 |
|
Título: El día después: 100.000 chaqueños aislados y sin luz por el temporal..
|
Argentina - 26/11/2004
Este escenario de desolación padecieron los vecinos de la segunda ciudad del Chaco durante casi 20 horas, a causa del tornado que dejó sin energía eléctrica a Sáenz Peña y a otras importantes localidades del interior provincial.
SÁENZ PEÑA (Agencia) —Las veredas y las casas a oscuras, sin agua potable, el cielo cubierto y con relámpagos que anunciaban una nueva tormenta, las calles con el barro de la lluvia del día anterior, árboles caídos, sumados al calor intenso. Este escenario de desolación padecieron los vecinos de la segunda ciudad del Chaco durante casi 20 horas, a causa del tornado que dejó sin energía eléctrica a Sáenz Peña y a otras importantes localidades del interior provincial.
Mientras que ayer, cuando la situación no estaba completamente restablecida, ni se habían terminado de cuantificar los daños que se produjeron tanto en el casco urbano como la zona rural, los pronósticos del clima señalaban la posibilidad de nuevos temporales para el norte del país. La tormenta que se registró en la noche del martes demostró que la ciudad depende solamente de las líneas de energía que provienen desde Puerto Bastiani, y quedan completamente aisladas cuando éstas son afectadas, como en este caso, por un temporal.
Desde la noche del martes, los cerca de 100.000 habitantes de Sáenz Peña quedaron virtualmente aislados, debido a los cortes de energía eléctrica y de agua potable. La ciudad amaneció el miércoles en estas condiciones, y en desconcierto, ya que no se tenía información cierta de qué había sucedido, y cuánto se tardaría en restablecer los servicios.
Sin transmisión de radios ni cables
Avanzada la mañana del miércoles, el desconcierto se hizo sentir en los vecinos, ya que ni las emisoras radiales ni los canales de cables pudieron transmitir como consecuencia del apagón. Pero ya circulaban las primeras versiones de que era un problema serio, que habían caído torres de alta tensión entre Machagai y Presidencia de la Plaza, y los anuncios no eran alentadores acerca de cuánto tiempo tendría que permanecer la ciudad sin energía eléctrica.
Bancos y comercios cerrados
La calle principal de la ciudad mostró la desolación de los locales cerrados. Los jubilados que tenían que cobrar ayer abandonaron la seguridad de sus viviendas movidos por la necesidad; pero se encontraron con que las sucursales de los bancos no trabajaron, no solamente que no se podía percibir haberes, sino que tampoco se podía hacer pagos de servicios, ni otra operación cualquiera. Tampoco quedaba la alternativa de los cajeros automáticos.
Los supermercados abrieron sus puertas; pero no atendieron al público ya que no funcionaban las cajas registradoras. En cambio, los empleados debieron trabajar en trasladar las mercaderías y alimentos que no podían perder la cadena de frío, desde las heladeras vitrinas hacia las cámaras frigoríficas.
Otro caso fue el de las escuelas y colegios. En este sentido, paradójicamente benefició el paro docente del miércoles para que no se produjera un caos mayor, porque no hubo manera de dar aviso a los padres de los alumnos de que se suspendían las clases. En el caso de los establecimientos de gestión privada, algunos enviaron a los alumnos de regreso a sus casas, porque el corte de energía eléctrica y de agua potable no permitía desarrollar las actividades normalmente.
Generadores y acopio de agua
Ante la falta de medios que difundieran información precisa, y ante la impresión de que el corte de los servicios se podría prolongar indefinidamente, durante las horas de la siesta y la tarde los vecinos comenzaron a tomar precauciones. En los barrios fue común ver a la gente pertrechada con baldes y bidones, para abastecerse de agua potable de las casas de los vecinos o de los establecimientos que tuvieran una buena reserva.
En tanto que por la calle principal de la ciudad, algunos comercios que podrían perder sus mercaderías por el corte energético consiguieron grupos electrógenos para evitar la pérdida. Este fue el caso especialmente de farmacias, grandes supermercados y heladerías.
Sumado a esto, hizo importante acto de presencia el calor intenso y húmedo, que hizo notar aún más la falta de energía eléctrica para hacer funcionar ventiladores o equipos de aire acondicionado. La gente salió masivamente a las veredas, ya que permanecer en el interior de cualquier ambiente era insoportable, y se multiplicaron los tererés, los mates y las gaseosas.
Sin alumbrado público
Durante las casi 20 horas en las que la ciudad sufrió el apagón, hubo breves períodos cuando el servicio se restableció parcialmente, y alternadamente por sectores de la ciudad. Por ejemplo, en una importante zona céntrica solamente hubo en total dos horas de electricidad en toda la jornada. Luego se supo que se cortó parte del suministro a Quitilipi y Machagai para suministrar por algunas horas a Sáenz Peña.
Recién en la noche del miércoles se restableció el suministro eléctrico para las viviendas y locales comerciales; pero se dejó fuera de servicio todo el alumbrado público, debido a que el servicio está lejos de normalizarse todavía, y la baja tensión no alcanza para satisfacer toda la demanda.
Las clínicas y el hospital
Como era de esperar, también las clínicas, los servicios de enfermería y el hospital padecieron por la falta de energía eléctrica y de agua potable. La mayoría de estos establecimientos pudo atender las emergencias debido a que cuenta con grupos electrógenos, pero se tuvieron que suspender todas las intervenciones complejas; y algunos tratamientos que pudieron ser aplazados se pasaron para otra fecha por confirmar.
|
|
|
 |
