Esta es la sexagésimo novena oportunidad que celebramos el día de las Américas. A lo largo de casi siete décadas en los países de nuestra región y en nuestra sede, hemos celebrado nuestra unidad que ha crecido y se ha fortalecido.
Creo importante señalar que la fecha del 14 de abril no fue elegida al azar, sino que celebra la creación de la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, que fue creada por la Primera Conferencia Internacional de las Américas reunida en Washington entre el 2 de octubre de 1889 y el 14 de abril de 1890. La fecha que hoy celebramos es el día de la conclusión de la Primera Conferencia Internacional Americana. En 1910 la Unión Internacional de Repúblicas Americanas se convertiría en la Unión Panamericana y ésta Unión Panamericana decidió en 1930 celebrar el 14 de abril como el Día Panamericano. Esta Unión Panamericana es, como sabemos, la antecesora inmediata de la Organización de los Estados Americanos.
Es importante recordar que en días como este, 14 de abril, han tenido lugar momentos que muestran el avance y consolidación de la unión de nuestros Estados. El Tratado de Fraternidad Centroamericana en 1934 fue suscrito un 14 de abril. La creación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue decidida el 14 de abril de 1959. El Protocolo para el Acuerdo que estableció el Banco Centroamericano de Integración Económica fue firmado en un día como hoy en 1969. El 14 de abril de 1933 el gobierno de Venezuela entregó el busto de Francisco de Miranda que hoy recibe el respeto de los que nos visitan en el Salón de los Héroes. Y un día como hoy, en 1996, fue elegido por el Gobierno de España para dedicar la estatua de la Reina Isabel que se sitúa frente a la entrada principal de nuestra sede. El día de las Américas ha sido de festejo de nuestra unidad, de nuestra cooperación y de la convivencia, en la paz y el progreso, de los países de nuestra región y con todos los países del mundo.
Esta vocación se ha traducido en grandes conceptos que se han originado en las Américas. La defensa de los derechos humanos y de la democracia, la solución pacífica de controversias, el libre comercio, la igualdad jurídica entre los Estados y el respeto al principio de no intervención fueron todos desarrollados en este hemisferio antes que en cualquier otro lugar del planeta. Fue aquí que sirvieron de ejemplo e inspiración para otros procesos de independencia y de unidad nacional y regional, que se experimentaron en otros países y otras regiones.
Es verdad, nunca debemos olvidar, que a veces estos principios no fueron respetados en algunos de nuestros propios países, pero ello no significa que no hayan dejado de alentar permanentemente la búsqueda de igualdad y justicia de las mujeres y hombres libres de nuestro hemisferio. Incluso en aquellos momentos en que algunos gobiernos conculcaban esos principios, ellos seguían siendo los valores por los cuales luchaban muchos hombres y mujeres de nuestro continente. No porque estos principios a veces no fueran respetados dejaron de estar presentes en las ideas y propuestas de los americanos.
Es esta vocación la que nos permite afirmar con orgullo que nuestra Organización, el más antiguo foro político multilateral del mundo, sigue vivo y fuerte. Y que nuestra unidad se ha ampliado hasta integrar en nuestra Organización a todos los Estados independientes de las Américas. Gracias a esta unidad podemos decir también con orgullo que a lo largo de su historia nuestra región ha demostrado ser la más pacífica y la más estable de todas las que existen en el mundo. Estos signos de fortaleza se siguen manifestando.
Ellos nos han permitido durante los últimos años avanzar en nuevos consensos que desarrollan y profundizan algunos que ya habíamos alcanzado en décadas anteriores. Nadie se atrevería hoy a objetar que todos los países de las Américas están de acuerdo en principios como la organización periódica de elecciones libres y limpias, la estabilidad de los gobiernos y el mejoramiento de las instituciones públicas; el control riguroso de la macroeconomía para hacer sustentable el gasto y la inversión pública dentro del régimen económico que cada país elija. Que creen en la necesidad de priorizar políticas que diminuyan la desigualdad y la pobreza; que están a favor de combatir la precariedad laboral y el empleo informal y por respetar los derechos de los trabajadores. Que están convencidos de la urgencia de llevar a la práctica políticas activas en las luchas contra la inseguridad pública y el narcotráfico; y que quieren promover la seguridad social, la educación, la salud y la preservación del medio ambiente en nuestro continente. De ese tamaño y de esa calidad es la unidad que hemos logrado alcanzar y que, como desde hace más de medio siglo, celebramos en este día.
Por ello, en el día de las Américas hago votos porque aún con nuestras diferencias, en un continente diverso geográfica, demográfica, económica y culturalmente y quizá gracias a esas diferencias, sigamos fortaleciendo nuestro diálogo, desarrollando nuestra unidad y nuestra cooperación y conviviendo en paz y en armonía en todas las Américas.
En las próximas semanas iniciaremos un conjunto de festividades para celebrar el Centenario de la instalación de esta sede de la Unión Panamericana. La primera secretaría permanente fue instalada aquí en el año 1910, en este mismo edificio inaugurado el 29 de abril de 1910. Pronto entregaremos a todos los Señores Embajadores y a las Misiones el programa de festividades que está programado. Esperamos que participemos en él con el mismo espíritu de unidad y de adhesión a valores comunes que inspiró a los fundadores de esta Organización, de la cual somos miembros propietarios y orgullosos.
Muchas Gracias