Discursos

LUIGI R. EINAUDI, SECRETARIO GENERAL INTERINO DE LA ORGANIZACION DE LOS ESTADOS AMERICANOS
A SER LEÍDO EN LA SESIÓN PROTOCOLAR DEL 29 DE ABRIL DE 2005 PARA RECIBIR AL PRESIDENTE DE PANAMA, MARTIN TORRIJOS ESPINO

29 de abril de 2005 - Washington, DC


Deseo extender la más cordial bienvenida de la Secretaria General al Excelentísimo señor Presidente de la República de Panamá, Martín Torrijos Espino, al señor Vicepresidente y Ministro de Relaciones Exteriores, Samuel Lewis, y al distinguido grupo de autoridades que los acompañan en el día de hoy.

El contar con su presencia en este Consejo Permanente, en la misma Sala de las Américas donde hace casi 28 años, se firmaron los tratados Torrijos-Carter nos ofrece un momento especial para recordar que la culminación de las negociaciones entre los gobiernos de Panamá y los Estados Unidos con la presencia de las mas altas autoridades de casi todos los países de la región como testigos de honor marcó una nueva era de solidaridad egalitaria en las Américas.

Estos tratados han sido y son un símbolo de respeto mutuo y unidad para todo el Hemisferio. En 1979 el entonces Secretario General de la Organización de los Estados Americanos dijo que: “los tratados simbolizaron la llegada de la era del sistema Interamericano, un momento en que las naciones del hemisferio expresaron su entera convicción de que la dedicación a los principios de paz que se había venido profesando por mucho tiempo es una realidad”.

No fue casual la selección de la Organización de los Estados Americanos como casa y sede para la firma de los tratados y depositario de los mismos. Las negociaciones habían representado una prueba contundente de lo que dos países pueden lograr cuando trabajan con respeto mutuo hacia objetivos comunes. Pero Panamá y Estados Unidos no actuaron solos. Fueron acompañados en etapas difíciles por todos nuestros gobiernos, y muy especialmente por los mandatarios de Colombia, Costa Rica, y Venezuela. Mediante el diálogo, la búsqueda de la concertación y un espíritu de equidad, la solidaridad de los países vecinos y del hemisferio entero venció muchas dificultades y desconfianzas. Y es esta solidaridad y confianza lo que se confirmó en esta sala al momento de la firma.
El Presidente Omar Torrijos dijo en aquel día histórico que “lo pactado es producto del entendimiento entre dos dirigentes que creen en la pacífica convivencia de su pueblos y que reclaman el valor y liderazgo de enfrentarse a sus pueblos sin más armas que la verdad y su profunda convicción de lo justo.”
En enero de esta ano de 2005, en esta misma sala, el Presidente Jimmy Carter, recordando la firma de los tratados, dijo “Estoy orgulloso de haber sido testigo de estas demostraciones de coraje, persistencia y creatividad de los pueblos de este hemisferio.”

Hemos aprendido a lo largo de la historia que a veces es necesario conceder para lograr continuar construyendo y consolidando logros en aras de la obtención de los objetivos de todos. Los valores interamericanos de diálogo para conseguir consensos, la labor de la OEA en apoyo a esos procesos participativos y transparentes cuando han tenido lugar a nivel multilateral o bilateral, han fortalecido nuestro hemisferio. Debemos todos sentirnos orgullosos de lo que hemos logrado y avanzado—y conscientes que aún nos quedan senderos por abrir con el concurso de todos.

Señor Presidente, la presencia de Panamá que Usted tan emotiva y simbólicamente evoca en nosotros, es dignamente representada en este Consejo Permanente por su representante, el embajador Aristides Royo, penalista y gran Americanista cuyos dotes como diplomático y negociador le han caracterizado a lo largo de su carrera—en particular en el proceso que culminó con la firma de los Tratados Torrijos-Carter.

Señor Presidente, las metas nacionales diseñadas por usted y su equipo de Gobierno en aras de construir un Panamá nuevo, responden a las más nobles aspiraciones de forjar una sociedad justa y hacer realidad el desarrollo y bienestar de los panameños y son merecedores de nuestro reconocimiento.

Finalmente, deseo concluir reiterándole la bienvenida al señor Presidente y a la distinguida delegación que lo acompaña.

Muchas gracias.