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Título: BUENOS AIRES: DURA POLEMICA POR LA CALIDAD DEL AGUA EN LA PROVINCIA (03/10)(Diario Rojas)
Argentina - 03/10/2005

Mientras investigadores locales aseguran que el agua de varias localidades bonaerenses tiene altos niveles de arsénico, en los Municipios afectados se desmiente el problema y hasta se amenaza con iniciar acciones legales.

Mientras investigadores locales aseguran que el agua de varias localidades bonaerenses tiene altos niveles de arsénico, en los Municipios afectados se desmiente el problema y hasta se amenaza con iniciar acciones legales. EL DIA recorrió los distritos más cuestionados y convocó a las distintas voces de una controversia que, polémica al margen, tiene a la salud de la población en el centro de la cuestión

LA PLATA, Octubre 2.-En el Laboratorio de Bromatología e Hidrología de Junín se realizan controles de agua de manera periódica. Si bien niegan que el agua que se consume en esa localidad esté contaminada, los especialistas reconocen que, debido al arsénico presente en la zona, deben efectuar monitoreos todo el tiempo.



¿Tiene arsénico el agua que sale de la canilla?



Quien escucha la pregunta es el intendente Mario Meoni, y por el gesto entre socarrón y resignado que hace cualquiera se da cuenta de que no es la primera vez que la va a tener que responder y, sobre todo, cual va a ser esa respuesta. Es la hora de la siesta y los vecinos de Junín la cumplen con devoción pueblerina y puntual. Sólo el intendente parece estar tan despierto como para negar acusaciones y reclamar aclaraciones a los cuatro vientos. "El problema está -dice-, pero lo que trascendió en ese congreso es un disparate. El agua que consumimos no está contaminada. Y alguien se va a tener que hacer cargo de esos dichos irresponsables".



Los "dichos irresponsables", como dice Meoni, son en realidad los que se conocieron tras el Congreso Geológico Argentino que se realizó la semana pasada en nuestra ciudad y donde, al presentar un estudio sobre purificación de aguas, un grupo de investigadores aseguró que el agua que se consume en varios distritos de la provincia de Buenos Aires tiene niveles de arsénico superiores a los tolerables.



Si bien el trabajo de los científicos no puntualizaba sobre ninguna zona en particular -sino que se limitaba exclusivamente a detallar un método para lograr la remoción del arsénico-, los investigadores se basaron para su presentación en distintos trabajos de organismos oficiales que indican que en algunas regiones de la Provincia la presencia del contaminante alcanza los 200 ppb (partes por billón) cuando los estándares nacionales toleran un máximo de 50 ppb y los internacionales, de 10 ppb.



De acuerdo a esos estudios, algunas de las zonas más críticas son Junín, Baradero y Torquinst, lugares donde sus autoridades municipales están ahora tan furiosas que prometen iniciar acciones legales contra los hacedores del congreso.



En Junín, por ejemplo, cuyos 100 mil habitantes consumen por día unos 26 millones de litros de agua, su intendente reconoce que el problema del arsénico "es de larga data", aunque aclara que "de ninguna manera tiene los niveles que se dijeron. En las próximas horas vamos a enviarle al doctor Schalamuk (uno de los científicos que habló del tema, ver aparte) una carta documento para que ratifique o rectifique lo que dijo. Y según su respuesta vamos a evaluar la posibilidad de iniciar acciones legales seriamente".



Según Agustín Pinedo, en tanto, secretario de Obras Públicas de la comuna juninense, de los 26 pozos que funcionan en el Partido "hay 3 que son críticos y presentan niveles altos, pero están parados. Nosotros hacemos muestreos todas las semanas y tenemos la situación controlada. Por eso creo que este revuelo es consecuencia de un congreso alarmista, irresponsable y que tuvo muy poco rigor científico".



Claro que en Junín no todos piensan igual. Para Marcelo Miano, un abogado que mantiene desde hace años una demanda contra el Municipio por este tema, todo lo que se dijo a partir del congreso de geólogos "no sorprende en absoluto. Es cierto que acá no tenemos casos de hidroarsenisismo, pero tampoco sabemos cómo evoluciona esta patología y qué va a ocurrir dentro de algunos años. Yo agua de la canilla no tomo. No me animo. Y por más que el intendente se enoje y mande cartas documentos, lo cierto es que hasta el momento no hizo nada para solucionar el problema".



