72 kilómetros hasta La Puntilla para ir a Santa Isabel”, dice. Explica que el cruce de piedras, que apareció en las fotos de los diarios, queda cortado por el agua. Y afirma que su ganado se arregla con las dos aguadas que tiene a un costado del río. Su hijo, Eduardo, señala que “el agua nunca está demás”, pero también se queja que se le inunda el campo cuando corre el Atuel. Tienen unas 150 cabezas en “Los Tres Amigos”, un campo de 5.000 hectáreas.
La producción de los Ugalde es mediana. Por debajo hay muchos productores y pobladores que en sus aislados puestos llevan adelante una economía de subsistencia.
Si los Ugalde expresan a los pobladores más antiguos cansados de los cortes y resignados al accionar de Mendoza, el productor Juan José Denaro, un mendocino que llegó a la zona hace dos años, representa a quienes dan pelea desde la defensa de los derechos pampeanos sobre el río. Y quienes tampoco se resignan a la chatura del paisaje.
“Y venía a cazar antes. Pero me enamoré del lugar. Y después no quería matar una hormiga”, confiesa Denaro, quien comprendió que debían defender el lugar. Está convencido que el corte de noviembre de 2003 tiene que ver con la declaración de los bañados del Atuel, como un lugar protegido por la convención RAMSAR, un acuerdo que tiende a preservar los humedales en el mundo.
“Antes no había cortes. Pero cuando se declaró sitio RAMSAR, Mendoza quiso decir: el Atuel es mío”, afirma Denaro. El secretario de Recursos Hídricos, Juan Pablo Morisoli, aclaró que los cortes se repitieron, aunque no tan extensos (por seis meses como entre el 2003 y 2004).
Sin ocultar su interés económico, Denaro se entusiasma con la explotación de alfalfa, de unas 300 hectáreas que se extendió en el campo “La Buena Fe”, donde se encontraron los funcionarios, los legisladores provinciales y los productores oesteños.
En el lugar también estaban presentes varios productores del oeste bonaerense, medianos productores, que compraron 7.500 hectáreas de “La Buena Fe”. “Queremos hacer rotación de rodeos. Nosotros somos unos nueve productores que aprendimos una técnica en el programa de Cambio Rural. Y empezamos con 40 vacas, después nos juntamos y tenemos 400. Ya necesitamos otros campos y llegamos acá”, contó Sergio Resilla.
Ahora el oeste pampeano, luego de una década de regímenes pluviales por sobre lo histórico y del boom de la soja que corre la frontera más hacia el oeste, es apetecido por otras producciones. Pero el proyecto que impulsan requiere de condiciones regulares y de agua del río en forma regular.
La política que sostiene el secretario de Recursos Hídricos, Juan Pablo Morisoli, tiene el lastre de los desatinos de la política del anterior gobierno provincial. Pero se apoya en la memoria y en los reclamos históricos de los derechos pampeanos en el río Atuel, una senda que recorrida con consecuencia puede llevar a buenos resultados.
Fuente: eldiariodelapampa.com.ar
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