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Título: La prevención es la clave de la supervivencia..
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Argentina - 12/01/2005
Durante una tormenta, no se debe transitar por calles anegadas ni manipular los artefactos eléctricos
Ante una emergencia. Un experto dice que los tucumanos no respetan las lluvias de verano. Es necesario que los canales tengan barandas y defensas. Un botiquín y luces de seguridad.
La primera tormenta de 2005 se llevó la vida de tres personas. Y aún sigue desaparecido Walter Encaladas. El temporal del domingo dejó como saldo la muerte de una madre y de su hijo de 5 años, y la de un hombre de Tafí Viejo, quien se electrocutó al cortarse un cable de la calle. Todavía buscan a José Fernández, de 12 años, y a Marcos Zelaya, de 22, ambos desaparecidos en diferentes ríos de la provincia (ver: “No encuentran a...”
Sucede que en Tucumán, las tormentas de verano no sólo inundan calles y provocan cortes de luz. También se cobran vidas. Y pese a ello, muchos no aprenden a respetar las normas básicas para evitar tragedias.
“Los tucumanos juegan a la ruleta rusa con las tormentas”, sostiene José Domián, ingeniero civil y profesor de Hidráulica Aplicada en la UNT. “Se movilizan como tratando de ganarle al agua. Lo que deberían hacer es quedarse quietos en lugares seguros”, agregó.
Además de las medidas de prevención que cada uno debería tomar, hay cosas que el Estado puede hacer para mitigar los efectos de una inundación. “Crear pasarelas peatonales, instalar barandas alrededor de todos los canales, construir defensas para encauces”, recomienda Domián, quien también alude a la necesidad de que los edificios cuenten con pararrayos y luces de emergencia.
El Cuadernillo de Desastres elaborado por Defensa Civil municipal (que ayer volvió a ser una repartición, independiente de Dipasa) recomienda estar preparados para enfrentar catástrofes: establecer rutas de escape hacia los lugares previstos como refugios; estar pendientes de las alertas meteorológicas; tener a mano un botiquín de primeros auxilios; guardar los objetos sueltos que puedan ser lanzados por el viento. Nunca intentar enfrentar la correntada, ni caminar por calles inundadas. No tocar artefactos eléctricos y mantenerse alejado de los postes de luz.
Familias que perdieron todo no quieren dejar los albergues
Con la mirada suplicante, aseguran que no quieren irse. El temor a ser víctimas nuevamente de una tormenta los mantiene aferrados a la esperanza de permanecer en los locales en que se encuentran alojados desde el domingo, cuando el viento y el agua se llevaron las paredes y los techos de sus casas.
Ayer había 60 personas alojadas en el complejo Teniente Ledesma y varias de ellas sabían que si las sacaban de allí no tendrían dónde pasar la noche. “Una ráfaga tiró las paredes de la casa. Logré sacar a mis hijos y a mi señora a las corridas, justo antes de que el agua se lleve lo que había quedado. Ahora no tenemos ni un colchón para acostar a los chicos”, contó desesperado Juan Lázaro Acosta, quien vivía a orillas del canal ubicado en avenida Juan B. Justo y Francisco de Aguirre.
Clara Bustos Chávez llegó con sus hijos el lunes por la noche al complejo. Junto a otras siete familias, fueron evacuados de avenida Belgrano y Camino del Perú. “Nadie nos ayuda. Necesitamos reconstruir nuestras casillas en algún terreno en el que no corramos peligro. Ahora no tenemos adónde ir. Al menos acá tenemos comida y techo”, explicó resignada.
En la parroquia de Santa Rosa de Lima, en villa Muñecas, 90 mujeres y niños duermen dentro de la nave circular. El calor que se acumula durante el día en las chapas del techo del templo, los envuelve por la noche. Sin embargo, prefieren quedarse allí antes que pasar la noche bajo las estrellas. “La gente quiere volver, pero necesitan materiales para reconstruir las casillas”, dijo el voluntario César Sánchez.
A pocas cuadras, en la parroquia de Santa Rita, 40 chicos y 20 mayores comen y duermen juntos. “No tenemos adónde ir. El agua y el viento se llevaron todo y sólo podemos pasar las noches en la parroquia”, sostuvo con vehemencia Silvia Santucho.