Como se dijo, el duro diagnóstico sobre la calidad del agua en nuestra provincia surgió tras la presentación en el congreso de geólogos de un trabajo en el que se explicaba la forma menos costosa para extraer el arsénico de aguas que tienen un alto contenido de este elemento.



Este trabajo, según sus hacedores, se basa en estudios realizados por la Comisión Nacional de Energía Atómica y el Servicio Provincial de Agua y Seneamiento Rural en los cuales se detalla que el agua de varias localidades de la Provincia tiene un alto contenido de arsénico, situación que no es exclusiva de Buenos Aires sino que, indican los mismos estudios, también está presente en las provincias de Santiago del Estero, Chaco y Santa Fe, y también en otros países como Chile, México o Bangladesh.



"Lo único que logró ese congreso de geología fue crear una psicosis en la gente cuando en realidad no hay ningún problema". Quien lo dice es Walter Terceros, secretario de Salud de la Municipalidad de General Arenales, un distrito con algo más de 16 mil habitantes ubicado a unos 50 kilómetros de Junín que, según científicos de la UNLP, también tiene exceso de arsénico en su red de agua potable.



Para Terceros, si bien en los distritos de Arribeños, Ferré y Ascensión "se registraron índices elevados, en el partido de Arenales no hay problemas con el agua. En esas zonas que eran críticas los niveles están bajando y de ninguna manera se puede hablar de una situación que genera riesgo para la salud de la población".



Lo que dice Terceros, desde ya, entra en plena coincidencia con lo que piensa el intendente del Partido, Juan Carlos Geloso: "el del arsénico en el agua es un tema que sale en época electoral, sin dudas. Acá se hicieron más perforaciones y se colocaron bombas nuevas, por lo que nada indica que nuestra agua no se puede consumir".



A poco más de 200 kilómetros de distancia de ahí, en el partido de Baradero, los nombres cambian pero la opinión es la misma: "todo lo que se está diciendo de nuestra agua representa una falta de respeto para las comunidades apuntadas y para la ciencia", dispara José María Reyna, director de Obras Sanitarias de Baradero, organismo que depende del Municipio y que suministra a diario unos 20 millones de litros de agua a poco más de 30 mil pobladores.







Al lado de Reyna, Eduardo Aiazzi, director de Bromatología de la Comuna de Baradero, se pone rojo cada vez que le hablan del congreso de geólogos y asegura que todo lo que se dijo allí "demuestra un desconocimiento total del asunto. El estudio se hizo en el freático Pampeano cuando nosotros tomamos el agua del Puelche. Ante tantas barbaridades yo me pregunto: si la situación es tan grave, ¿cómo fue que no nos avisaron antes del problema sino que nos terminamos enterando por un congreso?"



Los inconvenientes por la existencia de agua contaminada en distintos puntos del interior bonaerense, hay que decir, esconden tras de sí una serie de denuncias -en algunos casos intervino la Justicia-, movilizaciones y estudios que demostraron que los niveles de arsénico y flúor superaban los permitidos. Vecinos de Carlos Casares, Pehuajó, 9 de Julio y Junín, por mencionar los casos más graves, realizaron en su momento varias marchas en busca de una solución al problema.



Para la bioquímica Cristina Pagano, titular del Laboratorio de Bromatología e Hidrología de Junín, si bien es cierto que el agua de la zona presenta valores que están lejos del ideal (10 ppb según la Organización Mundial de la Salud), "en ningún caso se trata de niveles alarmantes o que representen algún riesgo sanitario. Aunque claro: cualquier elemento contaminante que esté presente en el agua, por más bajo que sea, debe ser atendido y, si es posible, eliminado".



El diagnóstico que abrió el debate



El diagnóstico sobre la calidad del agua que desató la polémica en varios municipios del interior de la provincia de Buenos Aires fue dado a conocer la semana pasada y, basándose en estudios oficiales de la Comisión Nacional de Energía Atómica y del Servicio Provincial de Agua y Saneamiento Rural, asegura que los habitantes de 31 ciudades bonaerenses consumen agua con altos niveles de arsénico.



