Hoy quiero saludar a todos y a todas por igual, porque nosotros somos los protagonistas y los beneficiarios de la existencia de este Sistema de Protección Interamericano de los Derechos Humanos. Cincuenta, cuarenta y treinta años marcan los tres grandes hitos del desarrollo del Sistema, ya hemos oído algunos recuerdos porque este es un tiempo de recuerdos, pero es también un tiempo de acción.
Como fue un tiempo de acción la creación y los comienzos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, una Comisión que como dijo el Secretario General se pensaba que sería para promocionar los derechos y que se transformó, por la enorme voluntad y compromiso de sus miembros, en un órgano defensor de los derechos humanos y se ganó lentamente un lugar en la Organización de los Estados Americanos que, finalmente, después de algunos años hizo Órgano al Sistema. Le rindo mis respetos a esa primera Comisión y a todas las que la siguieron, porque el trabajo que este órgano ha hecho ha sido de una enorme significación para este continente.
Creo que corresponde rendir también homenaje al enorme aporte que hicieron los Estados cuando crearon la Convención Americana. La adopción de la Convención Americana en términos de lo que significa históricamente fue un paso de incalculables proporciones en un continente que, como decía Luz Patricia Mejia -ella dijo “circular”, yo digo va y viene- es un continente en que el regreso y el retroceso están permanentemente presentes, y esto es lo que hace aún mas importante la existencia de un sistema como éste.
También quiero rendir homenaje a la sociedad civil. Sin la sociedad civil nada de esto hubiera existido, y el desarrollo de la Comisión Interamericana y posteriormente de la Corte han sido posibles gracias al trabajo constante y esforzado de personas que han difundido el conocimiento del derecho internacional de los derechos humanos, la existencia de un Sistema Interamericano de protección de los derechos humanos, y han permitido conocer a las víctimas sus derechos y que puedan recurrir a este Sistema.
La Corte misma tuvo también un comienzo difícil. Es una Corte que se hizo con el efecto de imitar a la Corte Europea, en un continente donde no podía haber nada mas lejano que la situación económica, política, social, de los países que con Europa. Europa y Latino America eran dos polos opuestos, y la Corte encontró un modo de manejarse y de examinar en este contexto, que era un contexto hecho para otro continente, con el fin de dar apoyo y de cumplir su propósito último que es de acceder a un Sistema que ya estaba andando con el fin de dar una mejor protección a los derechos humanos, algo que le faltaba: la parte jurisdiccional. La Corte hizo eso con mucha imaginación, con mucha fortaleza, con una interpretación adecuada de normas, que no son las normas del derecho internacional público sino que son normas del derecho internacional de los derechos humanos.
En este conflicto de adecuar procedimientos a comunicaciones individuales cuyo contexto era una situación de violaciones masivas y sistemáticas, la Corte también se encontró con otro problema que ha sido mencionado acá: la pobreza, la enorme desigualdad entre las clases, a pesar de que la palabra “clase” a lo mejor no es políticamente correcta hoy en día, decididamente hay una clase poderosa y otra que no lo es.
Esto lo hizo por una vía -que creo que es la correcta- de volver al origen de los derechos humanos y dar la interpretación correcta a la indivisibilidad y a la interdependencia de todos los derechos; entonces encontró los aspectos económicos, sociales y culturales de los derechos civiles y políticos y los incluyó ahí. Hay varias sentencias de la Corte que dan cuenta de esto y de todo lo que se ha significado en términos del posible progreso de los derechos económicos sociales y culturales dentro de nuestro Sistema Interamericano.
La Corte, además, con un presupuesto extremadamente bajo, ha sido capaz, a través de un enorme esfuerzo, de disminuir ostensiblemente la duración de los casos porque todos tenemos conciencia que un caso de derechos humanos debería ser tratado, examinado y terminado lo más pronto posible. La Corte ha bajado de 42 meses a 17 y/o 18 meses la duración de sus casos, prácticamente con el mismo presupuesto que teníamos antes.
La Corte está empezando a hacer posible el acceso a la justicia, además de participar activamente en la creación del fondo de victimas, que espero hoy día sea una realidad. Ha hecho un convenio con la Asociación Interamericana de Defensores Públicos que empezarán a tomar casos que lleguen a la Corte sin abogados; algo realmente increíble dentro de lo que se veía posible hace dos o tres años. Tenemos además convenios con organizaciones pro-bono para lo mismo, es decir nos hemos preocupado muy activamente de las víctimas porque tenemos conciencia que sin defensa legal el sistema no les sirve.
Sin perjuicio de eso, se necesitan todavía muchos avances. Por eso es que digo que hoy es un tiempo de acción. Primero, todos hablan de la importancia del sistema, pero sin el presupuesto adecuado no se puede avanzar; no es casual que en esta celebración, que entre otras cosas celebra los 30 años de la Corte, sólo estemos dos jueces porque los demás no pudieron venir, eso muestra poco la situación en que estamos.
Segundo, creo que es muy necesario que se integre el derecho internacional de los derechos humanos en el ámbito nacional, en el ordenamiento jurídico, en las prácticas jurídicas, en las prácticas políticas, en las prácticas administrativas.
Creo que un avance es conseguir la percepción clara y firme de los gobernantes de que sin derechos humanos no hay democracia, y que en este mundo de hoy si no hay democracia no vamos a avanzar económicamente. El fundamento económico y la razón económica es una razón poderosa para movilizar a la gente y realmente los estudios indican que la violación de los derechos humanos causa perjuicios a los países que son a veces, irreparables.
Pienso que es necesario avanzar en la discusión de los derechos humanos de los individuos, de modo que tengamos la certeza que ellos saben que tienen estos derechos y saben donde tienen que acudir; esa es una tarea de los gobernantes, de los órganos legislativos, judiciales, etc., es decir de los órganos del Estado que normalmente no lo están haciendo y ha quedado entregado en buena medida a la sociedad civil. Sé que la Organización de los Estados Americanos hace su parte, la Corte y la Comisión hacen su parte, pero esta es una tarea nacional que todos los Estados deberían emprender.
Finalmente, quisiera recordar que este Sistema se creó para la protección de los individuos y que no debemos olvidar jamás que los individuos son también el Estado. Parodiando a un famoso rey diría “los Estados somos nosotros”, somos todos nosotros y los que están hoy gobernando pueden no estarlo mañana y estar otros ahí; por lo tanto, es vital para todos nosotros que se cree una cultura de derechos humanos que permita que los derechos humanos no sen tocados sin importar quien esté en el poder.
Muchas gracias