La noticia de la tragedia atravesó la cordillera
Diarios del país y del exterior reflejaron la tragedia ocurrida en Tucumán por la tormenta del domingo a la tarde.
“Temporal en Tucumán: cuatro muertos y 1.300 evacuados”, tituló “Clarín” en su edición de ayer e ilustró la nota con una foto de familias evacuadas. “Negros nubarrones y ráfagas de viento de más de 50 kilómetros por hora -que volaron los techos de decenas de casas- fueron el anuncio de los casi 50 milímetros de lluvia que cayeron en una hora y provocaron inundaciones y muerte”, consigna “Clarín”.
“La Nación” resumió las consecuencias que tuvo el meteoro en Tucumán, Córdoba, Catamarca, San Juan y Jujuy. En un sólo artículo, contabilizó los muertos en toda la región. “El temporal se cobró seis víctimas mortales. Hay un niño desaparecido; más de mil personas evacuadas”, tituló el matutino porteño, en la información que acompaña con una foto de LA GACETA.
“La Prensa” se refiere a que por la tormenta, unas 20.000 personas quedaron sin luz. Además, consigna que cayeron árboles y que murieron tres personas.
“La Voz del Interior”, de Córdoba, tituló “Tres muertos y un desaparecido causó el temporal en Tucumán”.
Las noticias de las consecuencias del meteoro también llegaron al otro lado de la cordillera. El diario “El Mercurio”, de Chile, informó que hubo muertos y cortes de luz y agua, bajo el título “Temporal causa cuatro muertos en Argentina”.
“Las intensas lluvias que se produjeron el domingo y ayer estuvieron acompañadas por vientos que rondaron los 53 kilómetros por hora y provocaron voladuras de techos en una decena de viviendas en la provincia de Tucumán, aumento de los caudales de los ríos en Córdoba y un alud de barro en Catamarca”, relataba ayer el diario más importante de Chile.
No encuentran al niño perdido en el río Lules
Efectivos del Grupo Cero, de la Policía provincial y de bomberos continuaban ayer la búsqueda de José Daniel Fernández, de 12 años, quien desapareció en el río Lules cuando se produjo la creciente. El niño había ido a pescar con su padre y con varios amigos, y no tuvo tiempo de salir cuando el agua empezó a subir.
Este río es el mismo que el domingo se cobró la vida de Gladys Estela Morales y de su hijo Leandro González, de 5 años, a la altura de El Siambón.
La Policía también buscaba ayer a un joven de 22 años que desapareció el domingo, cuando nadaba en el río Salí. Marcos Antonio Zelaya, vecino de El Colmenar, había ido a pasar el día con varios amigos. “De pronto empezó el viento fuerte. La gente salió corriendo, y no lo vimos más”, contó Débora Saldaño, de 16 años, amiga del joven.
Llevan ayuda a inundados
Las 800 personas que estaban alojadas ayer en distintos centros de evacuación están regresando a sus casas, informó el Gobierno provincial. La secretaria de Políticas Sociales, Beatriz Mirkin, dijo que la Provincia asistió a las familias de las zonas más dañadas. Se entregaron 700 módulos alimentarios, 700 kilos de leche, 1.150 chapas y 870 colchones, además de frazadas y agua.
No se descarta que, con las próximas lluvias, pueda haber más evacuados. Por eso se prevé un nuevo plan de asistencia y se espera la ayuda del Gobierno nacional, que llegará hoy. El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación enviará 2.000 chapas, 1.350 colchones y 500 paquetes de pañales, por un total de $ 163.000.
Mirkin reconoció que la ayuda de Políticas Sociales es sólo un paliativo. “Las soluciones de fondo estamos gestionándolas a través de la Legislatura, a través de proyectos de expropiación de terrenos seguros”, explicó.
Ayer, el vicegobernador, Fernando Juri, mantuvo reuniones con personal de distintas áreas a cargo de enfrentar las inundaciones. Juri también convocó al gerente de EDET, Günter Hoffman, a quien le pidió que no se deje de dar respuestas a los usuarios. |
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