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Título: CHACO: POLEMICA POR GRIETAS EN EL CORDON DE DEFENSAS DE RESISTENCIA (21/02)..
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Argentina - 21/02/2005
Frente a una crecida importante del río Paraná, el Gran Resistencia tendrá como escudo el anillo de defensas levantado en los últimos años
Frente a una crecida importante del río Paraná, el Gran Resistencia tendrá como escudo el anillo de defensas levantado en los últimos años. Esos terraplenes, ¿soportarán la presión de la masa líquida que acechará a la capital? A esta altura, es casi una cuestión de fe. Se le puede creer al gobierno, que dice que las obras están en perfecto estado; o sumarse al temor de algunas voces que dicen que los terraplenes ya muestran hoy fisuras que podrían colapsar en una situación límite.
La divergencia parte de un mismo dato, y camina luego por muy distintas interpretaciones de él. El dato, o el síntoma, son las cárcavas (especie de grietas) que se observan sobre los terraplenes que componen el tramo Norte de la malla defensiva. "Son señales de que hay un problema estructural por haber utilizado un tipo de suelo que no era el adecuado", dice el ingeniero Carlos Boutet, que efectuó una presentación judicial sobre el asunto. "Son problemas meramente superficiales, que no afectan al núcleo de la obra", responde el secretario de Obras Públicas, Néstor Dellamea.
En el medio de ambas posiciones, la justicia debería servir para echar luz sobre el tema, pero una vez más se trata de una lámpara sin filamento. El expediente radicado tres años y medio atrás en el tribunal del juez Ramón Martínez Arias no avanza, aparentemente empantanado en la necesidad de contratar peritos que diriman la cuestión. Algo similar a lo que sucedió con la causa penal por la rotura del viejo dique regulador sobre el Río Negro, en 1982, que prescribió en manos del ex juez Marcelino Jazmín a la espera de estudios jamás realizados.
Lo que se ve
El tramo Norte de las defensas tiene una extensión de 16 kilómetros, y se compone de dos segmentos. El más extenso es el I, que nace en la ruta 11, unos 5 kilómetros antes del puente sobre el río Tragadero, si se toma como sentido de circulación el que va desde Resistencia hacia Colonia Benítez. Desde allí avanza hacia la costa del Paraná. Ese primer tramo tiene aproximadamente 12 kilómetros y medio, y se enlaza con el tramo II (de algo más de 3 kilómetros de extensión) ya cuando el terraplén se ubica paralelo a la ruta Nicolás Avellaneda. Este segundo segmento culmina ya antes del acceso al puente Chaco-Corrientes.
La obra se contrató en 1999, cuando todavía estaba fresco el susto por la gran creciente de 1998. El presupuesto oficial fue de 3.900.000 pesos (equivalentes por entonces a igual cantidad de dólares), y el contrato se firmó con una UTE (Unidad Transitoria de Empresas) integrada por Cono Sur, Cochaco, Sucesión de Adelmo Biancalani e Ingeniero Pedro Martínez Construcciones.
NORTE recorrió esos tramos, y pudo registrar la existencia de numerosas cárcavas de tamaño variable, principalmente en los primeros kilómetros del primer segmento. Algunas llegan a mostrar una profundidad de casi un metro y medio, y otras poseen aberturas que llegan a ocupar la mitad del ancho de coronamiento de los terraplenes, que varía entre los 8 y los 10 metros. La gran pregunta es si esas grietas son un síntoma de que algo grave sucede con la estructura, o un inconveniente apenas superficial.
Según el ingeniero Boutet, el suelo utilizado, al ser gredoso, permite que el agua de lluvia "forme entubamientos que tienen mucha profundidad, y que al repetirse en un número tan alto a lo largo de toda la defensa, constituyen un problema estructural. Si esto sucede ahora sólo por la acción de las lluvias, frente a una creciente importante se pueden dar situaciones críticas, por la gran presión que soportarán los terraplenes".
Desde la Secretaría de Obras Públicas, Néstor Dellamea da una interpretación diametralmente opuesta. "Es un problema meramente superficial, absolutamente normal en defensas de suelos cohesivos como éstas, pero el núcleo de la estructura está impermeabilizado y sin inconvenientes", dice. En cuanto al suelo utilizado, afirma que "hubo estudios de varios laboratorios y expertos internacionales que aprobaron las condiciones de los suelos". "Nunca dijeron quiénes fueron esos laboratorios", retruca Boutet.
"Trágicos, frustrados e impotentes"
No es la primera vez que se instala la polémica. El Centro de Estudios Nelson Mandela ya aludió al tema en 2002, poniendo en duda la consistencia de las defensas. Ese planteo parece haber disparado la hipertensión arterial del entonces secretario de Obras Públicas, Oscar Bonfanti, que al ver en la televisión imágenes de las cárcavas dejó de lado toda sutileza y disparó sobre los "trágicos, frustrados e impotentes que nunca hicieron ni construyeron nada que no sean conflictos, calumnias y denuncias infundadas".
En el boletín de prensa del gobierno, Bonfanti decía el 28 de junio de 2002: "La defensa reúne todos los requisitos y las especificaciones técnicas estipulados en los pliegos de licitación. Por otra parte las obras aún no están concluidas. Buena parte de los taludes que se muestran en algunos programas de televisión todavía no fueron terminados ni compactados ni revestidos con el suelo vegetal previsto en el proyecto". Sin embargo, ese revestimiento vegetal, por ejemplo, sigue ausente hoy. En los taludes crece un pasto silvestre que, según Boutet, no es el tipo de césped que debía colocarse para reducir la erosión sobre la obra.
Recorriendo el tramo Norte, se observan especies de "parches" de tierra colocados sobre las cárcavas más grandes. Se los distingue por su diferente coloración. Boutet considera que es un arreglo cosmético que pretende disimular un drama de fondo. "Si se diera una combinación de creciente del río y lluvias intensas, no habría de dónde sacar tierra", agrega. Dellamea dice que "es un mantenimiento que tiene que ver con la superficie, y no tiene que nada que ver con el núcleo, que es perfectamente sólido. Se hicieron estudios a posteriori de que la defensa estuvo terminada, y se controlaron con expertos internacionales. Los informes dieron todos satisfactorios".
La duda, justificada o no, debiera ser despejada por la justicia, pero la mujer de los ojos vendados, una vez más, faltará a la cita. La otra forma de dirimir las opiniones sería esperar al bautismo de fuego de las defensas, con una crecida como las de 1982 o 1998. Si es la única opción, siempre será mejor mantener vivo el misterio.
Textos: Sergio Schneider
Fotos: Marcelo Cáceres
Fuente: Dairio Norte.com.ar
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