Título: BUENOS AIRES. LA RESERVA NATURAL SE INTEGRA A LA COMUNIDAD DE PUNTA LARA (08/05)(Fuiente: Hoy)
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Argentina - 08/05/2005
Un proyecto de los guardaparques y la UNLP aporta herramientas a la comunidad. El predio tiene materia prima para mimbrería, barro para cerámica aborigen, hierbas medicinales y cañas para cultivar tomates
Proyectos sustentables para la costa rioplatense
Un proyecto de los guardaparques y la UNLP aporta herramientas a la comunidad. El predio tiene materia prima para mimbrería, barro para cerámica aborigen, hierbas medicinales y cañas para cultivar tomates
Pasillos verdes. El guardaparques Novoa en una de las pasarelas que atraviesa la Reserva
La Reserva Natural de Puntal Lara vistió ayer sus mejores galas. Se celebró el Día de los Parques y Reservas Naturales de la Provincia de Buenos Aires, y los guardaparques del predio costero presentaron en sociedad un proyecto social y productivo con el que buscan integrarse a la comunidad que lo rodea.
“Este parque tiene mucho para aportar”, dice el guardaparques Daniel Novoa. Menciona cuatro iniciativas concretas vinculadas con la producción y la cultura, y que están relacionados con la vida cotidiana en la zona.
El hombre señala un stand donde se exponen productos de mimbre elaborados con una especie de sauce que crece en el predio; menciona el barro del lugar, especial para el trabajo de cierta cerámica aborigen; habla de las cañas que crecen en la zona y sirven para construir la protección del cultivo del tomate; o las bondades de los productos que se elaboran con las plantas medicinales.
Salir al barrio
La idea de derribar simbólicamente los alambrados que separan a la Reserva del camino costero tiene algunos años. Y cobró forma con la participación de la Escuela de Trabajo Social, de los alumnos de la carrera de Antropología, y de la futura incorporación de estudiantes de las facultades de Ciencias Exactas y Economía.
“Lo primero que hicimos fue participar en una asamblea con los vecinos, en la que ellos contaron las necesidades que tenían y las expectativas que surgían de convivir con un espacio como el de la Reserva Natural”, explican María Cristina Romero y Raquel Stefanizzi, representantes de la dirección Provincial de Recursos Naturales del ministerio de Asuntos Agrarios.
La idea de “integración e intercambio” con los vecinos del lugar tomó un impulso mayor cuando la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) aportó un subsidio de 12 mil pesos. En esa instancia, además de Trabajo Social, ya se había sumado la Facultad de Ciencias Naturales y Museo.
Lo siguiente fue la realización de los talleres, especialmente vinculados con producciones que utilizan como materia prima plantas exóticas. Así, hubo talleres para que los vecinos aprendieran a procesar la caña, de mimbre, de cestería, y de plantas medicinales.
El aporte de los antropólogos que trabajan en la iniciativa es fundamental para la recreación de la identidad del lugar. Comprobaron, por ejemplo, que el barro que existe en un Punta Lara es el que utilizaron las tribus de pobladores originarios para la elaboración de artesanías. Los primeros trabajos de este tipo de cerámica elaborados por quienes participaron en los talleres ya empezaron a ser expuestos.
El caso de la cerámica sintetiza los objetivos del proyecto: recuperar la cultura del trabajo, y a la vez recrear los paradigmas culturales que hacen a la identidad de Punta Lara.
Día para honrar los parques naturales
El 11 de mayo de 1937, Ernesto Tornquist donó a la Provincia de Buenos Aires las tierras ubicadas en las serranías de la ventania, para que se creara el primer parque natural.
Fue el puntapié inicial para el actual sistema, que cuenta con 16 Reservas y Parques, y por ello se constituyó en un día de celebración.
Creada en 1958, la de Punta Lara fue la segunda. Aunque representa el ecosistema ribereño, los especialistas sostienen que allí hay una suma de varios ecosistemas que se encuentran como los observaron los viajeros que la recorrieron hace más de 500 años.
Playas de arenas gruesas en la ribera; espeso juncal de más de 50 metros; el matorral ribereño, formado por acacias, sarandíes y palos amarillos; un pantano infranqueable; una zona de albardones; los pastizales; y la selva marginal, son sólo algunas de la
variantes que ofrece uno de los pocos espacios de naturaleza virgen que existen en nuestra región.
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