De acuerdo al diagnóstico, que trascendió luego de que se realizara en nuestra ciudad el XVI Congreso Geológico Argentino, los distritos afectados son General Villegas, Florentino Ameghino, Leandro N. Alem, General Arenales, Rojas, Salto, Junín, Alberti, 9 de Julio, Baradero, Tornquist, Suipacha, Navarro, Mercedes, Bragado, San Vicente, Brandsen, Chascomús, Maipú, Tapalqué, General Alvarado, Tres Arroyos, Daireaux, General Lamadrid, Rivadavia, Pelegrini, Adolfo Alsina, Puán, Saavedra, Médanos y Carmen de Patagones.



Un grupo de científicos realizó en esos partidos un estudio que detectó que el agua potable que consume la población posee índices de contaminación de arsénico superiores a los tolerados, con riesgos para la salud. Según los informes de la Comisión Nacional de Energía Atómica, por ejemplo, en algunos de esos distritos se halló arsénico en 200 partes por billón cuando los estándares nacionales toleran un máximo de 50 ppb, y los internacionales, de 10 ppb.



Esto motivó a que los investigadores María José González, Vicente Barone, Abel Schalamuk e Irma Botto, de la UNLP, presentaran en el congreso de geología un trabajo basado en los recursos y estrategias técnicas para lograr la eliminación efectiva del arsénico en el agua.



Básicamente, el informe presentado por los especialistas durante el congreso analiza distintos sistemas para la remoción de arsénico del agua potable pero destaca como el más efectivo y económico el uso de arcillas ferruginosas.



Según el estudio, la provincia cuenta "con abundantes y accesibles depósitos de oxi-hidróxidos de hierro así como de arcillas ferruginosas, materias primas cuya eventual explotación y procesamiento para su empleo como adsorbentes constituyen una posibilidad de aprovechamiento de un geomaterial de bajo costo y altamente promisorio para solucionar el grave problema en las zonas afectadas".





De qué hablamos cuando hablamos de arsénico



El arsénico es un contaminante inorgánico que se encuentra presente en aguas de profundidad y superficiales de diferentes localidades del mundo, y en el caso de la provincia de Buenos Aires, según explican los geólogos, la región central de nuestro país es una de las más extensas con alto contenido de este contaminante en aguas subterráneas.



La ingestión continua de aguas contaminadas con arsénico es denominada Hidroarsenisismo Crónico Regional Endémico. Según detallan los especialistas, el arsénico es un metaloide y, como compuesto, puede ser altamente tóxico; es por eso que es aplicado comúnmente en el veneno de rata.



La Organización Mundial de la Salud advierte que la máxima concentración segura para la salud es de 10ppb. Aunque el arsénico puede encontrarse en las aguas superficiales, las aguas subterráneas son la principal fuente de arsénico en agua.



Consecuentemente, concentraciones por encima de 10ppb pueden ser encontradas en aguas subterráneas de forma natural. En Bangladesh, por ejemplo, las concentraciones de arsénico en agua subterránea pueden exceder las 100 ppb en algunos lugares.



La presencia de este elemento se debe a un problema geológico, ya que las aguas se ponen en contacto con un material llamado "loes" que se formó durante el período Cuaternario y que está compuesto principalmente por cenizas volcánicas, las cuales tienen a su vez pequeños contenidos de arsénico.



A través del tiempo, se explica, esas cenizas se pusieron en contacto con el agua, el arsénico se solubilizó y se incorporó finalmente al líquido en las napas subterráneas.





"No tienen que enojarse, sino ponerse a trabajar"



Lo dice Abel Schalamuk, uno de los que hizo trascender los datos sobre el agua contaminada



"Nunca recibí tantos llamados de gente enojada conmigo como en estos días", dice con aire zumbón pero inquieto Abel Schalamuk, investigador superior del Conicet y uno de los científicos de la UNLP que durante el Congreso Geológico Argentino de la semana pasada presentó un trabajo donde se plantea un método para eliminar el arsénico presente en el agua y en el que, basado en estudios oficiales, trascendió que el agua de 31 distritos bonaerenses tiene altos niveles de este contaminante.



