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Título: El recurrente problema divide las opiniones. Mortandad de peces por la marea roja en Cabra Corral..
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Argentina - 10/01/2005
Miles de pejerreyes, mojarras, sábalos y hasta bagres yacen muertos casi todo el erímetro del dique. La marea roja llegó con las temperaturas elevadas y las escasas lluvias registradas en lo que va del verano.
Miles de pejerreyes, mojarras, sábalos y hasta bagres yacen muertos casi todo el erímetro del dique. La marea roja llegó con las temperaturas elevadas y las escasas lluvias registradas en lo que va del verano.
Un fuerte olor nauseabundo invade buena parte del perilago del dique Cabra Corral como producto de los miles de peces muertos a causa de una marea roja que apareció a mediados de la semana pasada.
Los puntos más afectados fueron esta vez los dos extremos del inmenso lago artificial: la zona de La Maroma, al norte, y la del Zapallar, en la parte sur.
En esta última, el agravante está dado porque es la zona de veda donde los peces desovan en esta época del año, lo que hace temer a propios y extraños que las algas hayan hecho estragos entre los alevinos.
Las mareas rojas deben su nombre a que las producen una algas casi microscópicas que por millones aparecen de improviso a flor de agua, provocando anaerobiosis, es decir, falta de oxígeno en las profundidades donde habita la fauna ictícola, que por esa razón aflora a la superficie y muere.
Luego, la marea deposita esos miles de peces muertos en las costas, poniendo en peligro la salubridad de un sin fin de puertos, bahías y otros puntos donde turistas, deportistas y pescadores suelen desarrollar actividades al aire libre.
El problema no es nuevo en el Cabra Corral ni privativo de este dique. Pero es en este punto donde las opiniones de los técnicos y observadores están divididas.
Algunas voces se alzan denostando la falta de conciencia ambiental de los miles de visitantes del dique, que arrojan toda suerte de desechos en el agua, sin ninguna clase de miramientos ni controles efectivos.
También en contra de los gobiernos comunales de los pueblos que cuentan con ríos y arroyos que vuelcan sus aguas en el dique, ya que en muchos casos los basurales municipales están a la vera de esos cursos de agua y las crecientes arrastran la basura hasta el lago.
Además, aducen que en todo el Valle de Lerma existen cultivos extensivos en los que se emplean agroquímicos, cuyos envases suelen también ser arrojados en los arroyos y acequias, provocando que el agua arrastre los restos de estos contaminantes hasta el dique.
A estos, se oponen estudios realizados por técnicos de la Universidad Nacional de Salta y la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia, que determinaron que la causa de las mareas rojas no es la contaminación sino simplemente las condiciones ambientales propicias que se dan para que aparezcan estas algas rojizas, que asesinan buena parte de los peces.
Otras voces alegan que la naturaleza es sabia y que cada vez que aparece una marea roja lo único que ocurre es que se produce un proceso que termina equilibrando el ecosistema del dique.
Lo cierto, es que desde hace varios días miles de peces yacen en las costas del dique, sin que las autoridades ambientales ni municipales puedan hacer absolutamente nada para impedirlo.
Lo que sí hay que reconocer, es que varios propietarios de parcelas del perilago emprendieron tareas particulares de limpieza y cremaron los miles de pescados que estaban contaminando sus playas privadas.
Antecedentes a partir del 2000
En marzo de 2000 se denunció la primera gran mortandad de peces en el dique Cabra Corral y en el resto de ese año se produjeron otros cinco casos. Luego, en casi todos los veranos posteriores el problema se repitió. La última vez, los peces aparecieron muertos hace justo un año, en la primera semana de 2004, esta vez en la parte sur del espejo de agua, jurisdicción del municipio de Guachipas.
En aquella ocasión desde la Secretaría de Medio Ambiente se sostuvo que no había sido consecuencia de la marea roja, pero no hubo estudios que determinaran otras causas. También en esa oportunidad se advirtió que junto a los pejerreyes muertos, aparecieron también gran cantidad de sábalos y bagres, especies consideradas mucho más fuertes que la primera.
Y salvo la descomposición natural de los ejemplares perdidos, producto de su exposición al sol, tampoco se pudo determinar si estaban envenenados con alguna sustancia específica.
Durante este fin de semana los peces muertos volvieron a inundar las costas, tanto de el extremo norte como en el sur del embalse.
Mateo Carral, propietario de un embarcadero en La Maroma, instó a las autoridades y al público en general a implementar sistemas efectivos de control de la contaminación "porque si esto continúa así, en pocos años más no vamos a poder pescar ni bañarnos ni hacer deportes en el dique".
Por su parte, los dueños de un catamarán que está en reparación, confiaron que hace varios días que los pocos pescadores que se aventuran a internarse en el lago a pesar de la veda, vuelven a la costa sin haber obtenido ni una sola pieza. "Esto también es muy raro", afirmaron.
Por último, vale consignar que nunca se dio aviso de que hayan aparecido pacúes muertos como causa de las famosas mareas rojas, a pesar de que de tanto en tanto, algún "mayuato" asegura haber logrado alguna pieza de esa especie y siempre de gran tamaño.
Fuente: El Tribuno.com.ar
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