Al tanto de las quejas y acusaciones municipales que surgieron tras el diagnóstico, Schalamuk aclaró que en el congreso "no se presentó ningún informe que hable sobre los niveles de arsénico en alguna región en particular, porque del agua que analizamos no sabemos la procedencia. Lo nuestro fue simplemente un trabajo tendiente a la remoción de este contaminante", aunque comentó que dicha presentación "responde a un problema que es innegable y que está claramente expresado en estudios de la Comisión Nacional de Energía Atómica y del Servicio Provincial de Agua y Saneamiento Rural, los cuales sí detallan que los niveles de arsénico en la provincia de Buenos Aires son altos".



Tras opinar que las autoridades municipales "no deberían enojarse por este diagnóstico sino ponerse a trabajar para solucionar el problema", el especialista, quien es además presidente de la Asociación Geológica Argentina y director del Instituto de Recursos Minerales, sostuvo que "si se presentó un trabajo para eliminar el arsénico, es evidente que el problema está presente. Si alguien hace un piojicida es porque los piojos existen, ¿no?"



Para Schalamuk, además, resulta "llamativa" la actitud de algunas autoridades municipales, quienes "niegan que tengan mucho arsénico pero reconocen que tienen poco. El arsénico está y eso es un diagnóstico que no lo trazo yo sino varios estudios nacionales e internacionales, los cuales detallan claramente que la zona central de nuestro país es endémica en arsénico. Entiendo que sea muy sensible aceptar que la región de uno tiene este problema, pero lo más fácil es enojarse y mandar cartas documentos. Si quieren hacerlo no hay problema: todo lo que uno dice y piensa está documentado".



Asimismo, el investigador apuntó que "no se puede generalizar diciendo que el agua que se toma tiene arsénico, eso es verdad. Pero hay que tener en cuenta que pueden presentarse determinados ciclos del agua que sí tengan mayor contenido de este contaminante en diversas zonas, ya que el líquido siempre se moviliza".



El científico explicó además que la zona de incidencia de arsénico es la que geológicamente se denomina Chacompampeana y que incluye las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, Tucumán, Santa Fe y Chaco, entre otras.



"Me sorprende que algunos municipios reaccionen de esta manera -señaló Schalamuk-. Nosotros no buscamos alarmar a nadie sino prevenir un problema que existe y que está comprobado por varios estudios oficiales".



Normas para evitar graves enfermedades



El arsénico se halla en una vasta región de nuestro país debido a que, durante la génesis de la cordillera de los Andes, las cenizas volcánicas -ricas en este metaloide- se esparcieron a lo largo del territorio contaminando el agua. Las provincias que tienen altos contenidos de arsénico son Córdoba, Chaco, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Santa Fe, San Luis, Buenos Aires, Mendoza, San Juan, Catamarca y Jujuy.



Estos datos se hallan contenidos en el proyecto de ley que presentaron el año pasado diputados del radicalismo, el socialismo y el Ari, y cuyo objetivo es modificar el artículo 982 del Código Alimentario, aprobado mediante la ley 18.284.



En los fundamentos del proyecto de ley se advierte que los niveles de arsénico detectados en las distintas aguas de estas regiones alcanzan valores de 2,9 miligramos por litro, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó en 1996 establecer como valor máximo de arsénico en agua potable 0,01 miligramo por litro. El Código Alimentario Argentino, anterior a la recomendación de la OMS, había fijado un límite máximo en agua potable de 0,05 miligramos por litro.



La Agencia Internacional para el Estudio del Cáncer, por su parte, clasificó al arsénico inorgánico como cancerígeno. En ese sentido, advirtió que una de cada cien personas expuestas a cantidades superiores a 0,05 miligramos de arsénico por litro de agua posiblemente desarrollará cáncer de piel.



En el proyecto se destaca que en la Argentina existen alrededor de dos millones de personas expuestas a esa enfermedad y que en los primeros lugares donde se debe activar para prevenirla es en las empresas privadas a cargo de la distribución del agua. ( Fuente: El Día )





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